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REFLEXIONES MASÓNICAS

Javier Calderón Eduardo

Queridos hermanos uno de los aspectos que he considerado importante tratar en éstos últimos años fue referirme a algunos temas masónicos que le hacen a la institución y a los hermanos que la componemos.

Es así que temas como la disciplina, el respeto, la responsabilidad, los trabajos masónicos, la fraternidad, el ágape fraternal entre otros ha sido parte de lo que he denominado “Reflexiones masónicas”

Hoy quiero tratar otros temas que los considero muy importantes especialmente en éste periodo en que estamos atravesando una coyuntura muy especial.

La filantropía y la caridad.

Todos conocemos por nuestra constitución que la francmasonería es una institución esencialmente filantrópica, filosófica y progresiva.

Si bien se ven como aspectos similares a la filantropía el altruismo y la caridad, en masonería existen algunas diferencias entre lo que entendemos por filantropía y caridad.

En la filantropía tendemos a procurar el bien de las personas de manera desinteresada sin requerir respuesta o algo a cambio y procedemos con el sentimiento puro y total amor a la humanidad.

La caridad como bien sabemos queridos hermanos es una de las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad). Pero lo importante es entender la caridad para los masones.

La caridad es el amor desinteresado al prójimo, que surge del deseo de darse a los demás sin pretender nada a cambio, es el sentimiento que nos impulsa a interesarnos por los demás y a querer ayudarles especialmente a los más necesitados.

La caridad es una actitud personal que implica comprender a los demás especialmente en relación al sufrimiento ajeno.

La filantropía es una cualidad que abarca muchas virtudes, todas sustentadas en el amor a la humanidad.

La masonería practica la filantropía no como una sociedad benéfica, sino como una actividad de conciencia. La filantropía es una acción más institucional que se materializa a través de acciones tendientes a favorecer el bienestar y el bien común.

La caridad es más una acción personal que no debe ser interpretada como en el mundo profano como una dádiva producto de nuestra pena o misericordia.

En resumen en masonería la caridad y la filantropía van de la mano y tienden a significar lo mismo.

La solidaridad

Conocemos que la solidaridad es el apoyo incondicional a causas o intereses ajenos especialmente en situaciones difíciles; actos que están caracterizados por compartir y prestar ayuda material o sentimental a los demás sin esperar nada a cambio.

Sabemos que en nuestra institución prima el compañerismo y la hermandad que están expresadas en la fraternidad, lo que nos crea vínculos de amistad, familiares y sociales, basados en la ayuda, apoyo, respeto y tolerancia.

En la fraternidad hay unión y solidaridad que tiene que ver con una buena relación entre todos con respeto e igualdad; por lo que somos hermanos por nuestro ideal común de fraternidad y solidaridad con la humanidad.

Ser solidario es ser desinteresados moviéndonos por la convicción de justicia e igualdad, al estar inseparable de la justicia acaba convirtiéndose la solidaridad en una virtud, siendo piedra angular del trabajo a realizar por los hermanos para el mejoramiento total de la sociedad.

Decir también que la solidaridad se manifiesta de mayor manera en tiempos de crisis o frente a ciertos hechos como una guerra, catástrofes naturales o enfermedades como la que estamos pasando actualmente.

Para concluir éste capítulo decirles que en masonería la solidaridad es la que da lugar

a los actos de filantropía y caridad, es a través de nuestras actitudes que podemos demostrar cuanto comprendemos la necesidad de otros para solidarizarnos con sus

penurias y de ésta manera llegando éste sentimiento a lo más íntimo de nuestro corazón nos permite apoyar con actos de filantropía y caridad, que no necesariamente pueden estar a nuestro alcance en lo sentimental o económico, pero es así que como masones ese sentimiento solidario profundo nos permite inclusive hacer sacrificios y privaciones para poder cumplir lo que nos está dictando nuestra conciencia.

Desde luego que estos actos empiezan con nuestra familia y nuestros hermanos, pero lo importante es irradiar hacia toda la sociedad por un principio de humanismo que se nos inculca en masonería.

La Masonería y el uso de las tecnologías de comunicación

Bien es sabido que la humanidad ha atravesado diversos periodos y que la inventiva permanentemente ha hecho que esta vaya teniendo nuevas condiciones en su desarrollo y progreso.

Desde casos como el descubrimiento del fuego, el invento de la rueda, el motor a vapor, el automóvil, el avión, teléfono, radio, TV, computadora, llegamos a la década de los años 80 con el internet, iPhone el 2007, inventos que nos han cambiado y han revolucionado nuestro modo de vivir y en estos últimos años el crecimiento tecnológico ha sido exponencial, llegando a niveles de avance que no hubiéramos soñado.

La masonería como institución iniciática y escuela del saber, se pierde en sus inicios en el tiempo, pero es en el siglo XVIII donde se da lugar al nacimiento e impulso de la masonería operativa, tal como la conocemos actualmente.

Nuestros principios, conocimientos y enseñanzas que se imparten, seguramente no van a sufrir modificaciones; pero si el manejo operativo que se ha ido adaptando y debe hacerlo hoy en día con mayor fuerza con el avance de la tecnología.

Analicemos y consideremos alguno de los principales problemas y dificultades que hemos estado atravesando en los últimos tiempos, antes de la aparición de la pandemia COVID-19; entre las mayores preocupaciones estaban la dificultad para llegar oportunamente a los trabajos, por el inconveniente del saturado tráfico vehicular existente y por las distancias en otros casos, la falta de seguridad para el retorno a nuestros hogares terminadas las tenidas y los ágapes; la falta de espacios de infraestructura para la habilitación de templos, secretarias y parqueos, por el crecimiento del número de logias y de la membrecía entre los principales.

Queridos hermanos, actualmente estamos viendo que podemos realizar trabajos virtuales utilizando las plataformas y aplicaciones de la tecnología digital y creo que viendo todo lo negativo que nos está dejando esta enfermedad, debemos sacar cosas positivas que permitan que nuestro estudio masónico continúe y nuestra institución se fortalezca. Esto también está permitiendo que la masonería se adecue y actualice a las nuevas condiciones que la humanidad se va a mover en el futuro.

Considero que los trabajos deberán desarrollarse como estamos acostumbrados en forma general, pero de manera virtual, dejando para trabajos con presencia física aquellos que correspondan a iniciaciones, aumentos de grado, aniversarios, elecciones y eventos especiales.

Probablemente esto en un principio cauce un shock, en algunos hermanos acostumbrados al encuentro semanal, a los ágapes de rigor y al tipo de participaciones en los trabajos, que desde luego con asistencia física son mucho más atrayentes; pero debemos convivir con una realidad y esta es, que el mundo ya no será el mismo a partir del evento que estamos atravesando; pero a todo como les decía hay que encontrarle el lado positivo, esto va a permitir mayor participación de hermanos mayores que por motivos de cuidado y salud ya no pueden llegar a nuestros templos, de hermanos que están en época de mayor producción laboral y que no pueden disponer del tiempo que se pierde entre la ida y el retorno, de otros que estén en imposibilidad de asistir por enfermedad o viaje, la posibilidad de mayor cantidad de templos disponibles para la realización de las tenidas.

Desde luego que debemos adecuar apropiadamente nuestros trabajos virtuales y el cuidado para mantenernos a cubierto de personas profanas y probablemente una buena manera será el trabajo presencial o virtual de acuerdo a las circunstancias, pudiendo también llegar a la realización de tenidas combinadas con presencia física y virtual.

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