Después de reflexionar sobre el tema ¿qué soy? Llegué a la conclusión de que soy un armónico, maravilloso y perfecto conjunto de espíritu, mente y cuerpo.
El cuerpo es mi aspecto material, pero yo no soy nada más mi cuerpo.
Cuando llegue el momento de mi fallecimiento, todo lo que nace muere, mi cuerpo será el que fallezca, el que muera.
Pero ¿Mi mente y mi espíritu?
¿Qué pasará con ellos?
Con mi mente no sé.
Pero mi espíritu es inmortal. El espíritu es lo que permite que este conjunto que soy esté en movimiento en el lapso que va de mi «nacimiento» hasta «mi muerte».
Cuando el cuerpo muera ese YO espiritual que es inmortal, desde luego que seguirá siendo.
La palabra»cadáver» significa: caro, carnis: carne; dar-dare: dar; Vix: gusanos. Carne dada a los gusanos.
Mi real y verdadero YO es ajeno a mi cuerpo.
Gracias a qué he comprendido que no soy únicamente mi cuerpo es que estoy tranquilo. Un poeta escribió el poema Non omnis moriar, no moriré del todo. No moriré del todo amiga mía …
Entonces lo que sucede es que lamentamos la muerte del cuerpo. Pero el verdadero YO SOY sigue, es eterno, inmortal, increado.
Cuando Jesús dijo: santificado sea el tu nombre, se refirió al yo soy, así pequeño que somos cada uno de nosotros. Recordemos que tod@s somos hij@s del mismo CHON (carbono – hidrógeno – oxígeno – nitrógeno), eso desde el punto de vista químico material.
Pero genéticamente somos manifestación del PRINCIPIO UNIVERSAL DE VIDA , compartimos 20 por ciento de genes con la cebada, 25 con el arroz, así hasta llegar al noventa y tantos con el chimpancé.
El Salmo LXXXII versículo 6 dice: «yo dije vosotros sois dioses. Hijos del Altísimo»
En el Evangelio de San Juan capitulo X se lee que Jesús es apedreado, Él pregunta que por qué se le apedrea, que por qué obra, el pueblo le contesta: por obra ninguna, todas son magníficas. Jesús insiste: ¿Entonces por qué me apedreais? Le contestan: por blasfemo, porque siendo hombre te dices hijo de Dios.
Él replica: ¿Que no está dicho en vuestras Escrituras: yo dije vosotros sois dioses, hijos del Altísimo. Pues si llamó dioses a quienes vino la palabra; yo sólo hago la voluntad de mi Padre.
Jesús nos enseñó a decir: mi Padre y yo somos uno.
Pero intereses bastardos elevaron a Jesús al carácter de unigénito de Dios. Jesús es uno de nuestros hermanos muy mayores, pero no es el único hijo de nuestro Padre Dios.
TODOS SOMOS UNO: San Francisco de Asís llamó hermanos a los animales, a las plantas.
MI VERDADERO YO ES INMORTAL.
NO MORIRÉ DEL TODO.
MI YO SEGUIRÁ POR SIEMPRE, SOY HIJO DE MI PADRE DIOS Y MI MADRE NATURALEZA.
SOMOS BENDECIDOS POR DIOS.
Jesús Gil Riquer