LAS MATEMATICAS
Los pitagóricos consideraban a las matemáticas como a la Ciencia por excelencia, la Ciencia de los números y las figuras geométricas, consideradas a su vez como la esencia de la realidad. Estas concepciones ejercieron gran influencia en el mundo antiguo y durante el Renacimiento, hoy subsisten como parte de la filosofía de la Ciencia.
Los entes matemáticos son ideas generales, existen antes de las cosas y tienen una realidad metafísica. Platón consideraba que los entes matemáticos son análogos a las ideas, pero que no se confunden con las ideas; son intermediarios entre la realidad sensible y la inteligible.
Los pitagóricos relacionan las matemáticas con la realidad, basándose en el principio de que la realidad misma es matemática. El conocimiento filosófico del Número es de fundamental importancia, porque sintetiza el conocimiento del Misterio Supremo de las Cosas. Según Pitágoras, la unidad es la ley de Dios; el Número nace de la multiplicación de la unidad, por medio de la dualidad, ésta es la Ley del Universo.
¿QUIÉN ERA PITAGORAS?
Estudiando la Historia de la Filosofía tenemos que Pitágoras nació en Samos en 532 A.C., fue discípulo de Anaximandro y estudió en Egipto. Perseguido por el tirano Polícrates, huyó a Crotona, Italia, donde fundó una comunidad político-religiosa. Sus actividades contrarias al partido demócrata de Grecia, lo obligaron a huir nuevamente, esta vez al Metaponto, después de una sangrienta revuelta civil, donde perecieron algunos de sus discípulos. Allí vivió hasta su muerte.
Empero, en la Interpretación Espiritualista de la Francmasonería Simbólica, está escrito que nació de ricos comerciantes en 570 A.C. , la Pitonisa de Delfos les anunció que sería: “un hijo útil a todos los hombres en todos los tiempos”. Su sed de conocimiento lo llevó a Egipto hasta las “puertas de los misterios”. Fue Pitágoras quien empleó por primera vez la voz: Filosofía en el sentido de: “amigo de la sabiduría, porque el dominio de la sabiduría sólo corresponde a Dios”.
Visitó Egipto, Caldea e Israel y cuando volvió a Grecia, lo hizo con el ideal de la Ciencia Esotérica de alentar los cultos de los Misterios de Delfos y Eleusis. En estos templos los sacerdotes consideraban la existencia del Número como personificación del Ser único del Universo.
Su patriotismo lo impulsó a luchar con su ardiente oratoria contra la invasión persa. Instituida la paz después del triunfo griego, tuvo que dirigirse a Crotona donde fundó su Escuela; que no solo se ocupó de la enseñanza de la Ciencia Esotérica, sino que fue creada para la iniciación laica, con el motivo de influir y regir la vida social y política del pueblo griego con los principios de la ciencia espiritual.
La escuela pitagórica estaba dividida en grados que el iniciado debía vencer después de ciertos períodos de estudios y experiencias. Previamente, el postulante debía ser investigado rigurosamente antes de su aceptación. Su pensamiento, como el de sus seguidores, estaba estrechamente ligado a las enseñanzas y prácticas del Orfismo. El maestro renovó y purificó las ideas y los ritos órficos. El Orfismo tiene su origen en la mitología griega, según la cual Dionisos, hijo de Zeus y Perséfone, fue devorado por los Titanes, menos el corazón que fue entregado a Zeus por Atenea. Zeus encolerizado destruye a los Titanes con sus mortales rayos y los reduce a cenizas. Pero de estas cenizas surgen los hombres, que llevan en si el mal de los Titanes y el bien de los Dionisos. Asimismo, Dionisos renace también de su propio corazón que había sido tragado por Zeus. Esta resurrección es importante para los ritos órficos, que se basan en la transmigración de las almas. Se atribuye al poeta Orfeo (V.VI A.C.) el haber fijado las bases de estas doctrinas en sus Himnos Órficos. Fueron también órficos los filósofos Empédocles y Platón. Aparentemente, se trata de una religión que oscila entre lo mágico y lo filosófico; sin embargo es más profunda de lo que aparenta porque se refiere a la afirmación de la existencia de un alma, de la presencia de esta alma en varios lugares a la vez, y a la idea de que el cuerpo es el sepulcro del alma.
LA FILOSOFIA DE PITAGORAS
A pesar de que la vida de Pitágoras está sumida, en su mayor parte, en el misterio, su obra ha perdurado a través de los escritos de sus seguidores y ha llegado hasta nuestros días. La filosofía de Pitágoras nace de su observación sobre la relación que encuentra entre la altura del sonido y la longitud de las cuerdas de la lira, esto lo lleva a suponer sobre la existencia de una armonía. Lo que al principio sólo le impresionó en relación a la música, pronto lo llevó a su aplicación al cuerpo humano y a todas las esferas de la realidad. La armonía es para Pitágoras el catecismo de las perfecciones, lo más bello que existe; la música es la eminente manifestación de la armonía, por lo tanto puede ser usada para purificar el alma. Como el alma es la armonía del cuerpo, la música es verdaderamente una medicina.
