Palabra de origen griega, que significa «recién plantado”.
En Masonería, designa al candidato recién iniciado; No significa «nuevo», por lo que se refiere al “nuevo masón”.
Es una etapa que dura mucho tiempo, sin predicción de su final, una vez que el masón recién iniciado encuentra novedades sobre novedades en su grado de Aprendiz.
Pasando al segundo grado, el de Compañero, encontrará novedades aún mayores y así sucesivamente, hasta alcanzar la plena estabilidad, dentro de los preceptos del ritual que observa.
El iniciado es un «recién nacido» que durante la ceremonia de Iniciación probó las dificultades y la armonía que le han sido presentadas.
Es necesario que no solo haya participado, sino que lo haya entendido, y esto sucederá cuando asista a la próxima Iniciación de un novel hermano.
El proceso iniciático es largo y cada palabra debe ser «absorbida» y «digerida», y esto lleva mucho tiempo.
La Iniciación es permanente y continua; mismo fuera de la logia, cuando está en el receso del hogar, el masón está descubriendo nuevos significados, nuevas interpretaciones y nuevos conocimientos.
Entonces «neófito» es un estado permanente y el masón debe aprovecharlo, recordando que, si está en el mundo, es para aprender a vivir para alcanzar a su debido tiempo grados sobre grados.