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Masonería

En el año 926, el Príncipe Edwin consiguió de su hermano, el Rey Athelstan, una Carta de Constitución libre «para aquellos masones que se conservasen inmaculados». Este documento se conoce como «La Antigua Constitución de York» llamada así en recuerdo a la ciudad de York en donde fue redactada y es la Constitución más antigua que se conoce y existe y su historia se detalla en un manuscrito redactado durante el reinado de Eduardo IV. El Príncipe Edwin citó a todos los masones del reino, para celebrar una reunión en York, y, al acudir éstos, constituyeron una Gran Logia cuyo Gran Maestre fue el Príncipe Edwin. Estos masones portaron todos los escritos y manifiestos que poseían, algunos de ellos en latín, otros en francés o en griego. Aquella Asamblea resumió su contenido y con ello se elaboró la Constitución de York y que fue reconocida como la LEY FUNDAMENTAL DE LA MASONERIA. Este documento contiene Quince Artículos y Quince Puntos de legislación masónica.


Este punto de inflexión en la historia de la masonería, dio inicio a la Masonería Operativa organizada, porque con seguridad que antes de ese momento, existían masones y por lo tanto Masonería.


Seguro que el mundo en ese tiempo tenía su problemática peculiar y muchos fueron los factores y los protagonistas de la misma. Los masones estaban inmersos en los asuntos de la construcción y sus soluciones. Y también con certeza que sus acciones tenían impacto en todas
los ámbitos cotidianos: técnico, económico, social, laboral, familiar, religioso, etc.


El 24 de junio de 1717, en la taberna del Ganso y la Parrilla, se llevó a cabo aquella trascendental reunión masónica de cuatro Logia de Londres.
El Rey George I entró en Londres el 20 de septiembre de 1714. Y después que acabó la Rebelión, A.D., de 1716, las pocas logias de Londres, descuidadas por Sir Christopher Wren, decidieron que sería bueno unirse y de darse un Gran Maestre como Centro de Unión y Armonía. Las logias
que se reunieron fueron:

  1. La The Goose and Gridiron (El Ganso y la Parrilla) cervecería en St. Paul ́s Church-Yard.
  2. La The Crown (La Corona), cervecería en Parker ́s Lane cerca de Drury Lane.
  3. La The AppleTree (El Manzano), taberna sobre Charles Street, Covent Garden.
  4. La Rummer and Grape (De la Copa y el racimo), taberna en Channel-Row, Westminster.

Antes de esta fecha, antiguos hermanos, de estas y de otras Logias, se reunieron en la Logia Apple Tree y habiendo puesto en la Silla al más antiguo Maestro Masón (que hoy sería el Venerable Maestro de la Logia) formaron allí mismo una Gran Logia pro-tempore en la forma
debida y a continuación reanimaron la Reunión Trimestral de los oficiales de Logia (Quaterly Communication of the Officers of lodges), denominada Gran Logia, decidiendo celebrar una Asamblea anual y la Fiesta y elegir a un Gran Maestre de entre ellos, hasta que tuvieran el honor de contar con un hermano Noble a la cabeza de su Gran Logia.
En consecuencia el día de San Juan Bautista, del tercer año del rey George I, AD. 1717, la Asamblea y Fiesta de los Masones Libres y Aceptados tuvo lugar en la precitada taberna del Ganso y la Parrilla. Antes de la cena, el más antiguo Maestro en la Silla, propuso una lista de candidatos apropiados y los hermanos eligieron por mayoría “de manos levantadas” a Anthony
Sayers, Gentleman, Gran Maestre de los masones (Jacob Lamball, Carpintero y el Capitán Joseph Elliot, fueron elegidos como Grandes Vigilantes) quien de inmediato fue investido con las insignias del oficio y de poder por el mencionado maestro más antiguo, e instalado y
felicitado por la asamblea, que le rindió homenaje.
Este fue el momento, el punto de inflexión en la historia, llamado nacimiento de la francmasonería moderna o especulativa. El día en que se constituyó la Gran Logia de Londres y de Westminster.
Por supuesto que en ese momento, el mundo también tenía sus problemática específica y la masonería la suya en particular. El mundo inglés estaba saliendo de una crisis de rebelión y la masonería estaba reducida a su mínima expresión por la declinación de la dinámica de la
construcción que hacía de la masonería operativa tan importante. Por ello es que las pocas Logias de Londres decidieron tomar la iniciativa y darle un nuevo horizonte a la Masonería oficialmente a partir de ese día.
En ambos casos, es importante señalar que la masonería, de manera implícita o explícita, expresó y ratificó su determinación de participar activamente en el desarrollo de la civilización. Y así lo hizo.
Y en todo caso, es preciso señalar que fuera de Londres, en el resto de Inglaterra, en Europa y América existían masones y por lo tanto se practicaba masonería, independientemente del suceso de Londres de junio de 1717.
En junio de 2017 se alcanzará los 300 años de la existencia de la Masonería Especulativa y la situación actual de la Orden Masónica debe diferir en magnitud de las dos señaladas anteriormente pero con seguridad es coincidente en la naturaleza de su problemática.
Actualmente la masonería está dividida – ¿Clasificada? ¿Segmentada? – de muchas maneras. En cuanto a su leit motiv interior: Dios, La Razón y el Poder del Pueblo.

