El siguiente texto se ha transcripto respetando la redacción y concepción del autor.
“DESDE QUE LA SIMETRÍA EMPEZÓ Y LA ARMONÍA DESPLEGÓ SUS ATRACTIVOS: NUESTRA ORDEN HA EXISTIDO”
Guillermo Preston. V:.M:.de la Logia Antigüedad (1792).
No vamos a hacer aquí un historial completo de los orígenes de la Francmasonería: no cabría en las limitaciones del presente Manual y, para conocimiento de nuestros queridos Hermanos Aprendices, sucintamente los relataremos.
Fue costumbre entre los pueblos de la antigüedad, la enseñanza secreta de las Ciencias y las Artes. Los egipcios obligaban a sus sacerdotes a formar dos clases separadas y dedicadas a la divulgación de los conocimientos humanos. Cada clase, que se dirigía a especiales conocimientos, preparaban a sus discípulos, y en cada grupo del noviciado les exigían pruebas de sus estudios para asegurar su vocación. Todo esto, velado por el misterio, estaba vedado para los no iniciados. De esta misma manera actuaban los demás pueblos: caldeos, persas, griegos, romanos y galos.
La arquitectura civil y sagrada, era enseñada en el mayor secreto. Sus lineamientos seguían los dictados de la Geometría, su orientación la Astronomía y sus tipos emblemáticos eran tomados de la Naturaleza, como se ofrece a nuestros ojos. Los iniciados en los misterios de la religión formaban una corporación aparte, quienes construían los templos consagrados al culto de sus Dioses, siguiendo los planos y diseños que les proporcionaban los sacerdotes.
Los egipcios llevaron a Grecia sus Misterios, y, según Plutarco. Osiris tomó el nombre de Baco e Isis el de Ceres, lo que prueba la antigüedad para la familia egipcia.
Los Misterios de Baco fueron establecidos en el Asia Menor, por un grupo de griegos, unos mil años antes de nuestra Era. Estos obreros llegaron a muy alto grado de sublimidad, como lo testimonian las ruinas de los monumentos que edificaron en esa región. Ellos también construyeron los templos y edificios públicos de Siria, Persia y la India. Los reyes de Pérgamo señalaron a esta organización el pueblo de Teos para su residencia.
Sus trabajos y ceremonias ofrecen una semejanza con la de los Francmasones del siglo XVII. Tenían sus iniciaciones, en los que conferían palabras y signos de reconocimiento; sus comunidades estaban separadas como las Logias, las que se denominaban: Colegios, Sínodos, Sociedades, con títulos como: “Corporación de Attalua”, “Compañeros de Eschima”, etc. Cada una de estas era dirigida por un Maestro, Presidente o Inspectores que elegían anualmente. En sus ceremonias se servían, simbólicamente de los útiles de su profesión. Tenían banquetes y asambleas generales en las que otorgaban premios a sus más hábiles obreros. Los más ricos entre ellos, debían socorro y asistencia a los indigentes y enfermos y muchas veces se agregaban, al número de la sociedad, varias personas en calidad de Protectores o Miembros Honorarios. Chandler dice: “según una inscripción sepulcral, AttalusII Rey de Pérgamo perteneció, con ese título, a la sociedad”.
Esta corporación que estaba extendida en Egipto y Siria, debió también establecerse en la Fenicia, ya que era un país limítrofe y todos los pueblos de esa época en muchas cosas se imitaban. Con respecto a la Judea, se cree que tuvieron sus “sociedades secretas” antes que Siria, pues según la Biblia, los judíos de origen egipcio habían practicado en Egipto el orificio de masón (albañil) constructor. Fueron éstos los que construyeron el Templo del Rey Salomón en Jerusalem que fuera dedicado “A la Gloria del Señor”.
Los masones judíos estaban ligados con organizaciones que se extendían fuera de la Judea. La Biblia nos muestra confundiéndose con los masones Tirios y Fenicios, a pesar de la ordinaria repulsión de los israelitas hacia los extranjeros. La tradición masónica refiere que los obreros que contribuyeron a la edificación del Templo, se reconocían entre sí por medio de palabras y signos secretos, semejantes a los que empleaban los masones de los distintos pueblos se vio más ligada en Judea, como lo prueba la cooperación del Rey de Tiro, que proporcionó obreros para el Templo, y la del Arquitecto fenicio Hiram, que dirigió, los trabajos. La semejanza del genio alegórico de judíos, tirios y fenicios, prueba, según Flavio Josefo, historiador judío- romano, que el Templo de Jerusalén fue construido bajo el mismo plano, con la misma idea y el mismo Arquitecto, que el Templo erigido en honor a Hércules, el más célebre de los héroes de la mitología griega, y a Astarté, diosa del cielo entre los pueblos semíticos, existente en Tiro ciudad de la antigua Fenicia.
