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APOTEOSIS DEL TRABAJO

Apoteosis es un término que deriva del latín apotheōsis y que encuentra su origen más remoto en un vocablo griego que puede traducirse como “deificación”. El concepto puede referirse a la concesión de la dignidad de los dioses a los héroes.

La apoteosis consistía, en el mundo antiguo, en una ceremonia que investía a algún mortal (como un emperador u otro monarca) con características divinas. Esto suponía que aquellos hombres virtuosos, tras su muerte, ascendían a una categoría propia de los dioses.

Como trabajo denominamos al conjunto de actividades que son realizadas con el objetivo de alcanzar una meta, solucionar un problema o producir bienes y servicios para atender las necesidades humanas.

La palabra trabajo proviene del latín tripaliāre, y esta a su vez de tripalĭum, que era una especie de yugo para azotar a los esclavos en el Imperio Romano.

Con el paso del tiempo, el uso de la palabra se amplió para referirse a una actividad que causara dolor físico y se asoció al trabajo en el campo, pero su uso se extendió a otras actividades humanas.

Gracias al trabajo el ser humano comienza a conquistar su propio espacio, así como el respeto y la consideración de los demás, lo cual además contribuye a su autoestima,

satisfacción personal y realización profesional, sin contar con el aporte que hace a la sociedad.

El culto al trabajo es una obligación muy natural y, a la vez, una necesidad primordial. Por ello, hasta las sagradas escrituras sabiamente así lo han preceptuado. Nuestra propia Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia en su artículo 46 establece que toda persona tiene derecho al trabajo digno, sin discriminación, y con remuneración o salario justo, equitativo y satisfactorio, que le asegure para sí y su familia una existencia digna.

Me he permitido extraer de nuestra Liturgia algunas partes que las he considerado importantes para este trazado y son las siguientes:

  • La compasión por las amplias clases trabajadoras, el respeto por el trabajo mismo, y el propósito de llevar a cabo algún trabajo meritorio en nuestro día a día y a lo largo de nuestra vida, son las lecciones de este Grado; lecciones que resultan de la mayor pureza masónica.
  • La Masonería ha hecho de un cantero y de sus compañeros los héroes de su leyenda principal, presentando al obrero como igual a los Reyes. La idea resulta tan sencilla y verdadera como sublime.
  • La Masonería es trabajo de principio a fin. Venera al Gran Arquitecto del Universo, y conmemora la construcción de un Templo.
  • Sus símbolos principales son herramientas de canteros y artesanos. Preserva el nombre del primer trabajador del metal y el acero como una de sus Palabras de Paso.
  • Cuando los hermanos se encuentran, abren trabajos. El Maestro es el capataz que hace trabajar a la logia, dándole instrucciones adecuadas.
  • Son las manos de hombres valientes, caídos en el olvido, las que han hecho de este mundo vasto, populoso, y cultivado, un mundo para nosotros.
  • Todo es trabajo; trabajo olvidado, por añadidura. Los verdaderos conquistadores, creadores y propietarios eternos de toda tierra civilizada y grande son las almas

heroicas que se hallaron en ella, cada una en su grado: todos los hombres que alguna vez talaron un árbol o drenaron una marisma, o ingeniaron algo que posteriormente fue puesto en práctica por sus semejantes, o dijeron e hicieron algo valiente en aquel lugar. Únicamente el trabajo genuino, realizado de forma honesta, resulta eterno, tan eterno como el Todopoderoso Creador y Constructor de Mundo.

