Todos nos lo hemos preguntado alguna vez: «¿mi pareja es masón? ¿Sus padres o familiares son masones? ¿Soy yo masón, sin saberlo?» Estas dudas han costado más horas de sueño que el problema de la cuadratura del círculo. Si la incertidumbre y el recelo carcomen su tranquilidad, siga leyendo.
La Masonería es una orden secreta envuelta en el misterio. Su origen se remonta a la noche de los tiempos, y hay quienes sostienen que continúa existiendo hasta el día de hoy. Estructurada como un gremio de trabajadores de la piedra, esta institución se organiza en grupos denominados «logias» y celebra reuniones secretas llamadas «tenidas», en las que se abordan temas de dudosa salubridad para la paz mental de sus participantes, tales como simbolismo, filosofía, ética y moral. Se dice que aquel que ingresa a la Masonería nunca vuelve a ser el mismo.
¿Pero cómo reconocer los síntomas de la pertenencia a esta institución? Si su ser querido está relacionado con la Masonería, invariablemente presentará ciertos cambios de comportamiento, que el ojo atento podrá reconocer. A continuación enumeramos las 7 señales más comunes.
- Si un individuo modifica sus hábitos de lectura, debe sospechar. Se dice que los masones frecuentan literatura inadmisible para la gente común; tópicos como historia, religión, psicología, simbolismo y filosofía. Y si en su mesa de luz aparecen libros de autores con nombres sospechosos, tales como «Magister», «Mago Jefa» o «Tres Iniciados», ya todo está perdido.
- Los desdichados que caen presa de la Masonería se ven afligidos por preocupaciones impropias de gente de su edad y perfil. Si su pareja desarrolla interés por cuestiones como filantropía, política, educación o progreso, no quedará otra opción que huir, ya que usted mismo podría verse afectado.
- Uno de los requisitos de la pertenencia a esta misteriosa orden es la participación de encuentros periódicos en sitios secretos previamente acordados. Estas reuniones pueden extenderse por periodos que la gente sana y honesta encontraría inaceptables. Si su ser querido regresa a casa a altas horas de la noche vestido con elegancia inusitada y semblante agotado, busque ayuda de inmediato.
- Los masones están obsesionados con la construcción. Una señal inequívoca de este padecimiento es el uso de emblemas que representan herramientas de albañil. En particular, el uso de niveles y plomadas es indicio de una pertenencia de larga data, y en el caso del uso de escuadras, recomendamos dar la causa por perdida, ya que es prueba de una pertenencia venerable a esta institución.
- La Masonería es una fraternidad. Sus miembros desafían la moral y las buenas costumbres estrechando fuertes vínculos con personas ajenas a sus ámbitos académicos y laborales. Si su ser querido se comunica regularmente con personas a las que llama «hermano», «manito» o «bro», esto puede ser señal de corrupción masónica. Y si oye expresiones como «venerable hermano», ya no habrá duda de que se encuentra ante una víctima de la Masonería.
- Los ciudadanos honestos y adaptados sabemos que la forma moralmente aceptable de reaccionar ante la adversidad es con ira y violencia. Un signo irrefutable de la influencia masónica es una serenidad y tolerancia impropias de la gente de bien. ¿Qué hacer ante esta situación? Intente mantener la calma, y recuerde que, muy en el fondo, los masones son personas como usted.
- Los masones usan palabras como «autoconstrucción, «autorrealización» o «autoconocimiento». No encontrará estos automóviles en ningún concesionario, ya que se trata de mensajes codificados vinculados con el consumo de Masonería. Este hábito trae invariablemente aparejado un deseo de crecimiento intelectual y espiritual que puede afectar a su ser querido de manera irreversible. Recuerde: la única cura es la prevención.
Ahora que conoce los síntomas de la Masonería, usted podrá reconocer a sus víctimas con facilidad. Proteja a su familia y a usted mismo: el peligro de la Masonería acecha en cada rincón.
~ L. H. B.