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Virtudes Cardinales Prudencia (1ra. Parte)

Sócrates decía: Aunque la Prudencia no resuma en si todas las virtudes, sin ella no existe Virtud completa; y Cicerón compartía: Hay pocas virtudes sin Prudencia. La sola cita de las anteriores es una muestra de la importancia de esta Virtud para la Humanidad. Es que estamos hablando del discernimiento, de la capacidad de distinguir, de señalar la diferencia entre lo bueno y lo malo.

Este preámbulo expresa la magnitud del concepto y su vigencia en el tiempo. La presencia de la Prudencia es muy anterior a la época griega. Se remonta al inicio del desarrollo humano y de la formación del ser social con conciencia moral y espiritual.
Es revelador reconocer como las virtudes están relacionadas entre sí, desde esos pretéritos tiempos. En conjunto constituyen un modo de vida en constante superación, una forma de ser y actuar en desarrollo
continuo. El término Prudencia se emplea como equivalente a sensatez, mesura, TEMPLANZA cautela, MODERACION. Los dos términos antes
RESALTADOS, fueron mencionados cuando se trató la TEMPLANZA y al igual que en ese caso, el concepto que contiene la Prudencia es moderación.
La Prudencia aconseja al individuo a desenvolverse de modo justo y adecuado. El termino desenvolverse es amplio y se refiere al pensar, actuar, expresar, vivir. En cualquiera de estas actividades, el hombre debe practicar la moderación, es decir alejarse del exceso y en esta situación el concepto de equilibrio, da sentido a la moderación. El modo justo y adecuado, significa que actúa según justicia y razón en el primer caso; y adecuado en el sentido que es apropiado para alguien o algo.

Con las contextualizaciones anteriores, el concepto de Prudencia está en un marco de referencia claro. Es una actividad humana, desarrollada con equilibrio; practicada con plena rectitud o derecho, sensatez, mesura y cautela; y con un entendimiento, completamente discurrido por la mente. Este es el contenido de análisis del capítulo que abordamos.
Ciertamente tiene complejidad el tratamiento, como todo lo relacionado con el comportamiento humano. Asimismo, la comprensión del término, ha estado en constante proceso de cambio, paralelo al del ser humano en el tiempo y el espacio.
Pensaremos, por el sentido de la historia, que este proceso de cambio es evolutivo, aunque en determinados momentos de la vida, pareciera que se trata más bien de la involución, o detención y retroceso del proceso histórico del ser humano.

En Masonería, el concepto de Prudencia es inherente a la formación permanente del Mason en el transcurso de su vida y de su actividad dentro y al exterior de la Orden.

La Prudencia es parte de su carácter y forma de vida. La observa en toda actividad que desempeñe. Al menos ese es el propósito.
Sin embargo hay que mencionar que pese al más profundo deseo de practicarla, el error humano está siempre presente en la vida. El hombre no es perfecto y por lo tanto la posibilidad del yerro es una
realidad. Sin embargo, el reconocimiento y la contrición por el error cometido, es la reivindicación del hombre, su evolución moral y la continuación en la línea de mejoramiento.

El Mason debe adoptar y sobretodo practicar la Prudencia en todas las actividades de su vida. En los distintos grados, la palabra, las ideas, la práctica y ejemplo de mejores actitudes, son oportunidades en las cuales la Prudencia tiene que estar presente y vigente.

La Expresión. En este apartado, trataremos la Prudencia
en la expresión verbal, pero también a los antónimos u opuestos de esta Virtud. La cita
de ellos da más claridad al concepto de la virtud.
Expresarse con un lenguaje claro y adecuado, forma parte de la Prudencia. Esto
implica básicamente cautela en:

  • El uso de términos apropiados para referir algo;
  • El control debido de adjetivos calificativos, sobre todo cuando se refiere a
    hechos negativos o de personas;
  • La comunicación moderada, cierta, sin exaltar ánimos ni pasiones;
  • No perder la calma por hechos trascendentes o malas noticias.
  • Respeto por los sentimientos y la vida del prójimo.La verdad es un importante
    objetivo en la vida del hombre.

Sea satisfactoria o amarga, la verdad, es el juicio que no se puede negar
racionalmente; esa propiedad de las cosas de mantenerse igual sin mutación alguna; o la cualidad de veraz. Es recomendable tener en mente que muchas veces se necesita valor para escuchar la verdad, pero más valor para decirla.

Esta reflexión generalmente es bien comprendida y mejor razonada en las
personas con mayor experiencia. La extensión de vida como siempre, brinda más y mejores oportunidades para experimentar situaciones y comprenderlas debidamente. En todo caso, así sea diciendo la verdad o una opinión, la expresión verbal debe ser clara, cautelosa, sumamente cuidadosa. Usualmente, se utiliza el término discreción para referirse a la sensatez para formar y emitir juicios y tacto en el hablar como en el actuar. Esta aseveración, ratifica lo dicho anteriormente con respecto a la Prudencia.
Con frecuencia, la Prudencia en la expresión tiene desviaciones que la orientan al mal. Se ha recurrido a la torpeza en el lenguaje; la rudeza en el tono; lo indecoroso, tosco y hasta infame en la intención, con el justificativo de decir la verdad en la oportunidad o ante la persona indicada.

La sinceridad personal que significa sencillez, veracidad en el modo de expresarse o de comportarse libre de fingimiento, pero respetuoso, no justifica la actitud verbal negativa, el agravio, ofensa o al menos la incomodidad del interlocutor, acompañantes o público involucrado cuando se expresa un reproche, reflexión, declaración, etc.
La norma general es el respeto por las personas e ideas ajenas. Esto es Tolerancia. Escuchar no para responder, sino para encontrar y entender la razón ajena o contraria. Esto es amplitud de criterio. Después, disposición para adoptar la mejor razón y llevarla a la práctica. Esto es actitud positiva. En resumen Prudencia es distinguir las cosas que se pueden desear, de las que se deben evitar.

En la actualidad nacional e inclusive mundial lamentablemente se evidencia el lenguaje agresivo, amenazante e hiriente cuando autoridades y «lideres» se refieren a individuos,
colectivos y grupos humanos, entidades y comunidad en general. En personajes que se desempeñan en esos niveles, es imperdonable esta actitud verbal por cuanto la posición que ocupan temporalmente, no les faculta practicar la agresión; ni el engaño y falsas promesas para ganarse el favor de terceros. Al contrario, se le exige conducta ponderada, un nivel cultural adecuado, responsabilidad personal y un mínimo de formación ética y moral en la función que desempeñan. En estos casos, el escollo
más temible a la Prudencia son la soberbia y la vanidad.
Hay actitudes verbales contrarias a la Prudencia cuyo análisis demostrara con mayor contundencia la validez social y moral de esta Virtud. Veamos algunas de ellas.
Chisme. Es una noticia verdadera o falsa; o comentario con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras; o murmuraciones de algunas personas con el objetivo de denigrar, subestimar, agraviar, ultrajar. Injuriar a otra(s) generalmente ausentes.
Insidia. Palabras o acción que envuelven mala intención dirigida a personas naturales o jurídicas, hechos y actividades. Infamia. Descrédito, deshonra, maldad o vileza en cualquier línea. Engaño. Falta de verdad en lo que se dice, hace, cree, piensa o discurre.

El Constructor

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