Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa;
Lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre.
Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti.
Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios, Salvador mío, y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a Sion, reconstruye las murallas de Jerusalén: Entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos.
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Pidamos en nuestras oraciones diarias al Gran Creador Del Universo, perdone nuestras culpas y faltas. Purifiquemos nuestras almas con nuestras oraciones y nuestras acciones diarias, seamos buenas personas, seamos un ejemplo por nuestro paso en esta vida. Bendigamos nuestros hogares, nuestros trabajos y nuestra salud y conocimiento.
Ayudemos al “Novus ordo Seclorum = Nuevo orden mundial,” con nuestro estudio, con humildad, con Fe y Constancia. Recordemos que: El camino de la trascendencia es la “iluminación” y nunca termina, por eso somos aprendices “de la vida” y quien cree haber alcanzado la iluminación, está perdido dentro de sí mismo es “ególatra” y se convierte en maestro de la ignorancia. Con mis muchos años de paso por éste mundo, he aprendido que es mucho más peligroso, un ignorante, que un analfabeto. Hoy digamos con fuerza: Omnia cum honore, omnia cum decorum = Con todo honor y con todo decoro. Autor: SANTA BIBLIA Recopilado: ANDALUZ