«Inició esta jornada con los sentidos entumecidos por la pereza del pasado, dio los primeros pasos vacilante tratando de concentrar los esfuerzos en la introspección, empezó a encontrarse y meditó atrayendo y aglutinando la energía en sí dispersa y poco a poco fue creyendo que contaba con lo suficiente para enfrentarse a lo que inevitablemente le iba ha suceder.
Llegó al umbral y debió enfrentarse a los guardianes, que distrajeron su atención y por un momento se creyó débil, pero fue adelante porque atrás no quería volver.
Mudó su apariencia externa, como para demostrar que había cambiado la realidad interna, para jugar un rol, al que debe ceñirse estrictamente, no solo por obediencia sino por confianza de tener la fortaleza necesaria para lograr la meta, el fin, la existencia, pero debe actuar con la prudencia adecuada.
Las pruebas se comienzan a suceder, cada una de diferente magnitud e importancia, a momentos tuvo la sensación de que éstas fueron más producto de su estado de penumbra mental y cognocitiva, y reaccionó de acuerdo a lo que el mundo tangible le había enseñado hasta ese instante. Midió las barreras, proporcionales a su miedo, encontró equilibrio con la ecuanimidad y justicia con que valoró los hechos y las circunstancias, respondiendo después a ellas con templanza. Siguió siendo guiado, ésta primera etapa no podría ser sorteada sin un tutor, puede en nuestra mente existir el conocimiento o las herramientas necesarias para elevar la construcción, pero no existe la destreza para su uso, son las piezas completas de un rompecabezas o maquinaria cuyo original aún no conocemos.
De pronto en el camino se encontró con la muerte, pero aún solo como espectador y dependiendo del polo en que encuentre es el ángel de la muerte o el buitre de la agonía. Las sensaciones se suceden y de pronto se da cuenta de cuan absurdo fue el orgullo detrás del cual se escudaba, para no dejar ver su debilidad y desnudez, por primera vez se dio cuenta del absoluto estado de vulnerabilidad en que encontraba. Recordó reacciones de soberbia y altanería cuando sentía su orgullo y honor heridos cuando no se cedían fácilmente a sus caprichos.
Realmente nos damos mas importancia que cualquier persona, animal, objeto o ente conocidos sin darnos cuenta que somos parte de un mecanismo sin el cual tampoco seríamos nada, un conjunto de piezas que deben ser armónicamente funcionantes, ya que de otro modo en anarquía e indisciplina nada puede crecer y menos florecer. Lo que vivía en ese cuerpo lo dejó, y es algo que y no puede percibir con sus sentidos físicos, por que los cuatro elementos de los cuales somos formados nada son sin el ente inmortal que en él habitaba, la muerte y la tierra obtienen su pago, al igual que él, que debe continuar, después de haber perdido algo de la importancia personal que lo ata a lo mundano y lo aleja de ser nube.
A cada paso que daba algo le era otorgado, consejo, instrumento u objeto de meditación. Su mente bullía de intentos de captar todo que tan vertiginosamente se sucedía. Y así de pronto el guía debe apartarse llegando su momento para andar solo y por sí mismo, hacer votos a su creador por una vida de respeto celoso tanto a lo ajeno como a lo propio. Porque este es el principio inicial sin el cuál no podríamos encontrar balance, todo nace del autorrespeto, que lleva a no hacer a los demás lo que quisiéramos que nos fuese hecho, por ello lo escuchado, dicho y hecho será guardado en la absoluta privacía personal y colectiva. Los sucesos son como agua de un manantial de sabiduría que es contenida en los participantes y una indiscreción vaciaría el precioso líquido no solo del indiscreto como el de los demás.
Y así irá poco a poco saliendo de la penumbra con el ejercicio de lo aprendido. Muchos somos los que no podemos llegar a la claridad, por llevar un lastre mayor, o tener menor capacidad para hacerse consciente de éste y redistribuirlo para sacarle provecho en vez de retraso. Por eso lo guía ahora la práctica de la virtud para llegar al faro de la verdad. No lo guiará la ambición de la recompensa sino que actuará por el voto de servicio que también profirió, porque trabajará con tesón para el provecho colectivo y los demás como fue prometido le será dado por añadidura.
Retorna a su apariencia habitual, con la esperanza de que definitivamente en su interior permanezca eternamente grabada la experiencia y camino escogidos. Caminando se llega a la meta y no esperando que la distancia se haga más corta o perdiendo el tiempo buscando un atajo. La fe en él puesta y la mano que le fue extendida serán retribuidas con creces a los que posteriormente vea en el principio del camino y a los que se encuentre en su marcha.
Con todas las armas puede emprender una nueva jornada, pero antes tiene un momento para meditar y poder asimilar un poco mas sin hacerse aún consciente de lo que ha nacido en su interior y tiende a crecer sobre los pilares que está comenzando a construir. Hace una visión introspectiva dándose cuenta de la energía adquirida, y que ésta nunca debe ser desperdiciada. Concluye la jornada con un círculo energético.
Se retira a descansar como el guerrero con el sentimiento del deber cumplido y sabiendo que dio todo de sí para haber tratado de culminar con lo que se ha propuesto.
Ésta fue una etapa en el camino, pero es necesario que la etapa se haga camino, ya que no sirve un acto aislado, sino una vida consecuente.
Este personaje ficticio muy bien puede ser el ideal que tenemos y con el cual desearíamos identificarnos como protagonistas, pero fallamos en la intención y en el propósito, el lastre mencionado es todo ese cúmulo de ideas y preconceptos que todos los círculos de aprendizaje burilaron en nuestras mentes y personalidades desde que nacimos, nada es producto de la casualidad, todo proviene de una causa, y por ellos somos consecuencia de lo que vivimos, pero no es excusa para elevar frases como «errar es humano», «un error cualquiera», tratando con ello de disculparnos de un tropiezo o una caída. Es verdad que en la mayoría de los casos debemos penetrar en las profundidades de nuestros defectos y acciones para desmenuzar su causa y de esta manera nunca mas caer en el mismo pozo, por haber con anterioridad simplemente negado su existencia o tratar de ignorarlo, pero ello no significa en ninguna circunstancia haber abandonado el camino, a veces uno debe llegar a lo mas profundo del abismo para poder salir de él.
No es una situación particular en la que se encuentra nuestro personaje, puede ser una reunión especial u ordinaria, eso realmente ya no es importante, el hecho es el de actuar y aplicar todo lo aprendido en cada momento de nuestras vidas ya que esto es posible en el diario vivir, este relato bien puede haber sido un día cualquiera en nuestras vidas, levantarse ir al trabajo, ganar el salario correspondiente y volver para prepararse para una nueva jornada. Aplicar esta situación a nuestro diario vivir ayudaría grandemente a esta sociedad en la que nos desenvolvemos.
No se trata de ser un sabio, metafísico, filosófico u otra clase de genio, basta con ser la pieza del mecanismo, que cumple una función en el lugar en que se encuentra, desempeñando una labor importante en la cadena, por más mínima que ésta sea, poniendo el mismo esfuerzo que si se tratará de una gran empresa.
(escrita por el R.H. Mario Javier Eguia Olmos – 1992)