Categorías

LOS MISTERIOS DE LA TERMODINÁMICA

El Movimiento Teosófico (Besant y Leadbeater, 1914), vinculado a la religión ancestral de la India, asocia el origen de la humanidad en las llamadas 7 grandes etapas evolutivas, llamadas «cadenas», a causa de constar cada cadena de 7 globos mutuamente relacionados, de suerte que cada globo es uno de los 7 eslabones de la cadena.

En la actualidad nos encontraríamos en la quinta ronda de quinta cadena, correspondiente a la sub-raza teutona, luego de haberse iniciado la quinta cadena con las emigraciones a Egipto de la raza aria proveniente de la India, entre los años 18.875 y 15.950, antes de Cristo. Al término de la séptima cadena, el sistema reposará hasta que comience un nuevo ciclo, asociado a una respiración completa del Creador Supremo y permitiendo la continuación de la vida eterna.

Durante este proceso, el ser humano lucha por perfeccionarse a sí mismo para alcanzar un estado de perfección espiritual. En el devenir de las cadenas se destacan la tercera y cuarta, asociadas a los continentes llamados la Lemuria y Atlántida, durante las cuales el ser humano habría poseído capacidades y conocimientos que le habrían permitido grandes avances de sus civilizaciones, pero que finalmente no pudieron controlar debido, entre otras razones, a su falta de control sobre las pasiones humanas. Finalmente, dichas civilizaciones habrían sucumbido por catástrofes naturales, asociadas al elemento fuego (Lemuria) o el agua (Atlántida).

Una visión científica del origen y comprensión de la vida fue concebida a mediados del siglo XIX. En esta época surgieron dos grandes teorías científicas sobre la evolución de los sistemas naturales en el tiempo. La termodinámica, ciencia de la ingeniería, base hasta el día de hoy de la transformación de recursos energéticos, que contemplaba una naturaleza en constante degradación energética hacia una muerte en forma de desorden aleatorio.

Esta visión pesimista de la evolución de los sistemas naturales, inspirada por la segunda ley de la termodinámica, contrasta con el paradigma asociado con Darwin, de unos sistemas biológicos crecientemente complejos, especializados y organizados a lo largo del tiempo. La fenomenología de muchos sistemas naturales demuestra que buena parte del mundo está habitada por estructuras coherentes fuera del equilibrio termodinámico, como son los tornados y huracanes, el ADN, los ecosistemas y la vida misma. Los sistemas vivos exhiben un alejamiento del desorden y el equilibrio, que se traduce en estructuras altamente organizadas.

Este dilema fue una de las motivaciones de: ¿Qué es la vida?, el influyente libro de Erwin Schrôdinger, en el que intentó agrupar los procesos fundamentales de la biología, la física y la química. Schrôdinger hizo notar que la vida comprendía dos procesos fundamentales: el orden a partir del orden y el orden a partir del desorden (Schrôdinger, 1944). Observó que el gen generaba orden a partir del orden dentro de una especie, esto es, la progenie heredaba los rasgos de los progenitores.

La otra observación de Schrôdinger, el orden a partir del desorden, aunque igualmente importante, fue peor comprendida. Esta premisa era un intento de ligar la biología con los teoremas fundamentales de la termodinámica. Schrôdinger hizo notar que los sistemas vivos parecen desafiar la segunda ley de la termodinámica, la cual insiste en que la entropía (desorden) de un sistema cerrado debería maximizarse. Los sistemas vivos, sin embargo, son la antítesis de esta ley, pues exhiben maravillosos niveles de orden creados a partir del desorden.

Las plantas, por ejemplo, son estructuras altamente ordenadas, sintetizadas a partir de átomos y moléculas desordenadas, provenientes de la atmósfera y el suelo. Schrôdinger resolvió este dilema reconociendo que los sistemas vivos existen en un mundo de flujos energéticos y materiales. Un organismo se mantiene vivo, en su estado altamente organizado, tomando energía de alta calidad del exterior y procesándola para producir un estado interno más organizado. La vida es un sistema lejos del equilibrio que mantiene su nivel local de organización, a expensas del reservorio de entropía global.

