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Los Cinco Puntos

De tiempos inmemoriales, la relación entre humanos es el factor más importante en la coexistencia de vida que se ve ensombrecida en los mismos albores, ya con Caín y Abel se señalan los primeros conflictos que culmina con la muerte de uno de ellos.

Aquella relación se ha visto dañada con actitudes de envidia, rencor, falsedad, traición y otros que han ocasionado serie de enfrentamientos entre hermanos, familias, tribus, pueblos, ciudades, naciones, en la perspectiva del dominio del uno sobre el otro.

Grandes y fuertes han sido los conflictos que se han suscitado entre seres humanos, donde la historia es basta en narración de acontecimientos bélicos ocasionados por la ambición de poder.

Parecería ser que el humano ha cultivado por sobre todos los aspectos el afán de dominio y tejer conflictos sobre la base del concepto de acumulación de riqueza, que se traduce en manipular cualquier acción para justificar el enfrentamiento por el solo objetivo de ser poderoso, relatada en la historia de la humanidad.

A partir del período del Renacimiento, se presenta un comportamiento donde el ser humano aparece como la exaltación del hombre por el hombre, es el nacimiento del humanismo como obra de arte, es el período donde cobra trascendencia la existencia humana ligado a la naturaleza, pues descubre en ella el conocimiento de la esencia de ésta, lo que lo lleva a colocar al ser humano en un sitial preferencial en la existencia misma.

La raza humana ha ido transcurriendo en un derrotero de acontecimientos que, hasta hoy, no ha recuperado la armonía ideal del momento sublime de la creación.

La Augusta Orden masónica admite en su seno a hombres libres y bien recomendados, donde nos proporcionan herramientas plasmadas en símbolos, signos y palabras para descubrir el misterio de la creación, en la esperanza de forjarnos moral y espiritualmente nobles.

La comprensión de aquellos mensajes, es un proceso de acumulación de conocimientos que se trasmite en sus tres grados, paso a paso nos permite interpretar el contenido de lo que cada uno de estos representa y engranados comprender la vida misma.

Es necesario aprender y practicar el desprendimiento de las pasiones y liberarse de los obstáculos que nosotros mismo hemos ido construyendo.

El masón debe emanar el aroma de las flores, dulce y sereno, y contagiar de aquella fragancia a los que lo circundan, en todo momento, a cada instante, en todo sitio, sin prejuicios y con el desprendimiento natural de un ser cargado de emociones positivas deseoso de compartir con la humanidad.

Nos erigimos como una columna, con la base sólida, orlada de planos y ondulaciones que en armonía traducen sentimientos de alegría, en un fuste lleno de fortaleza, cargado de espiritualidad y grandeza, robusta en su estructura para rematar en un capitel sereno en su sobriedad como el dórico, de sabiduría reflejadas en las volutas del orden jónico y de belleza por los arabescos y centellas de un capitel corintio.

Debemos ser columna porque hemos conocido del saber, de la tolerancia, de la perseverancia, comprendemos de la libertad, igualdad y fraternidad, mas es necesario practicarla.

Con los cinco puntos de la fraternidad tenemos esa oportunidad que nos recuerda del contenido que debe tener nuestro diario vivir, es la llave maestra para transponer el umbral hacia el G:.A:.D:.U:. , el hacer de nuestro espíritu el más bello, el más pasivo, el más glorioso. Tenemos todo para alcanzar esa dicha. No siendo egoístas con nosotros mismos, compartiendo con el hermano, con la humanidad toda, los momentos felices y los instantes desventurados, en paz humana y tranquilidad espiritual.

Entendido y practicado los cinco puntos de la fraternidad en toda su riqueza magnífica, logramos transponer una puerta importante en el ancho camino a la verdad, pues son los cinco mandamientos para el maestro masón, que deben estar en nuestra mente y corazón, todos los días, son la unidad que practicados nos revelan la paz interior.

Son las herramientas adecuadas forjadas para mantener el equilibrio emocional, la hermandad y fraternidad, permitiéndonos un enriquecimiento espiritual a través de la práctica sin egoísmos.

Los cinco puntos de la fraternidad, aplicados de manera puntual o en su totalidad, nos permite aliviar la conciencia en la vida horizontal del ser humano aceptado en el pensamiento tradicional occidental dogmatizado e incompleto.

  • Que ¿debemos aceptarlos?
  • Si debemos.
  • Que ¿debemos practicarlos?
  • Sí debemos.