Asimismo, existe una disposición armónica entre los cuerpos celestes. La tierra es una esfera que se mueve junto a los planetas, además del sol, la luna y de una anti-tierra, alrededor de un fuego central invisible, del cual están distanciados por intervalos que corresponden a la octava musical. Por este motivo, los movimientos circulares en el cosmos producen una música: La Música de las Esferas.
La Armonía es musical, por lo tanto es también numérica. El número es la esencia de todas las cosas y los cielos son armonía y número. Pero al combinar las propiedades de los números, Pitágoras se encontró con grandes sorpresas, que lo llevaron a buscar las analogías existentes entre el número y las cosas y llegó a fundar una mística numérica que tuvo enorme influencia en el mundo antiguo.
Fórmulas como la siguiente: 1 – 3 – 5 – 7 – …(2n-1) – n2, demuestran que los cuadrados se pueden formar con la suma de números impares sucesivos, es así como llegó a dividir los números en pares, impares, perfectos, lineales y planos. Los números perfectos son iguales a la suma de sus divisores. Además, los números fueron considerados como Principios Filosóficos. Fue Pitágoras el primero que relacionó los números con la Geometría, la Física, la Cosmografía, etc., lo cual no se perdió más hasta nuestros días.
En Geometría demostró que existen tres figuras básicas: el triángulo y el cuadrado, que son constituidos por puntos ordenados en una armonía que llamó: Razones entre Números, que culminó con su famoso Teorema. La tercera figura es el Pentágono, considerada como magnífica porque resultó imposible formarlo con regla y compás, y además porque al dividirlo genera una infinidad de pentágonos dentro de sí. La geometría de Euclides, posteriormente, fue creada para resolver esta construcción.
El descubrimiento de la existencia de números que se portan irracionalmente, casi produce la disolución de la escuela pitagórica, sobre todo entre los iniciados de grados más bajos, porque no comprendieron el significado simbólico de los números cabalísticos. Así por ejemplo, la raíz cuadrada de dos es irracional porque jamás puede resolverse. El número 10 fue considerado por Pitágoras, como el número del alma por su perfecta relación y armonía, puesto que es el resultado de 1-2-3-4. En consecuencia, con este pensamiento, postula su famosa tabla de los diez principios y oposiciones fundamentales, correspondientes a los diez números fundamentales:
No 1 Limitado – Ilimitado.
No 2 Impar – Par
No 3 Uno – Muchos
No 4 Derecho – Izquierdo
No 5 Masculino – Femenino
No 6 En reposo – En movimiento
No 7 Recto – Curvo
No 8 Luz – Oscuridad
No 9 Bueno – Malo
No 10 Cuadrado – Oblongo
Esta tabla tiene un significado moral, los primeros de la izquierda son perfectos y los de la derecha son imperfectos; los principios pertenecientes a la misma columna son análogos entre si, por ejemplo: Uno y Luz – Oscuridad y Malo. En todo caso, la armonía no existe solamente en el mundo físico, sino también en la relación entre el orden cósmico y el orden moral.
El orden y la proporción armoniosa de las cosas, enseñó a Pitágoras que los números que expresan esas proporciones, son la verdadera realidad. Por su esencia inmutable, los números son anteriores a los seres cambiantes y son ideales en su esencia. Como consecuencia la virtud es una armonía perfecta porque, está fundada sobre el número. Los discípulos que llegaban a los grados más altos, aprendían también que la Moral en la vida del hombre, tiene como fin la liberación del alma, que está encerrada en el cuerpo como en una tumba. Esta alma puede escapar voluntariamente del cuerpo por medio de experiencias místicas comunes o por el éxtasis, o sea la contemplación del cosmos por el YO. Esta liberación moral podía conseguirse por medio de la Purificación, por purificación se referían al conocimiento puro y a la contemplación pasiva.
Si bien Pitágoras cree en la existencia de una realidad más alta que el objeto sensible, aún no llega al concepto de la Realidad del Ser, logrado posteriormente por Platón. La influencia de Pitágoras creó varias doctrinas filosóficas, pero también fue importante por la continuidad de las Escuelas de los Misterios que contribuyeron al conocimiento de las Ciencias Esotéricas. Siguiendo el ritmo evolutivo de la influencia de los misterios, se gestaba ya una nueva edad histórica. Nuevas costumbres, sentimientos y pensamientos establecieron nuevas formas de evolución y nuevos métodos para conducir a la humanidad.