En cuanto a su origen: la emergente de las tres Grandes Logias Madre (Inglaterra, Escocia e Irlanda), de Francia, de Estados Unidos, de los países nórdicos la Cristiana, las de Prince Hall, etc.
En cuanto a sus líneas esenciales: cristiana, agnóstica, política, filosófica, etc. En cuanto a sus organizaciones conglomerantes: la C.M.I., la AIME, CLIPSAS, Le Droit Human (El Derecho Humano), la conferencia de Grandes Maestros de Norteamérica, la Conferencia de Grandes Logias Regulares del Mundo, la C.M.C., etc, etc.
En cuanto a su membresía: Masculinas, Femeninas, Mixtas. Estas segmentaciones más que contribuir al incremento de su membresía – como se podría suponer fue la intención de sus autores – ha causado más bien su declinación numérica.
Confirmando que son segmentación y no expresiones de diversidad.
Ni qué decir del mundo masónico Regular y del Irregular. La disputa es permanente y cotidiana.
Y si precisamos el contexto, estamos hablando solamente de la Masonería del Simbolismo. Si nos adentráramos en la Masonería más allá del Simbolismo nos encontraríamos con un sin número de segmentaciones al menos desconcertantes.
Parece que esta realidad desmesuradamente dispersa hace casi estéril la acción civilizadora de vanguardia de la Masonería en el mundo actual, puesto que muchísimos de los esfuerzos de las organizaciones (Grandes Logias, Grandes Orientes, etc) se emplean en cuidar y fortalecer su
posición y su línea que creen que son las únicas regulares, auténticas y acertadas.
¿Está, entonces la masonería en crisis? No es posible precisar una respuesta contundente. Pero lo que sí se puede asegurar es que está viva.
¿Y el mundo cómo está?
Viviendo vertiginosamente, en un contexto de aldea global, disfrutando de los logros en todos los ámbitos de la ciencia y sufriendo la problemática resultante. Asustado ante el descontrol en algunos aspectos de la vida, en permanente discusión acerca de cuáles son las soluciones a tanta problemática y atendiendo la urgencia de las manifestaciones imprevistas de la naturaleza producidas por la sinrazón de su comportamiento y las consecuencias de una dinámica sensual y materialista al extremo, expresadas en las asimetrías de gran envergadura en la sociedad
humana y presenciando, atónito, las primeras expresiones de extremismos lacerantes que se han tornado incontrolables y destructivos. En conjunto, asistiendo a la apoteosis del desarrollo en el umbral de lo que parece ser el fin de un sistema de vida.
¿Pueden todos estos sucesos no afectar también a nuestra Orden? Sería imprudente pretenderlo. Si bien es cierto que los hombres en general son reacios a cambiar sus ideas, sus hábitos y su forma de vida, los factores externos, las fuerzas sociales y los cambios tecnológicos
les obligan a reconsiderar sus actitudes y buscar adaptarse a las nuevas circunstancias. Y aunque estos procesos son generalmente lentos, – y a veces producto de guerras o revoluciones -, incluso en tiempo de paz su velocidad está en aumento. La Francmasonería no puede escapar a estos procesos históricos.

Es en esa dirección orientadora y definidora que la Masonería debe intervenir, como siempre lo hizo, con el método que siempre utilizó, para lograr los cambios transformadores que siempre ha logrado.
Cierto que ha tenido tiempos de esplendor y también de sombras. Pero, de acuerdo a su método, depende de los masones la intensidad de la luz de sus esfuerzos en cada época.


¿En el siglo XXI la Masonería tiene utilidad y puede recuperar el protagonismo histórico?

La respuesta es definitivamente: SI.
¿Por qué?


