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Los cimientos de la masonería del hombre

EN LOS INICIOS

La evolución del hombre desde que apareció en el planeta, comprende el aspecto de su constitución y apariencia física, pero muy principalmente el desarrollo de su pensamiento y expresión vocal. Estos dos últimos factores son muy importantes porque se refieren al grado de avance de la conciencia del individuo. El ser empieza a formar idea de las cosas que ve, ruidos que escucha y objetos que palpa. En otras palabras, construye su propia conciencia de sí mismo y del entorno.

La prolongación de su vida en el medio en el que se encuentra, lo obliga a ganarse la subsistencia alimentaria y estabilidad habitacional. En esta situación, se esfuerza por conocer mejor, dominar y servirse del medio ambiente para tener seguridad futura de su existencia.

La solución del tema urgente de la alimentación, dio espacio al segundo que era el de la vivienda. Este tenía que cumplir requisitos de seguridad, protección y espacio. Exigía, desarrollo de habilidades constructivas, de acuerdo al hábitat que lo rodeaba. Esta actividad, le fue excepcionalmente útil, porque la edificación le proporcionaba vivienda, pero además capacidad de planificar, de ordenar en secuencia las etapas y sobre todo formar el todo, lo completo.

Como es fácil comprender, en este estado era necesaria la expresión, el hablar, transmitir y entender, comunicar pensamientos y deseos a los demás, así como entenderlos. Al transmitir y recibir experiencias valiosas, le dio pie a comprender el significado o razón de su existencia mortal. El medio, idioma etc. son temas muy importantes a tratar, pero no el objetivo de este artículo.

La razón de existencia. La comprensión de porqué está aquí y que debe hacer, es el primer rasgo de la conciencia del hombre. Desde entonces empieza su vida espiritual, que hasta ahora ha llegado, a través del conocimiento, a cuestiones más complejas, pero con las básicas aun irresolutas como quien es el, porque está aquí, de donde viene y adónde va después de la muerte.

Estas reflexiones sobre lo que sucede con el hombre originario; sus actitudes y conductas; son las que apoyan la versión que la masonería existió en el espíritu humano, desde esos pretéritos tiempos. Veamos cuales son esos cimientos que permiten creer, la esencia masónica en el ser humano.

PRIMERA. La creencia en su Ser Superior

La experiencia de vida, de lo conocido, comprendido, explicado versus lo incomprendido e inexplicable lo conduce a creer en el Ser Supremo, en el Creador controlador y de quien emanaban las cosas y dependía la vida propia y de los demás. Empieza a construir su existencia espiritual. Quien es él; de donde viene, conque objeto; acaba todo con la muerte; a donde va después de ella, puesto que los sueños, percepciones, premoniciones propias y de terceros le inducen a creer que hay existencia después que el cuerpo de un ser se degrada se vuelve polvo y vuelve a la tierra y desaparece. Lo inexplicable en la práctica, lo lleva a la conclusión del Ser Supremo.

Mas tarde, aparece la fe, inmersa en este primer convencimiento del ser humano. El espíritu de un hombre no perece con su cuerpo mortal sino, como tan elocuentemente expresó el predicador en Eclesiastés: «así como el polvo volverá a la tierra como antes, el espíritu volverá a Dios que lo dio «.

Un elemento esencial de la fe encarnada en este primer principio, es que el espíritu de un hombre no perece con su cuerpo mortal, sino que vuelve al Creador. Por ello, se exhorta al francmasón a contemplar este aspecto de su destino final y a regular su vida y sus acciones de acuerdo con la voluntad de Dios, de modo que al final de esta transitoria vida mortal pueda esperar confiadamente ser elevado a esas «mansiones inmortales, eternas en el Cielos».

Este antiguo convencimiento se manifiesta también en Masonería. El primero y más importante de sus principios, es la existencia de un creador divino, el único Dios verdadero. Esta creencia es la base de toda la enseñanza masónica, la piedra angular de cada rama de la masonería y la que une sus muchos componentes. Es el primer principio de la masonería, del que se deriva todo lo demás. Así es que ningún hombre puede ser aceptado en la masonería a menos que haya expresado libremente su creencia en Dios. Si bien la religión de un hombre es irrelevante para su aceptación en la masonería, ya que es solo un factor de su educación o una cuestión de elección personal, sin embargo, su creencia en Dios es de suma importancia. Cada grado en masonería reconoce la existencia de un ser supremo, cuya bendición se suplica al comienzo y al cierre de todas las tenidas.

Igual que los neófitos en todos los misterios antiguos, el aprendiz masón entra en la logia en un estado de indigencia, recordando su condición indefensa y su absoluta dependencia de su creador. Simbólicamente renace en la masonería y se le exhorta a llevar una vida justa y recta de ahora en adelante. Como miembro del oficio, al francmasón se le enseña que el trabajo es la suerte del hombre, pero que, como todo siervo bueno y fiel, a su debido tiempo recibirá su justa recompensa. El masón iniciado obtiene un vistazo fugaz de la recompensa prometida, pero se le dice que debe continuar su búsqueda de la verdad última. Aunque se exponen varias cuestiones morales en los tres grados de la masonería, la sustancia fundamental de sus enseñanzas se refiere a la inmortalidad del alma y su retorno final al Creador divino.