  • Todo trabajo es noble. La vida ociosa no resulta apropiada ni para el hombre ni para los dioses.
  • El trabajo es el emblema de Dios más verdadero, el símbolo del Arquitecto y Hacedor Supremo, cuya Labor más noble es ser Rey de esta Tierra y ocupar el Trono Celestial.
  • Los hombres que no trabajan son como los árboles plantados en los precipicios, en los que la tierra se desprende de las raíces.
  • Nunca ignores ni olvides esta alta llamada, pues en un hombre que trabaja de forma verdadera y honesta siempre hay esperanza.
  • Incluso en el trabajo más despreciado, el alma del hombre adquiere una armonía real desde el momento mismo en que se pone manos a la obra.
  • Solo por medio del trabajo el hombre aprende de forma continuada las virtudes.
  • Encierra una gran verdad el dicho de los antiguos monjes “laborare est orare”. “El que reza mejor es aquel que ama todas las cosas, tanto las grandes como las pequeñas”;
  • Que el exhausto deje de pensar que la labor es una condena dictada por la Deidad, pues sin él no habría verdadera excelencia en la naturaleza humana. Sin él, sin la pena y el dolor, ¿dónde se encontrarían las virtudes humanas? ¿Dónde se hallarían la Paciencia, la Perseverancia, la Mansedumbre, el Vigor, la Resistencia, la Fortaleza, el Valor, la Generosidad y el Sacrificio, las más nobles excelencias del Alma?
  • La Masonería se yergue sobre la nobleza del trabajo, que es el gran medio dispuesto por el Cielo para la mejora del hombre.
  • La Masonería enseña que todo holgazán debería apresurarse a tomar algún tipo de trabajo, manual o intelectual, como escenario de mejora escogido y ansiado; pero no se siente movido a hacerlo como consecuencia de las enseñanzas de una civilización imperfecta. Por el contrario, se sienta, encoge sus manos, y se bendice y glorifica a sí mismo en la pereza.
  • La Masonería intenta ennoblecer la vida corriente. Su tarea es adentrarse en los oscuros y recónditos registros de la conducta y los sentimientos diarios; y retratar, no la virtud ordinaria de una vida extraordinaria, sino la más extraordinaria virtud de la vida ordinaria.
  • La Masonería es la apoteosis del trabajo.

El Masón debe considerar el trabajo de una manera completamente diferente de cómo lo considera el hombre vulgar: para éste el trabajo es una necesidad y casi una esclavitud, un yugo que pesa sobre él por la fuerza de las circunstancias, al que debe sujetarse para vivir. Mientras el hombre ordinario trabaja para vivir esclavo de sus necesidades y de sus deseos, el Masón debe vivir para trabajar, es decir, para hacer una obra o una labor, expresando el Ideal que hace de él un artista diferenciándole del artífice.

El espíritu con el cual el hombre ordinario considera el trabajo se halla, pues, expresado en la maldición bíblica: «Del sudor de tu frente comerás el pan». Esta maldición, personificada simbólicamente en la Biblia, cuando sea interpretada con la escuadra de la Razón y el compás de la Comprensión representa simplemente la voz o expresión impersonal de la ley bajo cuyo efecto o causalidad se coloca el hombre por sí mismo, eligiendo trabajar como esclavo de la Ilusión exterior para satisfacer sus instintos, necesidades, deseos y pasiones, a raíz de su desobediencia a la voz de la Realidad, la única que puede indicarle la senda de la Libertad.

Lejos de ser una maldición, el trabajo es para el Masón el primero y fundamental objeto de la existencia terrena, Fuente de todos los Bienes y de todas las Bendiciones.

El masón desde su iniciación está dedicado al trabajo, debe dedicar ocho horas al día para lograr su cometido en la construcción de su propio templo y para poder influir de manera positiva en su propio entorno.

El masón dignifica al trabajo, debe ser crítico ante lo que le rodea y ante sí mismo y establecer qué es lo que desea hacer, en qué trabajar y cómo trabajar, tiene un deber que cumplir y una patria que construir.

Juan Carlos Avila S., 24

Camp :. de Cochabamba, 07 de enero de 2021 e:. v:.

BIBLIOGRAFIA

Supremo Consejo del Grado XXXIII para Bolivia (2016). Liturgia del Grado XXII° del R.·.E.·.A.·.A.·.. Bolivia: Edición Reservada.

Rito Escoces Antiguo y Aceptado, Grado 22º R.·.E.·.A.·.A.·., Caballero del Hacha Real o Príncipe del Líbano

PAGINAS WEB

http://supremoconsejo.blogspot.com/2014/07/simbolismo-y-filosofia-de-la-logia-de.html

https://www.masoneriadelmundo.com/2018/08/la-razon-en-la-masoneria.html

https://es.scribd.com/Significado Masónico del Trabajo

https://issuu.com/fraterorpheus/docs/22_grado_caballerodelhacharealoprincipedellibano.ppt

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