INTRODUCCIÓN
En el patrimonio simbólico de la humanidad han existido importantes pérdidas, por nombrar algunas: el Edén, Las Tablas de la Ley, el Arca de la Alianza, entre otros. Pero sin duda, tanto para la Masonería Universal como para nuestro Rito Escocés Antiguo y Aceptado nuestras tradiciones nos remontan a la recuperación de una verdad olvidada.
La historia mítica de la masonería nos recuerda constantemente que existió una palabra de valor inapreciable, un concepto simbólico que se perdió durante la construcción del Templo de Salomón. Unos pocos la conocían; entre ellos el Maestro Hiram Abiff, que luego de su simbólico asesinato la palabra se extinguió para siempre junto a su existencia material.
Para desarrollar esta temática tomaremos como referencia la bibliografía de Albert Pike[i], documentos de Inglaterra y Escocia relacionados con la Masonería del Arco Real y por supuesto los grados de perfección de nuestro Rito.
DESARROLLO
Todo está arraigado en las primeras creencias del hombre, una primera referencia la encontramos en los textos de San Juan: “En principio era el verbo, el verbo estaba con Dios y el verbo era Dios”. Esta idea conlleva a comprender la sustancia del pensamiento expresada en la palabra, la imagen de Dios encarnando en nuestra mente se nos manifiesta en la emisión de una palabra impronunciable e inefable.
El masón puede redimirse e ingresar al pretendido camino para recobrarla, para ello debe entender cómo se perdió y quién la representa. Este hecho, conocido por nosotros, es revelado en la leyenda de Hiram ampliada en nuestra Logia de Perfección: todo empieza cuando las 3 herramientas de trabajo de los malos Compañeros se convierten en armas mortales. Empezaremos describiendo las armas del asesinato que ocasionaron tal pérdida:
La regla de veinticuatro pulgadas -como arma- es un símbolo de la ley religiosa mal dirigida, siendo la madre de discordias, persecuciones, guerras y exterminio de culpables de confesar heréticas opiniones; en el pasado en Roma, Constantinopla, Ginebra, Inglaterra, Escocia y en otros lugares la iglesia dominante ha captado codiciosamente el poder y ha sido represor intolerante de la libertad de consciencia. Recordemos que fueron los Sumo Sacerdote Anás y Caifás, quienes, cuando Pilato estaba dispuesto a soltar a Jesús incitaron al pueblo a clamar en su contra y exigir que el malhechor Barrabás fuese liberado y Cristo Crucificado. Otro ejemplo lo evidenciamos cuando los Israelitas consideraban un acto de piedad exterminar a los adoradores de Baal, los paganos persiguieron a los Cristianos, los Cristianos mataron a los Judíos, y la historia continua hasta nuestros dias en todo el mundo. Es asi que la regla como arma, es símbolo de un Sacerdocio vengativo y cruel que hiere al Maestro en la garganta, donde se encuentran los órganos del habla.
La escuadra como arma, es el símbolo propio del despotismo, que atropella las nobles aspiraciones. El ángulo de la escuadra personifica al Imperio Romano en Pilatos y Herodes, hiere al Maestro en la región del corazón, es decir en la zona afectiva.
Finalmente nada es tan irracional como la turba que odia el trabajo bien ejecutado, el mazo como arma ciega y frenética representa a la población ignorante que hiere al Maestro en la cabeza, donde reside el pensamiento y se completa el asesinato del último conocedor de la palabra perdida y para los masones el templo queda inconcluso para siempre.
Hiram, que se habla en el libro de Reyes fue un trabajador del bronce cuya única labor para Salomón consistió en la fundición de los vasos para el templo y en el de Crónicas como trabajador en bronce y otros metales en hierro piedra, madera y una persona que hace grabados y cuyo nombre está escrito en Reyes como khirm y khirum y en Crónicas khurm, de parentesco mitad fenicio y mitad hebreo. Encontramos la referencia que un Rey del mismo nombre lo describió como un “Hombre hábil y dotado con inteligencia[ii]” descrito por khurm abi, traducido como “Hiram hijo de Hiram”.
La masonería pura y antigua, convierte al artesano en arquitecto y asociándolo con Cristo lo sublima al nivel de Salomón Rey de Israel e Hiram Rey de Tiro. El verbo raíz del Hebreo khûr significa “taladrar, perforar, hacer un agujero o abertura” y el plural khurim significa “apertura en el cielo donde la luz blanca de un astro brillaba” por ende el significado simbólico de khuram era “manifestación, revelación”. Esto se complementa en una interpretación de la Kabalah que afirma que las columnas J y B expuestas en el versículo de Proverbios[iii] nos recuerda que “Dios fundó la tierra con Jojmá y estableció los cielos con Binah”. Nuestro Volumen de la Ley Sagrada afirma que Jojmá y Binah son las fuerzas básicas empleadas por Dios para crear el mundo; por lo tanto la Sabiduría y Entendimiento son las bases de la iluminación que nos llega cuando el sol está en el cenit, representado por Kether o en este caso por Hiram.
