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Plegaria

Se trata de una forma de comunicación entre las personas y las entidades espirituales, cuya eventual efectividad está vinculada a la fe de cada individuo.

Las plegarias suelen constituirse como una solicitud que se le realiza a un dios para que intervenga en algún asunto. Es posible hacer plegarias por la salud de un enfermo, para mejorar la situación laboral propia o de otra persona o para revertir el impacto de una situación negativa, por citar algunas posibilidades.

En algunos casos, las plegarias se dirigen a otra entidad espiritual. También hay quienes realizan sus pedidos a seres queridos que han muerto, confiando en su posible intervención en los asuntos terrenales.

Es importante señalar que este tipo de oraciones se caracterizan por una total apertura por parte de quien las emite, por la profunda fe de comunicarse con esos seres espirituales para rogarles que los ayuden, que velen por ellos o por aquellos que más los necesitan y que no saben cómo solucionar sus problemas.

Para recitar una plegaria o para repasarla mentalmente es necesario encontrarse en un ambiente tranquilo, sin ruidos ni interferencias del entorno.

Por esta razón es común que el rezo tenga lugar en los templos, en momentos específicos de un servicio o bien en una visita espontánea a lo largo del día, en el propio dormitorio antes de dormir o por la mañana.

Así como todos los demás elementos de la religión, muchos consideran que la plegaria carece de efectividad y prefieren actuar directamente para intentar superar los obstáculos. Sin embargo, incluso algunos ateos recurren a este modo de comunicación con el más allá en los momentos de desesperación extrema, cuando creen que todo está perdido y que sólo un milagro puede ayudarlos.

La plegaria, en una sociedad que tiene en alta estima el pensamiento racional y científico, las plegarias han adquirido mala reputación. A veces son consideradas como la alternativa de los débiles o solo una la respuesta ante la desesperación.

El poder de la plegaria revela cómo la energía de la oración y la meditación nos permiten volver a conectar con nuestro yo más elevado al mismo tiempo que satisfacemos nuestra necesidad básica de relacionarnos con el mundo. La necesidad de rezar es universal.

No se conoce ninguna cultura en la que no exista la oración. La gente reza cuando está feliz y triste, en las celebraciones y en las defunciones, con la paz y con la guerra, en las catedrales y en los coches.

Las plegarias presentan unas formulaciones legalistas, por las que se establecen con escrupulosa precisión las relaciones recíprocas dioses/ hombres, y que recogen todas las posibilidades que podrían hacer nulo el contrato o restarle validez en un intento de instituir un acuerdo irreprochable. Este estricto contractualismo afecta tanto al culto privado como al culto público.

Las formas de relaciones con los dioses están perfectamente establecidas para evitar la ineficacia del culto. Se denomina sacrificium al acto por el que se hace sagrado un objeto, entregándoselo a la divinidad. Podían ser públicos y privados, ordinarios o extraordinarios y estos últimos expiatorios o de acción de gracias. El sacrificio latino no siempre implica la muerte de una víctima, ya que puede ser cruento e incruento, mucho más frecuente.

La plegaria, al decir que es suplica, es fervoroso pedido de ayuda, reservorio de energías que permite superar las desdichas, hace florecer la humildad verdadera, consiguiendo que el alma se desprenda de las cosas superfluas y deje entrar en ella el reino de los cielos, la chispa divina.

A la vez, advierte, que solo se expresa en un lenguaje común, como debe ser, sencillo y con sentido de realidad, además concibe la plegaria como una elevación del alma hacia Dios. Es un acto de amor y adoración hacia aquel del que proviene la maravilla que es la vida.

Pero para que la plegaria sea efectiva, no puede estar sujeta a una intelectualidad narcisista, porque Dios se oculta a quien no sabe comprender.

Afirma Carrell, con tanta propiedad: “La plegaria encuentra su expresión más alta en un arranque de amor a través de la noche oscura de la inteligencia”.

En fin, el poder de la plegaria radica en colocarse en un estado en que la conciencia se absorba en Dios, y con total naturalidad y simpleza se acepte que la limitación que tenemos depende de un Ser que ama incondicionalmente y comprende a cada cual en su individualidad.

Orar y rezar son sinónimos, mientras que plegar es una palabra que significa «doblar». La palabra correcta es «plegaria», también sinónima de las anteriores.

La plegaria pues es una extraordinaria celebración de la espiritualidad, que demuestra lo importante que es rezar en la vida cotidiana.

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