Existía además en Judea, una antigua sociedad religiosa que se remontaba desde mucho antes de la construcción del Templo, la que cooperó en la edificación de ese edificio y adorno de sus pórticos. Basnage dice, que éstos tomaron el nombre de “Caballeros del Templo de Jerusalén”, lo que concuerda con el conocimiento que se tiene de que esta sociedad produjo la célebre secta de los Esenios, de la que tanto los judíos como los Padres de la Iglesia Cristiana han hablado con gran veneración y en cuyos misterios, supone Eusebio, fue iniciado JESUS, el Sublime Rabí de Galilea.
Las comunidades esenias habitaron en la orilla oeste del Mar Muerto en el desierto de Engedi y conservaban con gran secreto sus enseñanzas y prácticas. Tenían sus grados de iniciación y, según Mead, debían vender sus propiedades y entregar el producto a los pobres. Ningún miembro era superior a otro, pues la autoridad era prohibida; amantes de la paz, se negaban a manejar armas o fabricarlas. Su ideal se cifraba en ser mansos y humildes de espíritu, ser puros de corazón y decir siempre la verdad. Los aspirantes eran sometidos a tres años de prueba, y después de su recepción, los decoraban con un mandil blanco.
Los Terapeutas formaban una secta semejante, según dice Philo, en que éstos se dedicaban a la vida práctica, mientras que los esenianos aspiraban a llegar a las etapas superiores de la vida contemplativa.
Las primeras informaciones de Cuerpos Directivos o Controladores de la Fraternidad, se hallan en las llamadas “Constituciones Góticas”, nombradas así por hallarse escritas en caracteres góticos, y según las cuales, San Albán el Protomártir de Inglaterra y Patrón celoso de la hermandad, obtuvo, en el año 287, de manos del Emperador Carausius: permiso escrito o “Decreto” para “reunir los masones en un Concilio General y darle el nombre de Asamblea”. Dicen las mismas Constituciones, que “San Albán presidió la Asamblea o Concilio, instituyó masones y les dio Cartas y Reglamentos”. De tal Asamblea no se tiene otras noticias.
Cuando los romanos abandonaron la Gran Bretaña, el progreso de la masonería fue descuidado, las invasiones de los Escoceses y Pictos y la ignorancia de los Sajones influyeron en ello. Con la introducción del Cristianismo en Inglaterra, la masonería empezó nuevamente a florecer. En el año 557 San Agustín, Apóstol de Inglaterra fundador de la Sede Episcopal de Canterbury, fallecido en el año 605, acompañado de 40 monjes tomó la masonería bajo su protección. Siendo él “cabeza de la hermandad”, se construyeron: la antigua Catedral de Canterbury en el año 600; la de Rochester en el 602; la de San Pablo, en Londres, en el año 604; la de San Pedro, en Westminster, en el año 605 y muchas otras.
Bajo el reinado de Alfredo el Grande, en el año 872, fue empleada la masonería en reedificar las ciudades y castillos que fueron destruidos por los Daneses; y en el año 900 el Rey confió la cautela de la Hermandad a Ethred, esposo de su hermana y a Ethelward, Príncipe de la Sangre, como Inspectores de la Masonería.
En el año 926, el Príncipe Edwin, hermano del Rey Athelstan, nieto de Alfredo el Grande, reunió la Fraternidad en York, previa la obtención de una Orden Real que autorizó la reunión anual de la Asamblea. A pesar de haberse reunido la Fraternidad varias veces, merced a este permiso real, no se puede considerar estas Asambleas como el origen de las Grandes Logias, al menos como éstas se conocen al presente pues el nombre que se les dio, fue el de: ASAMBLEA GENERAL DE MASONES y en ella tenían asiento todos los afiliados sin distinción de grados. Asimismo, cualquier hermano que pudiera pagar sus derechos, tenía autorización para crear y dirigir Logias a su arbitrio, según los reglamentos acordados por la Asamblea del Príncipe Edwin, y las instalaban sin lo que ahora se llama Carta Constitutiva, con facultad de iniciar hermanos. Todo hermano tenia voz y voto en dichas Asambleas y las Resoluciones se adoptaban por mayoría de sufragios, lo mismo que las Asambleas de carácter político. Las Asambleas Generales establecidas en el año 926 subsistieron por siglos, con reuniones anuales en York, y fueron los Supremos Tribunales de Justicia de la Fraternidad.
