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Paciencia

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Paciencia 

La paciencia es la ciencia de la paz. 

La paciencia es una cualidad absolutamente deseable para vivir en armonía. Ser paciente en ningún caso es ser lento o torpe, por el contrario, se trata de dedicarle nuestra atención a lo que estamos haciendo, para que los resultados sean buenos. 

La paciencia es esa capacidad de los humanos de mantenerse en un estado de calma aún frente a situaciones tensas y complejas. También podemos relacionarla con tolerancia, estabilidad, equilibrio, pero por sobre todo, es no dejarse llevar por los impulsos y los deseos más inmediatos. 

Si bien es una cualidad deseable, que deberíamos cultivar todos, hay personas que de manera natural mantienen esa actitud frente a la vida. Con ello se evitan muchos resultados no deseados como la ira y el estrés, que al final del día nos hacen tener una sensación de pesadez en contra de nosotros mismos, por no haber controlado y actuado con mayor mesura ante una situación dada. 

Si pudiéramos observar la enorme cantidad de energía que perdemos cuando actuamos por impulsos y fuera de control, nos asombraríamos de nosotros mismos. Lo cierto es que la virtud de la paciencia no se valora en nuestra sociedad moderna, donde todo lo que signifique velocidad e inmediatez parece ser la máxima más buscada en todo orden de cosas. 

¿Y cómo vamos a lograr esto? Simplemente observándonos. Reconocer qué es lo que nos perturba, qué nos altera, qué o quiénes nos hacen perder la calma interior, y ejercitar diariamente hasta lograr el pleno control de nosotros mismos. No hay receta mágica en esto, debemos aplicarnos y ver a los demás como una prolongación nuestra, ponernos en su lugar. En principio nos va a costar, pero los beneficios serán incalculables. La paz interior es la mejor recompensa si desarrollamos la virtud de la paciencia. 

La paciencia es también terreno fértil para desarrollar la sabiduría. Si observamos a nuestro alrededor, son las personas mayores y aquellos que practican alguna técnica oriental (meditación, por ejemplo) quienes nos parecen ser los más pacientes, cuando en verdad debiéramos desarrollarla todos. 

Estas personas son más sensatas al tomar sus decisiones porque han ponderado cada cosa con atención y sus posibles resultados, ya que quien va de prisa todo el tiempo, lo más probable es que cometa más errores, con sus respectivas consecuencias. 

Según el filósofo y científico, Aristóteles, la paciencia es aquella que permite al individuo sobreponer a las emociones fuertes generada por las desgracias o aflicciones. En virtud de ello, se puede decir que la paciencia está ligada con la personalidad madura, educada y humana de un ser humano ya que faculta al ser humano a ser atento, saber escuchar, hablar y ser cuidadoso en cada una de las acciones y decisiones a tomar. 

Sin embargo, no es fácil desarrollar la paciencia en todas las ocasiones y, más en la actualidad que el individuo se encuentra hostigado de deberes y quehaceres más el estrés diario producto del tráfico, el caos económico, político y social, entre otras causas. 

Por ello, es de suma importancia que el ser humano desarrolle la paciencia como la capacidad que posee el individuo para enfrentar las adversidades con tenacidad y sin lamentaciones. 

De igual manera, la paciencia también se refiere a la entrega y sosiego en las cosas que se desean mucho. Representa la capacidad de aprender a esperar por alguien o por algo, por ejemplo: «Ella tuvo mucha paciencia en su trabajo hasta que logro su ascenso». 

Paciencia, por otra parte, indica la lentitud y tardanza en la ejecución de algo, de una meta. En consecuencia, el acto de ser paciente significa ser perseverante en relación a algo que no tiene una data para concretizarse. 

En relación a esta situación existen múltiples ejemplos, como para lograr tener un lindo jardín se debe de hacer cada paso con paciencia. 

La paciencia es un valor positivo del ser humano que debe estar presente en todos los contextos del hombre, a fin de afrontar de mejor manera los problemas que puedan suscitar para reflexionar y tomar la mejor postura. 

Asimismo, junto a la paciencia se desarrollan otras virtudes como la tolerancia, el respeto, la perseverancia, la calma, la serenidad, entre otros que permite al individuo tomar el control y poder superar todos los obstáculos que se presentan día a día. 

Por otro lado, la palabra paciente es un adjetivo que indica una persona con paciencia o, realiza las cosas con paciencia. 

La persona paciente está ligada con la paz, la calma, la tolerancia y la perseverancia, se caracteriza por saber esperar y tomar las cosas con serenidad, enfrentar los problemas o la vida de manera tranquila, optimista y siempre buscando la armonía y la mejor solución. 

No obstante, no se debe de confundir una persona paciente con un individuo indiferente o pasivo, ya que estas últimas características conducen al individuo aceptar las cosas y, no luchar por los objetivos planteados. 

Con la palabra paciencia existen dos expresiones coloquiales; “perder la paciencia” es utilizado cuando la tolerancia y la perseverancia se agotan en el individuo o cuando este ya no soporta seguir esperando por algo o por una situación. 

También existe la expresión, “la paciencia tiene un límite” que quiere decir que el individuo, por más paciente que sea, tiene un límite de espera o tolerancia. 

Al enfrentar con paciencia cualquier situación, vamos a tener una sensación de paz, bienestar y equilibrio increíble porque estamos actuando en comunión con los otros y con nosotros mismos. 

Paciencia describe la capacidad de un individuo para soportar, tolerar y resistir determinadas situaciones sin caer presa del nerviosismo o perder la calma. Una persona paciente es aquella que no se altera y puede seguir trabajando para llegar a un objetivo aún frente a las adversidades y pese a que haya que esperar un tiempo largo. 

Cuando una situación o una persona acaban con la paciencia de alguien, es porque el sujeto ha llegado a un nivel de hartazgo que ocasiona mal humor y la imposibilidad de soportar la realidad que le toca vivir. Hay diferentes consecuencias ante el acto de perder la paciencia, desde actitudes violentas hasta el alejamiento o simplemente rendirse y dejar de intentar aquello que se trata de conseguir. 

También se habla de paciencia como la cualidad de aprender a esperar a alguien o algo sin molestarse durante la espera. “Tuve mucha paciencia y esperé a que me ascendieran”. Paciencia puede remitir a la capacidad de llevar adelante distintas tareas y objetivos sin que la ansiedad arruine el resultado.

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