Desde el O.E.
L.A.R.
QUÉ ES SER MASON
Tengo en esta oportunidad la difícil tarea de intentar definir a un MASON, en su real y verdadera dimensión. Antes de hacerlo, deseo transmitir la vivencia de lo que ha representado para mi el haber jurado como MASON. Hace unos años atrás alguien comento conmigo sobre la MASONERIA, en ese momento lamentablemente no supe, ni pude entender la magnitud ni la profundidad de este hecho tan importante. Entonces yo tenía una vida profana muy alejada del verdadero camino que conduce a una vida espiritual plena y completa. Cuánto lamento no haber sabido aprovechar esa oportunidad y estar disfrutando ahora junto a seres que tanto amé y amo todavía de esta hermosa experiencia.
Hace dos años atrás cuando mi vida empezó a cambiar y puede darme cuenta que el ser humano para alcanzar una paz plena, necesita alimentar su espíritu, me encontré perdido y a pesar de mi inquebrantable Fe en Dios, que siempre me daba una esperanza para seguir adelante, no hallaba la forma de llenar el vacío que en ese momento sentía mi alma. Fue entonces que alguien muy allegado, volvió hablar conmigo sobre la MASONERIA, y seguramente por las circunstancias en las que se encontraban y por la ansiedad que sentía de establecer un rumbo en mi vida, empecé a interesarme, a poner atención y a meditar sobre la influencia que puede ejercer esta Hermandad en la existencia de un individuo. Fue así que el 12 de junio de este año, hace exactamente tres meses y medio atrás, decidí dar el paso trascendental para buscar un cambio radical en mi existencia, para encontrar a través de esta hermosa Fraternidad el camino definitivo hacia la paz espiritual que todos anhelamos.
Quiero decirles Queridos Hermanos, que desde el día de mi iniciación tuve el firme propósito de hallar esa paz espiritual con esfuerzo, sacrificio, dedicación, voluntad y mucha Fe en Dios, alcanzar ese crecimiento espiritual que hace que los hombres seamos más honestos, más sinceros y comprensivos, más maduros, más fraternos y hospitalarios.
Desde entonces me propuse firmemente valorar los sentimientos ajenos, comprender el infortunio y la desgracia del prójimo, rechazar el egoísmo, la soberbia, la altanería y el apego desenfrenado al dinero y a los bienes materiales. Estoy consciente que me encuentro todavía muy lejos de lograr estos objetivos, pero lo que si puedo afirmar es que estoy seguro de haber encontrado el camino para lograrlo.
Estoy convencido también que la única forma de engrandecer el espíritu es a través de la práctica constante y diaria de virtudes como la caridad, la fraternidad, la libertad y la armonía con nuestros semejantes y que otra cosa predica la Masonería, que no sea el amor a la humanidad, el derecho a ser libres, el respeto a los demás, sin importar raza, color o apariencia física. Por eso pienso que EL SER MASON es un compromiso difícil de cumplir, pues este título implica renunciamiento, sacrificio, entereza, constancia y convicción para llevar una vida franca, honesta y libre que solo se logra a través del tiempo, madurando con sabiduría, demostrando no con palabras sino con obras el haber aprendido las verdaderas enseñanzas de la Francmasonería.
No se le debe atribuir al MASON la condición de un ser perfecto, libre de todo defecto, pues en lo humano no existe perfección; pienso por el contrario que el MASON es un hombre tan imperfecto como cualquier otro, que lo único que busca es la superación paulatina de todas sus imperfecciones para hacerse más digno y más amante de la Verdad y de la Justicia.
El MASON, debe ser el constructor de su propia transformación espiritual, sin esperar recompensas que no sean otras que encontrar paz en su conciencia, practicando el bien hacia los demás, meditando constantemente sobre su comportamiento y su forma de vida y haciendo una práctica permanente del lema: Pensamiento – Palabra – Acción, buscando siempre la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.
Aquellos que dicen SER MASONES y solo buscan en la ORDEN posiciones de privilegio, de poder o de ventajas personales constituyen la muestra clara del concepto antagónico de lo que realmente significa SER MASON.
Por eso el haber encontrado una Gran Familia de Hermanos de buena voluntad y sanas costumbres, con diversas ideologías políticas, con distintos credos religiosos, de diferentes clases sociales, pero que en el fondo de sus ser, sienten que no son tan honestos, caritativos o compasivos como deberían ser y creen que la humildad, la amistad, la compasión, el amor al prójimo y el conocimiento de uno mismo son las virtudes más importantes en la vida, el saber que no estamos solos y que siempre podemos contar con un hermano, continuar creciendo, para asumir nuestras propias acciones con un amigo, resulta la responsabilidad de un motivo poderoso nuestra propia vida y de nuestras propias acciones.
Para aprender y practicar el control de si mismo, superando la furia, la intolerancia, la insensatez, para no rendirse y seguir luchando por una vida mejor, para responder con amor al odio, con caridad al egoísmo, con sinceridad a la hipocresía. No es una tarea fácil, pero es un compromiso definitivo de por vida, que adquirimos voluntariamente, desde el día de nuestra iniciación, todos aquellos que tomamos la decisión de SER MASONES.
Queridos Hermanos, quiero desde lo más profundo de mi corazón, agradecer el apoyo, amistad y fraternidad que ustedes me brindaron desde mi ingreso a la Logia y deseo de la misma forma reiterar el firme compromiso de seguir adelante para no defraudarlos y cumplir fielmente con los preceptos de nuestra Querida ORDEN, luchando para ser más digno, más libre y sincero, repudiando todo lo que representa injusticia, maldad vicio e ignorancia.