PANDEM-ÉTICA: una palabra compuesta de pandemia y ética, para señalar que enfrentamos un proceso de degradación ética, que se viraliza con una alta tasa de contagio, a gran velocidad, destruyendo el tejido social en el espacio-tiempo global. Un proceso de mutación valórica que encuentra a la sociedad sin inmunidad, induciendo Inflamación y fiebre socio-cultural, con impactos diferenciados que pueden ser favorables o no a su desarrollo, según la inmunología (cultural y valórica) de los distintos ethos. Una visión minimalista de la dignidad de las personas y del sentido de comunidad. La crisis es estructural y de sentido eminentemente ético. Un materialismo estructural que desborda en individualismo radical.
NUEVOS CONFLICTOS: Tienen sentido estructural, promueven el cambio del modelo o paradigma vigente y otras categorías superiores de vigencia cultural: medio ambiente, pueblos originarios, calentamiento global; migraciones, minorías sexuales, asimetrías socio-económicas; género, color, entre otras. Son segmentados por: materia, territorios o intereses económicos. Para su resolución requieren amplios acuerdos y consensos. Pero, los sectores radicalizados aplican la destrucción, en una tensión que encierra éticas confrontadas, que no responden a las formas tradicionales de resolución de conflictos. Los jóvenes asumen que la historia comienza con ellos, actitud unilateral radicalizada, no confían en los procedimientos democráticos y mucho menos en los políticos, despreciando por igual a la izquierda, el centro y la derecha. Usan el eufemismo “deconstrucción” para justificar la destrucción, introduciendo un cuestionable sentido metafísico, de vida o de valores. La libertad individual muestra amplios espacios de libertinaje; la justicia con extrema elasticidad torna en injusticia; la competencia llevada al extremo termina eliminando los espacios de colaboración; el individualismo radical termina destruyendo el sentido de comunidad. La crisis es estructural y de sentido eminentemente ético. Un materialismo estructural que desborda en individualismo radical. Las desigualdades y asimetrías generan conflictos distintos.
LIDERAZGOS: No se observan liderazgos hegemónicos que marquen verticalidad, por el contrario se trata de un tipo liderazgo marcado por relaciones de horizontalidad, que para efectos de sus coordinaciones toman la estructura de “Función HUB”, es decir, una articulación, coordinación y logística, que concentra, distribuye y amplifica los flujos relacionales de ese sistema. Estos liderazgos actuan en focos distribuidos, autónomos, transversales, difusos, con características propias en cada lugar. Desaparece el liderazgo político, los opinólogos y farándula forman la opinión pública cada mañana en la TV.
La confrontación se libra con armas y métodos no convencionales. Se trata de amplias masas ciudadanas movilizadas legitimamente, entre las que se infiltran grupos radicalizados promoviendo violencia, incluyen lumpen, terrorismo y elementos asociados al narcotráfico. Se repite en cada movilización, en todo el mundo, el desprecio por la institucionalidad, por las policías, a las que confrontan, desacreditan, cuestionan su legitimidad y legalidad. Son grupos radicalizados, asistémicos, anárquicos, disfuncionales.
MULTILATERALISMO: Está sumido en un completo fracaso, obsérvese la relevancia de la Unión Europea, que muestra graves fracturas. Otras instancias que se caracterizan por su exquisita intrascendencia son las organizaciones internacionales como: NNUU, la OEA, el BM, la OCDE, etc. Muestran nula capacidad para enfrentar crisis humanitarias, pandémias o guerras. La cooperación internacional se ve mermada en su capacidad de prevención y mitigación de los conflictos y la violencia, en todas sus formas. En algunos casos parecen promover confusión, desprolijidad en el cumplimiento de sus obligaciones y amparar acciones violentas de doble estandar en materia de derechos humanos.
NEOLIBERALISMO RADICALIZADO-CAUSAS ENDÓGENAS DE LA CRISIS: Las causas de la crisis socio-política son endógenas de un modelo llevado al extremo, un neoliberalismo salvaje, radicalizado que exacerba el materialismo, el individualismo, la competencia, el libertinaje, el nihilismo, el hedonismo. Un colapso sico-somático autogenerado desde una mismicidad desprestigiada, inducido por stress y abuso de grupos de poder económico que “normalizaron” la ilicitud y la corrupción; la depredación del planeta; el calentamiento global, la destrucción de la solidaridad estructural; la exacerbación del individualismo; la dignidad de las personas; exterminando especies, sin consideraciones éticas de los responsables. El materialismo es por igual en las diversas sensibilidades políticas. La derecha al radicalizar el Neoliberalismo se auto-infligió una derrota, que constituye una sentencia auto cumplida. Muchos anunciaron las consecuencias que esto acarrearía, siendo descalificados como desleales, díscolos, o exagerados.
CONFLICTIVIDAD: Está íntimamente ligada a la legalidad, legitimidad, institucionalidad, desigualdad, liderazgo y la épica que inspira la unidad o la confrontación. Es la dimensión de la crisis política, la inestabilidad y debilidad de la gobernanza. Se manifiesta en las movilizaciones sociales; el desempleo; el sobre endeudamiento; pobreza y desigualdades; las migraciones; la emergencia de racismo y localismo; el cambio climático y biodiversidad; la brecha digital y marginación; las faltas a la probidad; el narco-delito; el desprecio al mérito en un contexto de impunidad; además de las eventualidades naturales que -de tiempo en tiempo- nos sorprenden. El adversario solo aprovecha la inmunología deprimida para reactivar sus focos infecciosos, lo que hace recursivo el regreso de la fiebre a diversos órganos o partes del cuerpo social.
