DEFINICIÓN
El Gran Arquitecto del Universo, expresado habitualmente con el acrónimo G∴A∴D∴U∴, es el nombre simbólico con el que suele referirse a un Dios como primera causa del Universo en ciertas órdenes iniciáticas (Francmasonería, la Rosacruz y la Orden Martinista).
ORIGEN
“Adán, nuestro primer padre, creado a imagen de Dios, el Gran Arquitecto del Universo, debió tener escritas en su corazón las ciencias liberales, particularmente la geometría”: así dice en su primer párrafo, la primera parte y más importante de las Constituciones de James Anderson, de 1723, a cuya luz debe considerase el resto de la misma.
Muchos historiadores, arqueólogos y esoterólogos afirman que la expresión G.A.D.U. tiene su origen en el dios Ptah, del antiguo Egipto. Ptahfueel dios de Menfis, la antigua capital política de Egipto. Su templo allí establecido, Hewet – KaPtah (mansión del espíritu de Ptah), dio nombre a la región entera y es finalmente el origen, vía Grecia, de la misma palabra Egipto.
En los textos de las tumbas y en los documentos del Período Ramésida hay referencias a Ptah, como el responsable de la formación de los dioses y del sol, y de la maduración de la vegetación. Pero incluso antes, en el Reino Antiguo se desarrolló totalmente la naturaleza de Ptah como un artesano supremo, y su alto sacerdote en Menfis fue llamado “el más grande de los directores de artesanos”.
En el reino de Ramsés II (1290-1224 a.C.) encontramos que el dios Ptah se une con la deidad Ta-tenen. El nombre Ta-tenen significa “la tierra que comienza a ser discernible, la tierra elevada”; en otras palabras: discernible de las aguas primordiales.
Allí se representa a Ptah como un hombre barbado que lleva un gorro y es vendado como una momia. Sus manos surgen de las envolturas delante de su cuerpo y sostienen el cetro (con cabeza de fénix), símbolo del poder; un ankh símbolo de la vida y un djed, la señal de estabilidad. Él fue aclamado como “el gran Dios que vino a la existencia en los primeros tiempos, padre de los padres, poder de los poderes, padre de los principios y creador de los huevos del sol y de la luna, Señor de Maat, rey de las dos tierras”.
Como un creador, Ptahesel demiurgo. Está íntimamente conectado con las artes plásticas y especialmente con la arquitectura y el trabajo en piedra.
Es el patrono de los escultores, los 2 pintores, constructores y de los carpinteros, así como de todo aquel que efectué creaciones con sus manos. El título del alto sacerdote de Ptah, “maestro constructor”, sería luego escogido por la masonería.
Otra postura según el libro: El Secreto Masónico de Robert Ambelain, la expresión Gran Arquitecto del Universo, fue un término que se tomó de las Máximas del apóstol Pablo en el Sig. XVIII, probablemente bajo la influencia de los pastores protestantes – Epístolas a los Hebreos 11,10; Epístola a los Corintios I, 3, 10.- Dice Ambelain que en los Antiguos Deberes de la M.·.operativa de los siglos anteriores, en sus escasas invocaciones rituales, se habla de Dios.
Sin embargo, en una fórmula antigua de la apertura de trabajos de la Gran Logia de Irlanda, según texto de 1730, se utiliza el término Gran Arquitecto del Cielo y de la Tierra.
El término G.·.A.·.D.·.U.·., parece que fue empleado por primera vez por Pitágoras, y dado que su nombre está relacionado con la geometría, no me parece raro que fuera entonces empleado en otras logias más antiguas, con miembros que realmente trabajaran la construcción de grandes obras, donde se requiere la utilización de los conocimientos en geometría, matemáticas, física, especialmente resistencia de materiales, es decir lo que actualmente estudia la ingeniería, y cuya tradición y enseñanzas se transmitían en forma oral.