Porque la Masonería tiene algunas características que han perdurado durante toda su existencia y que en el mundo actual cobran importancia sustancial, permitiendo asegurar su utilidad y protagonismo: El sentido de pertenencia (tal vez más claro sería decir la necesidad de pertenencia), La Ritualidad (el orden al hacer las cosas de la vida) y la Beneficencia (La Caridad, Vocación de Servicio o el servicio a los demás). Estas características son las que básicamente hacen y seguirán haciendo a la Masonería de gran utilidad para la civilización.
Todo esto de acuerdo a los resultados expuestos en el Informe “El futuro de la Francmasonería” elaborado por el Centro de Investigación de Asuntos Sociales (SIRC) por encargo de la Gran Logia Unida de Inglaterra.
“Hay una necesidad temporal y universal para las personas a establecer un sentido de pertenencia – a sentir sus raíces en una comunidad. Nuestra necesidad de contacto social viene después de la necesidad fisiológica (aire, agua, alimentación y el sueño). Sin la vinculación social, no se alcanza el sentido de la estima personal, lo que es lo mismo decir “que no se puede
alcanzar todo nuestro potencial «. Roy Baumeister y Leary Marcos, por ejemplo, hacen hincapié en que: La necesidad de pertenencia social, el verse a sí mismo como socialmente conectado, es una motivación básica humana. Ellos observan que el sentido de conexión social predice
resultados favorables. Todos sabemos esto y probablemente todos hemos experimentado la sensación personal de que el valor social interno baja, cuando los estrechos lazos sociales se rompen o se debilitan. La frase «El hombre es un animal social» puede sonar trillado, sin embargo es cierto. Como muchos otros aspectos fundamentales de la condición humana, es
probable que nuestra necesidad para la afiliación social está conectado-“en linea” por nuestro cerebro. – No tenemos que aprender al buscar un sentido de pertenencia, lo hacemos de forma natural.

En la Francmasonería, por supuesto, el potencial para fuertes vínculos y amistades duraderas es uno de los principales atractivos que todos los masones identifican. Y más aún, este sentido de pertenencia se incrementa con la oportunidad de pertenecer a un grupo de personas que han decidido cultivar las virtudes, utilizar sus potenciales y esforzarse por alcanzar la plenitud de la vida y poner ello al servicio de los demás, tal como se propende en la Masonería. En cuanto al Ritual o a la Ritualidad hay que sostener que es un elemento que distingue a la masonería de casi todos los demás grupos sociales, con la excepción de las organizaciones religiosas. Para muchos que no son masones este aspecto domina la percepción de la
masonería. Pero los rituales masónicos van mucho más allá que la mayoría de otros contextos, comportamientos simbólicos y textos, porque a través de lo esto un aprendiz, pasando por sus ritos, llega a convertirse en un Maestro Masón. Sin embargo, puede parecer fuera de lugar en
nuestra «modernidad» del siglo XXI, una reliquia de tiempos pasados, tal vez incluso simple superstición.
Este punto de vista, sin embargo, no reconoce la analogía con la vida diaria, de repetidos intercambios simbólicos mostrando que, en esencia, la vida está ritualizada. Sin una comprensión de los significados asociados a los actos sociales, nunca podremos explicar el comportamiento social o capturar la verdadera naturaleza de lo que es ser un ser social.
La ubicuidad del ritual en la vida cotidiana es aún más evidente en las ocasiones sociales y ceremonias con las que marcan las transiciones de quienes nos rodean – los matrimonios, los nacimientos, logros, la muerte y así sucesivamente. Más claros son los rituales del calendario de
la organización llamada religión – la Pascua, la Navidad y, de acuerdo con el mundo multicultural en que vivimos y aunque la mayoría de gente cada vez carece de un fuerte compromiso hacia la asistencia a la iglesia o incluso hacia una creencia religiosa formal, todavía siente la necesidad
de participar en los rituales asociados. En cada una de ellas se reafirman nuestros lazos sociales y familiares a través intercambios simbólicos de regalos, para compartir los alimentos y fuera del tiempo de la misma rutina y la vida ritual del trabajo o de la educación formal.
El otro aspecto característico de la Masonería es la solidaridad, el altruismo, la beneficencia o la caridad.
¿Por qué ayudamos a nuestros vecinos o a personas de algunas partes del mundo a las que nunca hemos conocido, y nunca lo haremos? Somos seres conscientes con vidas que están dirigidas más por códigos de moral que por instintos básicos. Y, sin embargo, tal vez incómodamente, esta característica solidaria es mucho más evidente en aves y mamíferos que en nosotros. Muchas especies dan la voz de alarma a sus compañeros cuando identifican a un depredador cercano, dejándose al descubierto a sí mismos con el riesgo considerable de hacerse más visible. Tales tipos de comportamiento altruista instintivo, son los mismos que los que vemos como las características fundamentales de un «civilizado» de la raza humana.

Mientras que nuestra predisposición a dar a los demás, y a nuestras familias, en particular, parece tienen una base biológica, hay muchas otras formas de explicar los actos individuales altruistas. Una posibilidad obvia es el sentido de la rectitud moral que proviene de actos de caridad – nos sentimos mejor acerca de nosotros mismos después de «hacer el bien», de esta manera nos permite confirmar nuestras autopercepciones positivas. Este factor «sentirse bien», sin embargo, también puede tener raíces biológicas. Estudios recientes indican que los actos de caridad desencadenan la recompensa en centros del cerebro y aquellos asociados con emociones y sociales.