Pues la mano amiga; el apoyo a las empresas dignas; el recordar las necesidades del hermano cuando elevo mis plegarias; el guardar los secretos que me confiaron y el proteger su reputación, es necesario, …al practicarlos recordamos el sonido del viento, el arrullo del agua vertiendo entre las rocas, de lo multicolor de la Luz que ocupa todo el espacio cuando se refracta en las gotas de agua en luz exuberante y nutriente garúa; recordamos la belleza de la oscuridad que da cobijo y paz a nuestro cuerpo a la hora del crepúsculo, para rebosar en las suaves notas del anochecer.

Pero no basta, no es suficiente, falta algo más… Se debe ser aquel maestro alivio de acciones para con el hermano… pero aún falta… ya hemos transpuesto el umbral del pensamiento simple y se nos ha permito caminar más allá… Es necesario despojarse de las vestiduras y ataduras de practicar solamente la plena vida terrenal, que nos puede conducir por un derrotero de autocomplacencia fácil.

Lo cotidiano de la absorbente vida actual, no nos da tiempo para descubrir otra posibilidad de realización, si bien es necesario “pisar tierra”, no menos importante es activar los cinco sentidos masónicos para hallarse inmerso en la paz personal, que es el reflejo de estar en paz espiritual.

Inmersos en el pragmatismo, acostumbrados al resultado de la Lógica fría, nos olvidamos de la necesidad cotidiana de dar y recibir afecto, fraternidad, amor, aquel amor generado desde lo más profundo de nuestro ser.

Hoy estamos exuberantes con los secretos sustitutivos observados escrupulosamente, son el recurso de hálito que el ser proclama en busca de la Luz divina no hallada en el occidente, que sustituye los genuinos que no encuentra en su vida materializada. La necesidad natural de sobrevivencia, en el orden terreno, lo perturba y no encuentra los secretos genuinos, pero ha tenido el necesario conocimiento para sustituirlos, para forjar acciones nobles que le permitirán concebir la esencia del conocimiento, la esperanza que nos señala o nos recuerda que hay aún un camino por recorrer.

Cuando nos encontramos en la ruta de la desesperación, en la cual no encontramos asidero alguno, es cuando necesitamos de la palabra amiga, del abrazo del hermano quien con su tierna palabra, dulce sonrisa y su amplio corazón nos protege con su manto de amor para que las heridas que nos lacera el alma las podamos soportar.

Colocar la mano sobre la espalda en un acto sincero de amor, esta demostrando que uno se siente protegido de todas las injurias de la vida y que cuando estemos afligidos, recordaremos aquella mano sobre la espalda que recibimos del hermano.

Tenemos la seguridad, cuando elevados nuestra prece al hacedor, que también hay un hermano que está orando por nosotros para que seamos protegidos en todo momento e instante, pues es cierto que la felicidad compartida se hace mas dichosa y la pena avisada se hace más liviana y llevadera.

Nuestra labor es mejorar el mundo que habitamos sin perder la perspectiva de alcanzar la cima de la vida en el más allá, siempre procurando encontrar los secretos genuinos que son inconcebibles para la mente actual de la raza humana.

Hablo en primera persona, ¿Qué es de mí? ¿Qué pasa con mis hermanos? ¿En el día a día de nuestras vidas? ¿Cuáles son las necesidades y sus aspiraciones? Qué nada se de ellos. Espero la llegada del día de la tenida en mí Taller donde retribuyo el abrazo afectivo en el que reencuentro su fraternidad o mi consuelo egoísta, pero al mismo tiempo sincero…. Qué pobre soy… solo los viernes se de la presencia de mis hermanos, ¿qué pasa con el resto de sus tiempos y de mi tiempo?, no sé… ni sabe casi nadie de lo que acontece con mi vida, hoy recuerdo los cinco puntos de la fraternidad para consolarme.

Mis hermanos queridos que en cada llegada recibo de ellos el abrazo afable y cariñoso, cargado de emoción y afecto, pasa la Tenida y ¿luego qué?… hoy y siempre es el momento de aplicar los cinco puntos de la fraternidad pidiendo ayuda al G.A.D.U. a través de Él, para expresar lo que debo practicar siempre. Si bien estos parecen actitudes puntuales, en el fondo entrañan la manera de vivir personalmente estos dictados con uno mismo, que posiblemente sea la verdadera aplicación de su precepto.

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