DESARROLLO
Podría suponerse que no tienen una opción fácil los masones agnósticos para reconciliar sus convicciones con el símbolo “Gran Arquitecto del Universo”. Aunque la aproximación al tema no es igual en uno y otro caso, por cierto, a los efectos prácticos, tanto la ignorancia proclamada en la visión agnóstica como la incredulidad de la visión atea enfrentan un desafío similar para religarse con ese Gran Arquitecto. En general, ambas procuran salvar ese desafío atribuyendo al símbolo de referencia una naturaleza estrictamente basada en la naturaleza simbólica de la Masonería, evitando trasladar a ésta conceptos y significados propios del universo religioso.
Pero además de los múltiples matices que cualquier posición sea (agnosticismo y ateísmo o cualquier otra) admiten, un elemento clave: ¿qué es el Gran Arquitecto del Universo? Así pues todas estas posturas ven en el G.·.A.·.D.·.U.·.un axioma, y no un dogma.
Para la Masonería al menos para su Estatuto, el Gran Arquitecto del Universo es un principio creador, sí, superior, sí, único, sí; pero ideal, es decir, una convención necesaria para establecer el fundamento de que los seres humanos, por compartir un origen común, somos iguales en dignidad y acreedores de idéntico respeto.
Es por ese motivo que el símbolo del Gran Arquitecto del Universo es único: sustenta la igualdad ontológica de los hombres. Y constituye una condición para integrar la Masonería. Sin la creencia en ese principio, no puede interpretarse a cabalidad la arquitectura simbólica de la Masonería; que nos habla de Obra Mayor y de Obra Menor. La Obra Mayor es la construcción del Templo de la Fraternidad Masónica Universal, que albergue a todos los hombres del mundo de buena voluntad; sin distinción de razas ni religiones, sean o no masones. La Obra Menor, que es imprescindible realizarla simultáneamente a la Obra Mayor, es el labrado de la piedra bruta, la autorrealización personal. Mal podríamos realizar ambas obras si, por razones de cultos y de creencias religiosas, comenzamos a excluirnos entre nosotros los masones.
Los Landmarks son los principios fundamentales de la Orden Masónica. Entre ellos se encuentra la existencia de “un principio creador, superior, ideal y único que se denomina Gran Arquitecto del Universo, cuya interpretación es personal y absolutamente libre para cada masón” (art.3º de la Constitución de la G.L.M.U.).
CONCLUSIONES
Recordando nuestra iniciación es imposible olvidar cuando el V.M. nos hace la pregunta ¿creéis en dios?, posteriormente a nuestra respuesta nos brinda una explicación que es la siguiente.
“El problema de la divinidad o acaso mejor planteado el origen del universo y de sus fenómenos, en cuanto permanece ignorado por la razón humana, es el fundamento de las religiones y ha sido el martirio de muchas escuelas filosóficas. Creyentes pensadores y sabios, resultan divididos a este respecto, por límites infranqueables”.
“Entretanto la masonería, que busca la verdad sin exclusivismos de ser su maestro infalible, que respeta todas las creencias sinceras y juicios honrados, aunque no acepta cuanto estima erróneo, ha debido adoptar una fórmula que a nadie repugne fundadamente y que no coarte ninguna investigación esa fórmula es la del G.A.D.U”.
El aspecto iniciático, esotérico y subjetivo, son vivencias personales, espirituales e íntimas que cada hermano descubre en su interior profundo y valora como lo más sagrado para sí. Asimismo, le permite valorar a las demás personas como hermanos. Así, siguiendo este camino vivencial de compromiso fraterno, estamos construyendo una nueva Masonería que nos asegurará la Unidad en la Diversidad; que es divisa y realidad de nuestra Orden.
En síntesis, las herramientas simbólicas que nos ofrece la masonería, los códigos las alegorías y el concepto del G.A.D.U. lejos de ser un credo o un dogma deben constituirse en un paradigma para unificar nuestros pensamientos con nuestras palabras y nuestros hechos.
Nuestras creencias basadas en la razón y el análisis y no en el adoctrinamiento y el fanatismo, así como nuestro crecimiento espiritual en nuestro templo debera ser reflejado en nuestra vida profana y ante la sociedad.
Pedro Medina Vásquez
Guayaramerin