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PASOS PERDIDOS

Pasos Perdidos es aquel lugar y tiempo que simboliza nuestros estados de conciencia. Es ese aquí y ahora en el que transitamos de una vivencia a otra; es como caminar sobre el pavimento bicolor, donde pasamos de una emoción a otra, de una sensación a otra.
Pasos Perdidos es a su vez, la imagen del Morador en el Umbral o el “Terrible”, ese personaje que nos asusta con sus ropajes oscuros y su puñal; ese personaje, que nosotros mismos hemos creado a lo largo de eones de tiempo y que hemos alimentado al acrecentar nuestras oscilaciones emocionales, y que nos provoca miedos, angustias, estados depresivos, o contrariamente eufóricos y desenfrenados, de modo tal que así “perdamos nuestros pasos”.

Enfrentarnos a esta entidad, es enfrentarnos a nosotros mismos; es “recuperar nuestros pasos”, reorientarnos hacia una gradual liberación de su dominio.

Pero este enemigo, al que debemos enfrentar, y que cotidianamente nos hace frente sin que lo sepamos. Porque es parte de nosotros mismos, se opondrá a cada avance en el correcto sendero, que nosotros hagamos. Y reconciliarnos con nosotros mismos, es reconciliarnos con esta entidad. Es decir, que a medida que avanzamos en la Luz, lo vamos diluyendo, disipando y desterrando de su influencia.

En Pasos Perdidos nos debatimos en el mundo de las dualidades, en tanto en el Templo se fusionan éstas en la Unidad esencial.
Pasos Perdidos es entonces, un lugar-momento de tránsito entre las dualidades, pero no es las dualidades en sí, sino sólo el intérvalo entre éstas.

Pasos Perdidos simboliza además ese mundo intermedio entre lo masónico y lo profano; es esa línea que divide y une a ambos mundos.

Dos estados de conciencia me vienen a la mente, que bien pueden implicar Pasos Perdidos:

a) El tránsito de la vida a la muerte, cuando no se está vivo. Porque la conciencia causal ha retirado ya su atención a la triple personalidad inferior que lucha por mantenerse y perpetuarse dentro de la forma ya decadente y así aparentemente todavía se está con vida;

b) El feto dentro del vientre de la madre, que no tiene ni identidad ni autonomía propia. Está retornando a la materia, revistiéndose de ella y entra en oscuración, para volver a ver la Luz cuando nazca. No ha nacido y sin embargo vive.

Recuerdo también que en la Casa Rosada existe un salón denominado “Salón de los Pasos Perdidos” –denominación muy evidentemente masónica- que es la antesala del Despacho Principal de la Casa de Gobierno Argentina.

Por ende, Pasos Perdidos, es la antesala del Templo. Conduce y convoca a la charla amena y es el ámbito y momento de espera para entrar al espacio-tiempo consagrado, que es nuestro Templo.

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