El título de ANTIGUOS MASONES DE YORK se conocía ampliamente, tanto en Irlanda como en Escocia, y la tradición refiere que tuvo su origen en Auldby, cerca de York, que era asiento de la casa de recreo de Edwin lo que da veracidad al hecho de que en York se efectuó la PRIMERA REUNION CONOCIDA Y AUTORIZADA DE MASONES.
En el año 956, por la muerte de Edwin, se dispersaron los masones y en el reinado de Edgard, (959-975) el Arzobispo de Cantórbery, San Dunstan (925-988), los reunió nuevamente protegiéndolos.
En el año 1041, Eduardo el Confesor, dirigió la ejecución de varias grandes obras que fueron confiadas a los masones. En el año 1076, se empezó la construcción de la Torre de Londres y la reedificación del Puente de Londres con madera; y en 1087 se construyó el Palacio y la Sala de Wesstminster. En el año 1155 se construyó el Templo de los Caballeros Templarios, en la calle Fleet, bajo la dirección del propio Gran Maestre de los Caballeros Templarios. Se empezó, también, a reedificar el Puente de Londres con piedra y se terminó en el año 1209; y en el año 1272, se concluyó de edificar la Abadía de Westminter.
Del siglo XI al siglo XVII, los masones operativos se dedicaron a la edificación de las grandes Catedrales y Palacios de Europa: puentes y reconstrucción de caminos, hospicios y hospitales. En Suiza, en el año 1421 iniciaron la construcción de la Catedral de Berna., bajo la dirección de Marías Heinz de Estrasburgo; en los siglos XII y XIV, edificaron las Catedrales de Colonia y Meisen, la de Valenciennes y el Convento de Batalha en Portugal; y en Italia el famoso monasterio de Monte Cassino, tantas veces destruido y reconstruido como lo fuera en la Segunda Guerra Mundial. Los más grandiosos monumentos de Francia, Inglaterra, Escocia, etc., son obras de masones operativos.
La “Historia de la Francmasonería”, de F. Clavel, dice: “el Abate Grandidier nos ha dejado, con referencia a un antiguo registro de la tribu de los masones de Estrasburgo, preciosas noticias sobre la Asociación que construyó la Catedral de esa ciudad. Este edificio empezado en 1277, bajo la dirección de Hervin de Steimbach, no se terminó hasta el año 1439. Los masones que la erigieron se dividían en Maestros, Compañeros y Aprendices. El Lugar donde se reunían se llamaba “Hutte” (casa pequeña, Logia). Empleaban de una manera emblemática los útiles de su profesión y los llevaban consigo como insignias; tenían por principales atributos: la Escuadra, el Compas y el Nivel; se reconocían, entre sí, por medio de palabras y de signos particulares. Los Aprendices, Compañeros y Maestros eran recibidos en la Sociedad con ciertas ceremonias en la que intervenía el secreto más profundo; admitían, como afiliados libres, algunas personas que no pertenecían al oficio de masón.
Siempre la masonería ha sufrido persecuciones e incomprensiones como hasta hoy, de la que ha salido más poderosa y más unida.
El 27 de diciembre de 1561, cuando la Asociación celebraba su Asamblea anual en York bajo la presidencia de Tomás Sackville, Gran Maestro en aquella época, se supo que la Reina Isabel hija de Enrique VIII y de Ana Bolena, reina de Inglaterra desde 1558 a 1603, mal informada del objeto de la reunión, enviaba un destacamento de tropa para disolverla. El Gran Maestro y sus Dignidades salieron a encontrarse con la fuerza armada y pudieron conseguir, de los oficiales que la mandaban, “que suspendieran la ejecución de sus órdenes hasta que se cercioraran, por si mismos, de que si la Asamblea era tan criminal como la Reina suponía”. Introducidos a la Logia fueron persuadidos, con su consentimiento, a la Iniciación Masónica. Asistieron enseguida, a la deliberación de la Gran Logia y asegurados de cuanto tenía lugar en estas reuniones, se apresuraron a comunicárselo a la Reina Isabel, con tal entusiasmo y en términos tan favorables, que Isabel no solo renunció a perseguir a los masones sino que tomó bajo su protección a la Sociedad. En el año siguiente, quinto de su reinado, expidió un nuevo Decreto derogando el Edicto contra los masones del año 1425.