EL ESTADO SE DILUYE Y DEBILITA: la institucionalidad deja de operar en plenitud; los tribunales de justicia no funcionan adecuadamente; los órganos de fiscalización no actuan oportunamente. La política es incapaz de procesar los conflictos sociales, la solidez estructural de sus liderazgos son débiles, descalifican y obstruyen, polarizando la mediocridad. No hay diálogo político ni pacto social, la sociedad civil no puede imponer límites al actuar de políticos, tomando un rol de rebeldía; emergen segmentos de anarquistas, soldados del Narco; lumpen, protagonizando saqueos, violencia e incendios.
Un sentido de autoridad deslegitimada normalizó un concepto de libertad individual mal entendida que derivó en libertinaje, abuso e impunidad, debilitando los bienes públicos, lo que benefició a unos pocos. La justicia con extrema elasticidad torna en injusticia; la competencia llevada al extremo termina eliminó los espacios de colaboración; el individualismo radical termina destruyendo el sentido de comunidad. La inmensa mayoría ha visto crecer la desigualdad socio-económica, disminuir sus bienes públicos, profundizándose la pobreza y sobre-endeudamiento, para mantener un precario nivel de sobrevivencia, hasta llegar a la jubilación que es cuando el sistema muestra su peor rostro. Todo esto ha generado una política deslegitimada, con políticos desacreditados. La inestabilidad política y la desconfianza cruzan todas las relaciones humanas.
LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS: La revolución en las (TIC) tecnologías de información y comunicación, cambia la relacionalidad social y las dimensiones temporo-espaciales, cambiando la centralidad, proximidad, accesibilidad y conectividad. Las relaciones sociales mutan desde la verticalidad hacia la horizontalidad; cambia el paradigma comunicacional; emerge un nuevo valor de la diversidad lo que trae aparejado un nuevo pluralismo. La élite queda limitada a su capacidad adaptativa a la sociedad digital.
Las movilizaciones sociales denotan una capacidad logística y de coordinación superior a los agentes del Estado, por velocidad y capacidad de articulación (Función HUB). En los casos de escalamiento de la conflictividad este tipo de tecnologías facilita ataques más destructivos a la infraestructura. Se observa segmentación, compartimentación, especialización y coordinación de los grupos que operan reactivamente en la conflictividad. En este complejo escenario observamos un debilitamiento de las capacidades prospectivas del Estado y de los servicios de inteligencia.
Considerando confrontaciones de mayor alcance, la pandemia nos hace tomar una perspectiva de lo que viene en el futuro próximo: ataques tecnológicos; el riesgo de guerra bio-tecnológica. Hay un gran arsenal de virus, bacterias y gases, que serán las nuevas armas de confrontación. Otra nueva dimensión permanente, en diferentes escalas, es la guerra de la Postverdad, las noticias falsas o Fake news, mentiras asociadas a intereses gatillantes. La desinformación, las divisiones y la inestabilidad social, militar, industrial o política, son parte del arsenal para la confrontación permanente. Las amenazas se diversifican, son complejas, mimetizadas, en adaptabilidad permanente y a un ritmo y velocidad que el Estado no puede responder.
LO ÉTICO-ECO-SISTÉMICO-RELACIONAL: La conflictividad pandemética no es binaria, como la guerra fría: buenos y malos; izquierda y derecha; norte y sur; ricos y pobres, no es la revolución proletaria. Se orienta hacia los trabajadores y la juventud que se educa. La crisis surge del fastidio por la Sociedad del Desdén, un modelo minimalista de la dignidad humana.
Se requiere un cambio de paradigma, nuevas formas relacionales usando las potencialidades tecnológicas. Se debe salir del caduco paradigma cartesiano, lineal o sectorial, para entrar a un enfoque de paradigma ético-eco-sistémico-relacional. El Estado debe modernizarse, cambiar su cultura, los estilos gestionales, con redes colaborativas con el ámbito local y global. Se deben superar las divisiones político-ideológicas propias de la guerra fría (binarias), para avanzar hacia una relacionalidad basada en el respeto y la colaboración, en la reciprocidad que genera una acción concertada. La competencia terminará destruyendo al sistema y el obstruccionismo entrampará el desarrollo, es necesario sacudir la pusilanimidad endógena, para cultivar la excelencia, el desarrollo con equidad, con convicción, compromiso y honestidad. Con una nueva ética como pacto social.
EPÍLOGO: Los Humanistas debemos ser fieles con: los principios y valores; al sentido social; a la vocación democrática; de respeto por el medio ambiente; comprometidos con lo ético y filosófico; lo interno en equilibrio con lo externo; asumiendo que todos somos uno. Y, uno somos todos; que todo es uno, en unidad y unicidad. La inmutable vigencia de leyes atávicas de la Reciprocidad, como es arriba es abajo; como es adentro es afuera, aplicándola a los principios fundamentales: Libertad, Igualdad y fraternidad.
INVOCACIÓN: En la oscuridad la luz debe estar en el Candelero, para iluminar a los que necesitan: las instituciones, los gobiernos, los organismos internacionales, las diversas actividades, entregando luz y actuando como faros. En cada rincón del planeta y del alma humana, la misión es ser luz de Humanismo y de valores éticos, hasta llegar a ser luz del mundo.