Para ser absolutamente claro, no es la Masonería que se está haciendo ningún bien en la comunidad, porque no es un movimiento político colectivo. Lo que sucede es que tiene en sus filas a personas decentes que viven en sus respectivas comunidades y estos masones son los que hacen que estas cosas ocurran.
La masonería es como un «carácter social» y uno de sus principios centrales es » la noción de alivio «. Algunos masones consideran que esta oportunidad de tener una participación directa y personal en causas filantrópicas fue una de las razones por lo que se había unido a la
organización. Y es cierto que la Masonería está siempre en busca de personas que consideran las necesidades de los demás. El tema de la caridad, entonces es visto como un asunto que es desarrollado por la masonería y es un aspecto de atracción para sus adeptos.
Hemos visto que la masonería tiene, en su raíz, preceptos morales y modos de conducta que están lejos de estar en desacuerdo con la corriente principal de la sociedad. Pocos pondrían en duda que la masonería pone énfasis en el compañerismo y la afiliación y el deseo de los masones de ser «la mejor persona que puede ser”, deseo de que a menudo se manifiesta a
través en el trabajo voluntario al que muchos se comprometen y el apoyo a los menos miembros menos favorecidos de sus comunidades. También es cierto que el ritual y ceremonial, son aspectos de la masonería que la distinguen de otras organizaciones. Los rituales masónicos son, quizás, más elaborados que los que experimentamos en la vida cotidiana, en la vida social y familiar. Toman la forma de obras de un acto – cada uno de los cuales alegóricamente se relaciona con los preceptos morales y formas de comportamiento en la relación a otros -. Son, en un sentido muy real, historias en gran medida semejantes a las parábolas, que ponen de
relieve cuestiones importantes.


Hay evidencia actual que la Masonería está dando lugar a una nueva etapa de apertura y transparencia desde sus niveles de dirección hacia la comunidad. Por otra parte se está comenzando a restituir el orgullo de declararse miembro de la Masonería, aunque es un proceso aún lento y que requiere ser prudente. También se está observando, cada vez más, el acercamiento de los masones a sus comunidades para compartir sus valores y los beneficios propios de la práctica de estos.

Además, hay muestras de la revalorización de la tradición masónica, como respuesta a la etapa – ojalá finalizada – en la que se pretendió “modernizar” a la Masonería. La Masonería está haciendo esfuerzos evidentes por proporcionar a la membresía de hoy – especialmente a los más jóvenes – de las facilidades lógicas y necesarias para pertenecer y permanecer en la Orden así como para el desarrollo evolutivo individual que se pretende.
La educación o docencia masónica está siendo replanteada, para pasar de ser considerada como un fin en si mismo a tomar su verdadero carácter de medio. Además de dejar ya de lado su característica pasiva de ser un método de enseñanza de solo conocimiento, para convertirse en
un sistema de oportunidades de aprendizaje de conocimiento que con su internalización se conviertan en saberes y estos en acción, en conducta.
La Masonería merece una mirada más cercana con el fin de entender y apreciar su esencia, su pertinencia y su papel en la actualidad. Si la Masonería es capaz de concluir con éxito estas transformaciones inspiradas por las necesidades del mundo actual pero basadas en sus inmutables bases de su “espíritu”, entonces su futuro y su rol protagónico está asegurado, no
solo para un siglo sino para más de eso.
En la dimensión de nuestra Gran Logia, es importante comprender que estamos caminando en el sendero de hacer de la Masonería especulativa de una edad de 300 años, una Masonería de Acción o como pueda calificarse para denotar su carácter de Activa, de manera que los
beneficios resultantes de su práctica en cada masón puedan manifestarse de manera inspiradora y transformadora en la vida real de las comunidades.
Como en York en 926 o en Londres en 1717, estamos en el umbral de un momento histórico de inflexión, en una etapa que – como en esas dos pretéritas ocasiones, necesitó de la decisión de masones que veían el horizonte del futuro de la Orden y tomaron decisiones – se necesitan
Hermanos que vislumbren cómo construir el futuro y tomen la decisión de hacerlo.

Con seguridad que el 24 de junio de 2017 habrán cientos de festejos a lo largo y ancho del mundo masónico. Pero creo que el más importante homenaje será el marcar esa fecha, con el cincel y el mazo en la piedra, como el inicio de una nueva etapa de la Masonería. El nacimiento
de la Masonería de Acción que está esperando el mundo, esa Orden renovada capaz de construir un mundo Fraterno y justo, un planeta en que la vida este inspirada en la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.
¿Será que los masones de la actualidad pueden encender el fuego renovado de la Masonería que la humanidad reclama? Es un desafío a la altura de masones de su talla.

Aristides

Junio, 2017

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Emulación · General

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