A lo largo de nuestra vida masónica se nos otorgan sustitutos a la palabra perdida del maestro, al respecto encontramos diversas palabras vinculadas a la Deidad Hebrea; puesto que Salomón declaró que la primera palabra que se diría en la tumba de Hiram debería ser el sustituto de la palabra del Maestro hasta que la verdadera fuera redescubierta. Es así que Hiram es levantado por el agarre de la fe, aquella fe consiste en la profunda convicción del intelecto, es decir la imborrable convicción de la verdad sellada por una Voluntad Suprema.
La leyenda de la palabra perdida se complementa en los grados de perfección y en la masoneria del Arco Real que afirma que aquella palabra no podría ser dada a menos que los Grandes Maestros estén presente: Salomón Rey de Israel, Hiram Rey de Tiro e Hiram Abiff. Ya sabemos que el número tres aparece recurrentemente en masoneria, y ello tienen un propósito en la palabra perdida y en el Grado décimo cuarto el nombre de la Deidad en Hebreo tiene 3 componentes: Yod, He y Vau.
Para Albert Pike, el Rey Salomón representa Sabiduría, Hiram Rey de Tiro Fuerza e Hiram Abiff Belleza y estos tres atributos jeroglíficamente representaban las letras del Divino nombre o Palabra Perdida[iv]. La palabra perdida es inefable para el hombre que no puede pronunciarla aunque llegase a tenerla, solo puede conocer silabas. Este concepto ilustrativo nos permite empezar el camino iniciático en búsqueda de la palabra del Maestro que estaba en posesión de los tres personajes mencionados. Se nos invita a reflexionar y perfeccionar en nuestro templo interno la triple presencia, los 3 lados de un triángulo. El misterio de una caja con tres cerraduras con los 3 personajes que representan 3 estadios que debemos descubrir en nosotros para que se abran nuestros trabajos, donde la regla unifica, el nivel levanta y el mazo consolida. Hiram para nosotros es símbolo de palabra e inspiración, el apóstol de la verdad y el maestro de todo lo bueno.
El conocer el símbolo de Hiram nos hace sentir más seguros, es la nave que nos conducirá del mundo profano que estamos tantas horas del día hacia lo más íntimo de nuestro mundo interior.
Por su parte, Albert Mackey afirma: “En esto consiste el mito de la palabra perdida y de su búsqueda. No tiene importancia el saber cuál era la palabra ni como se perdió ni conocer la que la sustituyo ni cuando se recuperó; porque todos estos hechos tienen un valor secundario que si bien son necesarios para conocer la historia legendaria no son imprescindible para poder comprender su simbolismo, el único detalle del mito es que debemos fijarnos en el curso de su interpretación. Es la idea de idea abstracta de una palabra perdida y su recuperación posterior”.
A MANERA DE CONCLUSION
Asi como Moisés, Pablo, Mahoma, Hiram y otros Grandes Elegidos fueron inspirados por el Creador al conocer la palabra perdida entendiendo el simbolismo de Yod He Vau He. Asi tambien debemos estar inspirados por convicción propia para hacer oír nuestra voz franca y nuestra actitud amorosa y tolerante. Estos importantes personajes que representamos en Templo no son perfectos ni desde su concepción hasta su muerte, pasan por angustias, decepciones y frustraciones por el bien de la colectividad; sin duda el develar la palabra y ser la palabra tiene como premio la dicha y el regocijo de haber sido elegido por nuestra divinidad; pero también tiene un alto costo social, aspecto expuesto en las armas usadas por los malos compañeros.
La masonería no entrega sus tesoros fácilmente, sino a quien se mantiene industrioso puesto que el Creador espera de nosotros no descansar hasta comprender los misterios de su creación. De hecho los grados inefables nos aseguran que estamos imposibilitados para comprender la inmensidad del Gran Arquitecto ni pronunciar la palabra perdida aunque la tuviéramos en frente, pero si podemos intentar comprender el propósito de la naturaleza que nos rodea y encontrar un propósito trascendente en nosotros mismos, en el tiempo y circunstancia que nos toca vivir en este plano. La palabra tiene poder, y el retorno al origen es el verdadero poder de la palabra perdida.
Nuestro Rito Escoces Antiguo y Aceptado es el aglutinador que confiere una valija de conocimientos y costumbres que mantiene el folclore, la transmisión de las enseñanzas esotéricas a través de las generaciones y la evolución intelectual de la masonería. Por ello, el recuperar lo que se perdió refleja la alegoría que en ningún grado de nuestro Rito trabajaremos en un templo concluido.
Nos llamamos logias de perfección debido a que la perfección no tiene límites. Justamente el límite de la perfección es no tenerlo, de forma homóloga pasa con la virtud, pues tampoco puede afirmarse que quienes procuran una vida virtuosa alcanzan la perfección.
He Cumplido T.·. V.·. P.·. G.·. M.·.
Erik Mauricio Sotomayor Yevenes, 31°
Campamento de Cochabamba, 17 de abril de 2024 e.·. v.·.
REFERENCIAS
[i] ESOTERIKA, Albert Pike, 2016
[ii] 2 Crónicas 2:13, VLS
[iii] Proverbios 3:19 , VLS
[iv] Albert G. Mackey, History of Freemasonry rev. ed. (1898, 1921).
Ritual y Catecismo del 4 al 14 en REAA
Grados Complementarios de la GLB