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Los valores morales de la masoneria

He leído algunos de los planteamientos que se ha hecho al hombre desde siglos atrás, en busca de su evolución.

Las religiones, cada una en particular, dan su propia versión sobre este tema y como es lógico, también interviene ciertas doctrinas esotéricas.

Son muchos los que consideran a la evolución como un cambio gradual en forma superativa aquí en la tierra. El esoterismo general, sostiene que existe la influencia de las constelaciones zodiacales sobre las características de las religiones y el desarrollo de poderes diversos de la humanidad.

Personalmente, creo que el verdadero desarrollo evolutivo de la humanidad, está basado en el desarrollo evolutivo de la Conciencia y no de las facultades; ya que la evolución de las fuerzas físicas, está supeditada a la evolución de la Conciencia.

Todas las facultades con que ha sido dotada la humanidad, se encuentran latentes en todos los seres, a la espera de ser desarrolladas.

Las circunstancias internas tienen influencia, como en el caso que nos plantea el esoterismo que sostiene que en la edad de Acuario, la dinamización de una facultad latente, será más fácil por la influencia cósmica; estoy de acuerdo, pero una facultad como la clariaudiencia o la clarividencia, no significa necesariamente un privilegio ni superación (auscúltese este aspecto en la para-psicología moderna), porque la superación corresponde a lo Espiritual y a la Conciencia.

El verdadero desarrollo evolutivo del hombre, sólo puede entenderse como el desarrollo conciente de facultades, poderes y posibilidades latentes, que no pueden desarrollarse por medio de procesos de la naturaleza, o por si mismas, que no pueden crecer ni mecánica ni automáticamente y que por lo tanto, requieren la atención individual conciente. Requieren un «despertar» o un «pasar de la muerte a la vida» y estas etapas se cumplen en las «iniciaciones» en los diferentes Grados de Masonería.

La tecnología y los adelantos científicos, no son precisamente formas de evolución; sino, acumulación de conocimientos. En un próximo futuro es de prever adelantos mayores, porque disponemos de medios mejores para transmitir el conocimiento a nuestros descendientes, caso concreto el de las computadoras, pero este adelanto no puede llamarse evolución.

Si coincido en mi forma de pensar con muchos hombres, que han dedicado su vida al análisis de este tema- sobre todo las corrientes orientales-, debo admitir en ellas, que existen dos fases bien definidas en la evolución.

La primera, es inconsciente y corresponde a un plano rudimentario de la conciencia, que muchos autores asocian con el instinto.

Esta etapa la vemos claramente en la naturaleza, en la progresión de las formas biológicas lo cual se debe a la acción de un Plan Cósmico bien definido, con el propósito de hacer a cada ser, autoconsciente aquí en la Tierra.

En el hombre, este Plan Divino ya ha sido superado, porque cada ser humano es autoconciente; luego debe realizarse otra clase de evolución, que es la «Evolución Conciente de la Conciencia», la que esta estancada hasta que nos decidamos a trabajar en este propósito superior.

La Evolución de la Conciencia, exige la acción conciente del SER, pero nadie podrá obrar concientemente si no se compenetra primeramente, de cuales son los verdaderos propósitos de la vida en la Tierra.

La Conciencia pertenece al Espíritu y bajo esta premisa, la Evolución de la Conciencia es eterna y por tanto, continúa fuera de nuestro plano físico, de ahí que cuanto antes, cada ser humano debe tratar de conseguir esta evolución y mejor si se le fuera dado antes de ese tránsito llamado «muerte».

Todas y cada una de las religiones, tratan de explicar esta evolución de la Conciencia a su manera y para ello, recurren a formular dogmas, rituales, ceremonias, etc., pero ocurre que la gran mayoría de sus seguidores ejecutan dichas prácticas inconscientemente, sin encontrar el «significado interno».

La humanidad -con excepciones por supuesto- no se esfuerza en encontrar el sentido de la vida, o lo que en nuestro léxico masónico denominamos, «El Camino a la Verdad», en forma de investigación personal conciente y a esto también contribuyen en gran parte, aquellas religiones dogmáticas que han creado el temor a los castigos, para aquellos que no crean como artículo de fe, en sus dogmas y busquen la investigación.

En este sentido, es poca o nula la evolución que se ha operado en la humanidad, ya que en asuntos de Conciencia, se sigue actuando como hace siglos.

El hombre por su misma naturaleza, no puede alcanzar la perfección que es atributo Divino; empero, es perfectible y para hallar esta meta Espiritual, debe necesariamente evolucionar en forma integral, con lógica preeminencia de la parte espiritual.

En la proporción en que su Conciencia de desarrolla, conseguirá otros conceptos más altos sobre Justicia, Moral, Sabiduría, etc., hasta que con seguridad en otros cielos o planos evolutivos, tendrá los concepto de un Angel o Querubín.

Nosotros hemos sido criados bajo concepciones humanas a las que se les ha dado tal énfasis , como si fueran verdades absolutas y tal vez, lo mismo estamos haciendo con nuestros hijos, de ahí que se nos hace difícil captar la Realidad Superior o el realizar los propósitos de la vida.

No cabe ninguna duda, de si queremos entender la evolución, debemos primero saber, que es el hombre y cuales sus probabilidades de acuerdo al Gran Plan.

Comencemos por admitir, que el ser tiene esencia espiritual, que se manifiesta en la materia (cuerpo denso), con un propósito bien definido y que es el medio material donde el desarrollo interior de la Conciencia, es llevado hasta el punto de edución, que viene a ser la autoconciencia del Ser, manifestado en el cuerpo humano.

Hay una edad o una época en el ser humano, en que el desarrollo es gradual e inconsciente y se encuentra sometido a las leyes naturales por medio de los instintos. Superada esta etapa, la continuidad del desarrollo ya requiere la colaboración conciente, debemos entonces prestar mayor atención a los problemas de la vida y de la muerte, analizando nuestro Espíritu y nuestro corazón con todas las fuerzas de nuestra mente, para buscar el propósito de nuestra existencia.

En esta etapa vienen como hechas a medida, las palabras de Cristo cuando decía: «Buscad primero el reino de Dios y SU Justicia y lo demás vendrá por añadidura.

Sensiblemente, en nuestro mundo, buscamos primero la «añadidura», descuidando lo esencial «el reino de Dios» que es la Verdad o la Realidad Superior, el propósito de la vida para «vivir concientemente».

La lucha es encarnizada y sin el menor ánimo de principios, cuando se trata de posesiones materiales y en ella están inmensos laicos, clérigos y no faltan inclusive, Hermanos de la Orden, todos ellos en vez de concentrarse en la obra espiritual dejando «al César lo que es del César», quieren «lo del César y lo de Dios».

En el afán de formar la vida social, el hombre se rige por leyes de justicia, que no están de acuerdo con la Justicia Divina y en este propósito, redactan códigos, los clérigos condenan o absuelven por leyes que de divinas no tienen más que el nombre y lo peor es que lo hacen «en nombre de Dios».

De igual forma, es medida la moralidad y la inmoralidad y son dado a premios y castigos y se comercia con lo Sagrado.

Nuestro adelanto, nuestra Evolución futura, depende de nuestros esfuerzos concientes y esa es tarea de ahora, aquí en la Tierra.

Hasta que la espiritualidad no haga «carne en el humano, existe «involución», descanso, materialización y será cuando se adquiera la autoconciencia a través de las leyes naturales, que en el fondo son verdaderamente Divinas, que se tenga la plataforma de despegue hacia estratos más altos, en busca de la Evolución conciente o verdadero adelanto progresivo.

Por: Pedro Koenigsfest S.

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