A principios del siglo XVII se encuentra ya a la Sociedad Masónica en la Gran Bretaña, con su carácter y objeto primitivo. Estaba compuesta entonces, como anteriormente, de obreros constructores ligados entre sí por el secreto y el misterio, emprendiendo todos en común la construcción de edificios públicos. Sus miembros gozaban de un poder discrecional para reunirse en Logias, en las cercanías de todo edificio empezado, con la aprobación del Maestro que dirigía la obra. No existía, aún, la menor idea de investir a los Venerables e Inspectores de las Logias reunidos en la Gran Logia, ni al mismo Gran Maestro, del derecho de expedir Patentes de Constitución a otras congregaciones especiales de hermanos, como autorizándolos para reunirse bajo determinadas condiciones. Ninguna restricción coartaba la libertad de la Asociación. Los hermanos no estaban sometidos, individualmente, más que a la ejecución de ciertos reglamentos sobre objetos de interés común o disciplina interior, que acordaba la Asociación reunida en Asamblea General, una o dos veces al año, sin extender la autoridad del Gran Maestro más allá de las, puertas del recinto donde se reunía la congregación. Cuando una Logia se había establecido en un lugar cualquiera y por un tiempo determinado, solamente una testificación de los hermanos presentes, inscritos en los registros de las actas o trabajos, era a sus ojos una prueba suficiente de la regular constitución de ella.
Aunque todos los miembros de la Asociación eran masones prácticos, esto es: artesanos (OPERATIVE MASONS), iniciaban en sus misterios a personas de diferentes profesiones, cuya cooperación podía darles alguna utilidad. Así, por ejemplo, en 1641 la Logia titulada “La Capilla de María”, en Edimburgo, inició a Roberto Moray, Cuartel Maestro General del Ejército Escocés; al sabio anticuario Elías Ashmole de posterior influencia decisiva en el destino de la Orden, llamado “el Padre del Ritual”, y al coronel Mainwaring de Kherthingham, los cuales fueron admitidos en la Sociedad en 1646, en Warrington del Condado de Lancashire. Del mismo modo y por igual razón, fueron admitidos por los masones, el 11 de marzo de 1682, el Caballero William Wilson y otras personas de distinción, quienes asistieron al banquete con que terminó la sesión
El título de masón que recibían las personas extrañas al oficio, era tan sólo honorífico, y no les daba ningún derecho a los privilegios que gozaban los verdaderos obreros. Designábase a estos agregados, con el nombre de: “ACEPTED MASONS”, masones aceptados o agregados.
En este año, 1682, la Logia de “San Pablo”, en Londres. (hoy) “La Antigüedad Nº 2”, acordó una decisión que cambió enteramente la faz de la Sociedad, decretando lo siguiente: LOS PRIVILEGIOS DE LA MASONERÍA NO SERAN, EN LOSUCESIVO, PATRIMONIO EXCUSIVO DE LOS MASONES CONSTRUCTORES: CUALQUIERA OTRA PERSONA, AUNQUE SEA DE DIFERENTE PRODESIÓN, TENDRÁ DERECHO A OPTAR A ELLOS, CON TAL QUE SEA REGULARMENTE APROBADA E INICIADA EN LA ORDEN.
Si es verdad que Edwin, en el año 926, llevó a cabo la primera Gran Reunión de Masones en York con el fin de agruparlos en una sola Asociación, su deceso y la falta de un “Hombre Fuerte” para mantener esa unión fue la causa de continuas, sinó divisiones, formaciones aisladas de Logias y cambios constantes de Protectores. Es por esto que la decisión tomada por la Logia “San Pablo”, fue de gran importancia para la masonería al acordar que cualquiera otra persona podía ingresar a ella siempre que fuera aprobado e iniciado en la Orden, lo que llevaría a la Institución: fuerza, cohesión y selección.
Hay que aceptar que lo fundamental de esta decisión, es que sienta las bases inconmovibles para que 35 años después, la Orden Masónica se transforme de Operativa en Especulativa.