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¿Qué es el Real Arco? ¿Por qué el Real Arco?

Esta nota está dirigida al Hermano para quien el Real Arco es desconocido, o para quien este Grado Supremo le ha sido presentado como un grado superfluo o de escaso interés para él.

Aún cuando se haya escrito profusamente sobre el Real Arco, para tal Hermano la información al respecto ha sido un tema relegado. Los Maestros Masones están continuamente llegando a un punto en sus carreras Masónicas en el que se preguntan: «¿Por qué el Real Arco?» o «¿Qué es el Grado del Real Arco?», o aún «¿Que tiene que ver con la Masonería Simbólica?». Su desarrollo Masónico se ve estimulado o interrumpido de acuerdo con las respuestas que recibe. Si el tema surge con Hermanos que en un sentido Masónico están ilustrados al respecto, quien se pregunta, naturalmente se beneficiará de la orientación e instrucción. Sin embargo, con frecuencia las preguntas podrían estarán dirigidas a aquellos que no están bien preparados para responder adecuadamente y cuyas limitaciones pueden producir a su vez una permanente influencia adversa en quien podría haber encontrado en el Real Arco una inspiración Masónica completa o tal vez un sendero hacia ella.

Una corta respuesta a estas preguntas sería que el Grado del Real Arco es la consumación del Tercer Grado, lo cual es una subestimación. El Real Arco es por cierto la progresión natural en la Francmasonería que provee la obtención de los «auténticos secretos», a continuación del otorgamiento de ciertos secretos substitutivos, y como tal, forma realmente una parte integral de la Masonería Simbólica Inglesa.

La Masonería Simbólica se relaciona con las circunstancias de la construcción del Templo del Rey Salomón, el primer lugar fijo de veneración al Dios de Israel, y el lugar donde se depositó el Arca de la Alianza luego de la peregrinación por el desierto. En esta era se dijo: «Él construirá una Casa en mi Nombre y Yo estableceré el trono de su Reino por siempre». Para el Masón el significado de este enunciado es que él mismo deberá levantar una superestructura, «perfecta en sus partes y honorable para el constructor».

La Historia Bíblica nos informa que poco después de la muerte del Rey Salomón se produjo una rebelión y las Doce Tribus se dividieron en dos Reinos. Diez de las tribus constituyeron Israel en el Norte, en tanto que las otras dos formaron Judá en el Sud. Las diez tribus del Norte desaparecieron cuando fueron tomadas en cautiverio por Sargon, Rey de Asiria. Judá, sin embargo retuvo su identidad como Reino tributario, al principio bajo la dominación de Egipto, y más tarde bajo Babilonia.

Como consecuencia de una falta de pago del tributo a Babilonia, la ciudad de Jerusalén y el Templo fueron destruidos por Nabucodonosor, Rey de Babilonia. El entonces Rey de Judá, Joakim, junto con la gente prominente de su Reino fueron conducidos en cautiverio a Babilonia. Sólo aquellos de las clases bajas fueron dejados para labrar el suelo. Judá como nación sobrevivió durante este período de cautiverio, y cuando Babilonia cayó ante sus conquistadores Persas, los cautivos fueron alentados a retornar a su tierra natal.

Leemos en las escrituras del profeta Haggeo que el Segundo Templo no era nada tan importante, pero lo que si era importante, fue el comentario: «La Gloria de aquella casa postrera será mayor que la de la primera». De esta declaración se infiere que en el lugar del esplendor material del Templo de Salomón, surgiría un desarrollo espiritual que inspiraría ideas más elevadas del Dios de Israel.

Antiguedad del Real Arco

La primera referencia impresa a la Masonería del Real Arco aparece en Dublín (Irlanda) en 1743, en un diario conteniendo un informe de …»el Real Arco llevado en procesión por dos Excelentes Masones».

No hay certidumbre acerca de si se estaba refiriendo al grado del Real Arco, pero en mi opinión probablemente fue así. En 1744, fue publicado por Dassigny un artículo titulado «Un Estudio Serio e Imparcial sobre la Causa de la Decadencia Actual de la Francmasonería en el Reino de Irlanda». El mismo contenía referencia al grado del Real Arco, pero Dassigny no lo aceptó y pensó que era un fraude. Sin embargo, muy poco tiempo después estaba prosperando. Laurence Dermott, el segundo Gran Secretario de los «Antiguos», fue siempre un entusiasta del Real Arco, al que describió como «la raíz, corazón y médula de la Masonería».

El más antiguo registro escrito del Real Arco data de 1741, pero de ninguna manera esto implica que se haya originado en ese año; es imposible señalar una fecha, y decir que fue en ese año que nació el Real Arco. Es sin embargo obvio que un grado similar a nuestro Real Arco se presupone derivado del ritual del Maestro Masón, y una hipótesis aceptable es que los secretos esenciales del Real Arco correspondieron a la Veneratura y eran conferidos al V.M., no en su instalación sino al concluir el año de su mandato, y que eran cierto tipo de recompensa que se le acordaba por servicios prestados a la Orden, al desempeñar eficientemente los onerosos deberes de V. Maestro de una Logia.

 Aquello que se perdió

El Maestro Masón que está ansioso por realizar un progreso diario en conocimiento Masónico, el masón inquisitivo, se ha preguntado sin duda por qué una leyenda que ilustra una pérdida omite incluir la secuencia complementaria de una recuperación; por qué la pérdida de los «verdaderos secretos» es resuelta aparentemente por la adopción permanente de ciertos secretos substitutivos, y qué relación estos secretos substitutivos tendrían con aquellos que se perdieron.