Schródinger propuso que el estudio de los sistemas vivos desde la perspectiva del no equilibrio, reconciliaría la auto-organización biológica con la termodinámica. Es más: esperaba que dicho estudio reportase nuevos principios físicos. Un organismo se mantiene vivo, en su estado altamente organizado, a base de importar energía externa de alta calidad y degradarla para sostener la estructura organizativa del sistema, o como dijo Schrôdinger, la única forma de que un sistema vivo se mantenga vivo, lejos del estado inerte de máxima entropía, es «extrayendo continuamente entropía negativa de su medio ambiente. Por consiguiente, el mecanismo por el cual un organismo se mantiene a sí mismo a un nivel bastante elevado de orden o un nivel bastante bajo de entropía), consiste realmente en absorber continuamente orden de su medio ambiente. El suministro más importante de «entropía negativa» de las plantas es, evidentemente, la luz solar» (Schrôdinger, 1944).

Pero, las respuestas que nos entregan las narraciones cosmogónicas, científicas y otras… ¿son las respuestas con que debe satisfacerse un aprendiz de masón? No lo sabemos; pero si debemos desterrar los mitos o creencias sobre la pregunta ¿desde dónde venimos? Por cierto, el hombre en un intento por seguir respondiendo a la pregunta y, tratando de satisfacer su precariedad existencial material y espiritual, ha dado respuestas relacionadas a una existencia gloriosa, de un pasado siempre mejor relacionado, en que de hecho el hombre, para casi todas las religiones, fue expulsado de su cómoda y exquisita existencia que tenía en un paraíso.

Donde más se podrá encontrar ese amor, si no es en la Familia, que más que una unidad jurídica y económica, constituye una comunidad de amor y solidaridad, insustituible para la enseñanza y transmisión de valores morales, éticos, espirituales, culturales, sociales y religiosos, esenciales para el desenvolvimiento y bienestar de sus propios miembros y de la sociedad.

La Familia es la primera y la más importante escuela de amor. La grandeza y la responsabilidad de la Familia están en ser la primera comunidad de vida y amor, el primer ambiente en donde el ser humano puede aprender a amar y a sentirse amado. El amor en la Familia tiene dos cometidos fundamentales:

Enseñar el amor y aprender a amar. Revelar, custodiar y comunicar el amor, y proyectarlo a la sociedad.

Ayudar a cada uno de sus miembros, especialmente a los hijos, a que desarrollen todas sus potencialidades, que lleguen lo más cerca posible, a lo que deben llegar a ser y que alcancen la vocación a la que han sido llamados por su Creador, el G:.A:.D:.U. Es en el ámbito de la familia donde el ser humano aprende el cultivo de las virtudes, el respeto que es el guardián del amor, la honradez, la generosidad, la responsabilidad, el amor al trabajo, la gratitud, etc.

La Familia, fundada en el matrimonio, también constituye un patrimonio de la humanidad, porque representa la unidad básica, la célula vital y el pilar de la sociedad, donde se prepara el porvenir de los Estados. Es la más importante y fundamental de todas las instituciones sociales. Es el fundamento del edificio de la vida moral, patriótica y social.

En la Familia –cuna y custodia de la vida- el ser humano, hombre y mujer, nace y crece como persona, como hijo, como hermano, gracias al modelo de los padres y nos invita a ser creativos en el cultivo de la inteligencia, la voluntad y el corazón, para poder contribuir y abrirnos a la sociedad, preparados e íntegros. La Familia educa a la persona hacia su maduración y edifica la sociedad hacia su desarrollo progresivo.

Siendo así tan necesaria, esencial, importante, fundamental, excelsa y sublime la Familia para el ser humano y la sociedad, será posible que existan otras instituciones sociales que puedan reemplazarla o sustituirla?; creo que no, pero si existen instituciones que hacen que esa Familia subsista, se alimente, se desarrolle, progrese y se beneficie y esa es nuestra Orden, la Masonería.

Porque la Masonería es una institución que busca la felicidad humana por medio de la tolerancia y el amor, ayudando a perfeccionar las costumbres, glorificando la justicia, la verdad y la igualdad, combatiendo la tiranía y los prejuicios.

Porque la Masonería es la más antigua fraternidad universal del mundo, que cree en la fraternidad del hombre bajo la paternidad de G:.A:.D:.U. y se esfuerza en alcanzar el perfeccionamiento moral, espiritual e intelectual de cada no de sus miembros, como también la mejora de los valores de la Familia y de los valores cívicos.

Porque, además, la Masonería le asigna al núcleo familiar un lugar muy importante dentro de sus códigos y preceptos y no es por azar que la Masonería ha escogido la figura de la hermandad como vínculo entre los masones. No nos llamamos primos, ni cuñados, ni amigos, o ningún otro término, nos llamamos hermanos. Con esto, tratamos de emular a las Familias al llamarnos hermanos y llevamos a la masonería al seno de cada uno de nuestros hogares.

QQ:. HH:., a veces es difícil recordar que nuestra función no sólo es proveer techo, comida o dinero a la Familia, tenemos que proveer también alegría, amor, seguridad, guía, estabilidad, atención y compañía, valores que debemos conservar por siempre, pero sobre todo aplicarlos y practicarlos.

Debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para engrandecer y beneficiar a nuestras Familias, aplicando y practicando los principios masónicos. Debemos llevar a la práctica, todas las enseñanzas de la masonería, pero sobre todo debemos aplicarlas en ese primer laboratorio o tubo de ensayo que son nuestras Familias.

El objetivo de ingresar a la Masonería, no solamente es para ser mejores hombres, sino que también implica tener mejores hijos, mejores esposas, mejores hogares y mejores vidas. Proyectemos la Masonería no solo desde nosotros mismos, sino desde nuestras Familias, sin perder el Norte de que Masonería solo es posible en Familia.

QQ:.HH:., con este trazado no pretendo dar reglas de conducta, ni lecciones de moral, más al contrario he querido rescatar y compartir con vosotros, estos conceptos, estos pensamientos, paradigmas, experiencias y sentimientos, que han sido expresados por diferentes personalidades y en especial por hermanos masones y que han calado profundamente en mi corazón y me han ayudado a meditar y reflexionar, como aquello que escribió Nicolás Encina, Hermano masón Costarricense y que lo llamó “El Decálogo de la Familia de un Masón o de un Masón en Familia”. El decía: – La Familia debe ser para nosotros la primera escuela de las virtudes de entrega, diálogo, comunicación, convivencia, tolerancia y respeto mutuo. – No debemos hacer de nuestro hogar un restaurante, donde comamos, ni un hotel donde nos alojemos, ni una tienda donde nos vistamos, debemos dar calidez y paz, que sea un lugar donde todos nuestros hijos quieran estar.

– La libertad debe ser la gran atmósfera que tenemos que respirar en Familia, sin que el libertinaje la contamine. No olvidemos que: la autoridad sin libertad es tiranía y la libertad sin autoridad es anarquía, intentemos lograr el equilibrio.

– No utilicemos, ni marginemos, ni manipulemos a ninguno de los que conviven con nosotros. Son personas humanas y sienten igual que nosotros. Grandes traumas y frustraciones nacen de estas actitudes.

– Aceptemos posibles discusiones y acojamos opiniones distintas en nuestros hogares, brindando siempre la oportunidad de que cada miembro de nuestra Familia sea él mismo, no el que nosotros queremos que sea. No tratemos de cumplir nuestros sueños frustrados a través de ellos, dejémoslos que busquen hacer realidad sus propios sueños.

– Jamás seamos prepotentes, ni perdamos el control, ni contabilicemos los errores de nuestros familiares, al contrario, disculpémoslos y amémoslos sin límites. – Intentemos volver a nuestras casas, alegres, cariñosos, comprensivos y de buen humor, nunca descarguemos en nuestros seres queridos nuestro nerviosismo y agresividad. Ellos no tienen la culpa de nuestros problemas.

– Luchemos para que nuestra Familia, sea un espacio donde se favorezca el crecimiento humano. No les mezquinemos formación y desarrollemos la vocación y aptitudes de nuestros hijos.

No les impongamos nuestra religión, démosles a conocer a Dios y el camino para llegar a EL, pero dejémoslos que ellos logren sentirlo con sus propias experiencias y necesidades.

– Huyamos de la incomunicación, de las palabras hirientes y de las caras largas, que son los mayores enemigos de la Familia. Apaguemos el televisor y prendamos todas nuestras luces para escuchar a nuestros hijos.

– Conjuguemos todos los días en nuestros hogares los verbos, Amar, Comunicar, Compartir y Participar y solo así podremos lograr una gran y verdadera Familia unida. QQ:.HH:., para concluir quiero resumir todo lo expresado en los siguientes pensamientos:

“Sepamos decir a nuestra familia cuanto nos importa y cuanto la queremos, pues el amor más grande del mundo, en ella lo encontraremos”

“No olvidemos también que la Masonería es una familia universal, donde aprendemos a amarnos, colaborarnos, protegernos, donde además buscamos el perfeccionamiento y la superación, valores que representan toda nuestra doctrina, toda nuestra ciencia y toda nuestra ley”

Vistas:
840
Categoría:
General

No se permiten comentarios.

Si deseas publicar un trabajo envíalo a esotomayor@alianzafraternal.org