El tema del nacimiento, la vida y su madurez, la muerte y la resurrección -o esperanza de supervivencia en mansiones inmortales- está claro sin duda, pero ciertas frases en el ritual de la Orden indican que el tema aun no ha terminado dentro de la Masonería Simbólica. Es razonable asumir que el Maestro Masón ha especulado con el hecho de que la intención en la Ceremonia de Apertura es «buscar aquello que se perdió», sin embargo, en la Ceremonia de Clausura de ese grado siempre hay una referencia admitiendo un fracaso en dicha búsqueda.

Luego, el V.M. declara que los secretos substitutivos que le han sido regularmente comunicados, son sancionados y confirmados con su aprobación «hasta que el tiempo o las circunstancias restituyan los verdaderos».

Tal vez se haya reflexionado sobre la respuesta que se le dio a ciertos rufianes cuando demandaron una información específica del Gran Maestre, quien les dijo que sin el consentimiento y la cooperación de sus dos colegas, no podría ni habría de divulgar los detalles que ellos le requerían. «La paciencia y el trabajo asiduo le darán derecho al Masón digno a su debido tiempo, a su participación de esos secretos». ¿Cuándo es «debido tiempo», y como se convierte uno en un «Masón digno» de respecto y de participar?

El intento de obtener los legítimos secretos, sin el debido derecho a ellos, o como diríamos hoy, el intento de conseguir algo a cambio de nada, es una tragedia que parecería suscitar varias situaciones maduras para el cuestionamiento. Los recopiladores antiguos del ritual posiblemente decidieron que aquí había un punto de fractura que podría proveer un elemento de satisfacción para algunos Masones. De cualquier modo eso es exactamente lo que ha ocurrido y por cierto esto ha demostrado ser de alta conveniencia para muchos miembros.

En cuanto al Maestro Masón que se ha detenido a «pensar en estas cosas» -el verdadero Masón Especulativo- , el Real Arco, o para darle su título completo, la Orden de Masones del Real Arco, espera recompensarle hasta el límite de su propia capacidad o aptitud.

¿Debo ingresar?

El Candidato para Iniciación a la Masonería afirma entre otras cosas que su confianza está depositada en Dios, que es inducido por un ansia genuina de conocimiento y por un sincero deseo de convertirse en más útil en el servicio de sus semejantes.

Como Candidato para el Real Arco, deberá presentarse «con un deseo de perfeccionarse en la Masonería y de dedicar ese perfeccionamiento a la Gloria de Dios y al bien de la humanidad».

Tal deseo de perfeccionamiento sólo puede manifestarse si durante el período de su carrera en la Orden hasta ese momento, se ha estimulado y alimentado su interés en la Masonería por sus proponentes, los Oficiales de la logia y los Preceptores de la Logia de Instrucción, todos aquellos cuyo deber hacia el aspirante es obvio, pero que alguna vez podemos perder de vista.

Si la Logia de Instrucción es tan sólo una «Logia de Ensayos» sin la levadura de la instrucción, la parte ritual de la Francmasonería se convierte en el punto focal y domina sobre todos los otros aspectos. Si la agenda de la Logia no contiene otra cosa que sucesivas ceremonias, se transforma en muy poco más que un vehículo para conseguir habilidad en el ritual y dicción perfecta.

Todos aceptamos que la Francmasonería es «un sistema de moralidad velado en la alegoría e ilustrado por símbolos». Esto requiere de algún esfuerzo para comprender no tanto lo que el ritual expresa, sino lo que nos conduce a hacer.

Si realizamos la internalización de que la Francmasonería por cierto nos provee las herramientas, pero que la elección de las mismas y la manera de usarlas reside totalmente en nosotros, siendo así, la edificación del «Templo dentro de nosotros mismos» ya ha comenzado.

La búsqueda de «Aquello que se perdió» -la Palabra Perdida- comenzó realmente en un sentido bíblico cuando Adán cayó en desgracia y legó a la humanidad ésta perpetua búsqueda.

Cuando los constructores del Primer Templo en Jerusalén se desviaron del verdadero culto, el mito bíblico se convirtió en realidad. Sin embargo, la Palabra permaneció en ese mismo lugar y al contar la manera de su redescubrimiento y el reconocimiento al privilegio para aquellos que lo hicieron posible, el Real Arco muestra exactamente cuál es para todos nosotros la verdadera esencia de la Masonería.

Cuando uno se encuentra en la búsqueda, el Compañerismo del Real Arco debe sin duda ser recibido con beneplácito.

En otras épocas el ingreso a un Capítulo Real Arco estaba limitado a aquellos que ya habían ocupado la Veneratura de una Logia. En la actualidad todo Maestro Masón con una antigüedad de más de cuatro semanas es elegible, pero los tronos de los tres Principales están restringidos a aquellos que hayan sido instalados como Venerables Maestros de una Logia. Sin embargo, dentro del Capítulo existen otros cargos a los cuales el Maestro Masón puede tener acceso después de haber sido exaltado en el Real Arco.

El Masón entusiasta hallará en el Santo Real Arco mucho de lo que estuvo buscando desde su tercer grado, y además de la gran enseñanza simbólica y de la imponente ceremonia, encontrará que entre los miembros del Capítulo se encuentran los más activos adherentes de la Francmasonería.

La Masonería del Real Arco no es en absoluto excluyente, competitiva, ni incompatible con ninguno de los Grados del Escocísmo, y prueba de ello es que tantos Hermanos estén actuando simultáneamente en ambos cuerpos masónicos.

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