SEGUNDA. Comportamiento y Responsabilidad

El hombre antiguo, con la experiencia de vida que tiene y que es transmitida a el por sus progenitores, aprende que debe observar determinadas conductas y asumir consecuencias si no las cumple. Al principio, es con la naturaleza con la que convive estrechamente y lo castiga severamente, a través de los desastres naturales que surgen. Luego con sus congéneres, con quienes comparte la existencia y actividades y la falta a determinados códigos de conducta social desencadena desacuerdos y confrontaciones, con las consecuencias que prefiere evitar para vivir en paz. Final y consecuentemente con las creencias y la fe que tiene.

Estas ultimas con el correr del tiempo se han desarrollado y creado normas de vida. Le exigen respeto y consideración al prójimo, a la naturaleza y al Ser Supremo en el que creen. En el tiempo de la creación de los 10 mandamientos, la sociedad requiere códigos de conducta social necesarios para la convivencia en grupos humanos.

En Masonería, la obediencia a los mandamientos de Dios es un tema central en las enseñanzas. La obediencia, el ejercicio de la habilidad, la cuidadosa atención a los detalles y la importancia de ser responsable de las propias acciones, están impresos y son temas de formación del aprendiz. Al candidato se le enseña que solo él es responsable de sus propias acciones, pero que recibirá su justa recompensa en el más allá, si vive en estricta conformidad con los mandatos divinos.

TERCERA. Conducta Social

El amor fraternal, la verdad, la humildad, la tolerancia, la solidaridad, son conceptos que se desarrollan dentro la Masonería y aún más son de innegable practica y ejercicio entre los hermanos masones de cualquier grado. Estos valores, en el transcurrir del tiempo han surgido en los grupos humanos, se han practicado, se han sentido los beneficios comunes que producen en la convivencia humana y en diferentes grados, según el nivel de formación humana, hasta convertirse en normas sociales.

El amor fraternal, la verdad, la humildad; la tolerancia y solidaridad son considerados valores importantes de la masonería, estando íntimamente relacionados con el principio de que todos los hombres son iguales a los ojos de Dios. Se dice que hacen brillar a la Masonería con mayor esplendor, debido a la práctica real entre los masones y la percepción comprobada que hacen de ellas. De hecho, se enseña a través del magisterio, investigación y práctica diaria, que esos valores, son las grandes virtudes en los que se basa la masonería. En el recuerdo, estas enseñanzas se basan en conceptos establecidos por los masones libres operativos, quienes tenían la responsabilidad de cuidar a los miembros de su fraternidad, especialmente si se encontraban sin trabajo o en situación de indigencia, así como de respetar y proteger a todos los miembros de la familia de sus hermanos. También se les instó a que tuvieran la debida deferencia con sus empleadores y les prestaran un buen servicio, a cambio de lo cual se les prometió un empleo regular y una recompensa adecuada.

Este concepto, se le presenta al aprendiz en su estado de pobreza, cuando sus principios se ponen a prueba en alguna medida. Luego se le advierte que practique el amor fraternal con alegría como una virtud, en caso de que un hermano angustiado reclame justamente su ayuda. Sin embargo, es en la exposición de los 5 puntos de la fraternidad, cuando es maestro, que se aclaran todas las implicaciones de las virtudes antes mencionadas y que el masón termina por comprender completamente la importancia de las mismas. La importancia de la verdad se enseña en varios grados.

CUARTA. La Integridad

La masonería propugna y forma al masón en hacer siempre lo correcto, equilibrando la responsabilidad con el respeto. O sea, en la integridad.

Ahora bien, se verá cuan consubstanciadas entre sí, están las virtudes. Inmersa en la corrección esta la verdad. Por lo tanto, la conducta masónica esta directamente ligada al establecimiento y practica de la verdad. La integridad, también está estrechamente aliada con la verdad, porque solo con esta la integridad se cumple.

En otras palabras, hacer lo correcto solo se hace con la verdad, no con la falsedad. La conducta es, código de ética y está inmerso en una honestidad inquebrantable que tiene que ser practicada y exigentemente cumplida por el masón. A su vez, la honestidad es consubstancial al derecho y la justicia y por lo tanto son virtudes que se transmiten y atesoran la misma substancia que es la rectitud.

Por su parte, la integridad y rectitud implican el riguroso cumplimiento del mismo código ético, basado en una honestidad inquebrantable que es la virtud del sujeto.

La rectitud también significa una estricta adherencia a las reglas del derecho y la justicia que sugiere fuertemente la autodisciplina. Tanto la integridad como la rectitud son rasgos distintivos de la bondad que también tienen una estrecha afinidad con la moralidad, la rectitud, la pureza y la virtud. Ninguno de estos atributos puede considerarse solo, porque cada uno influye en el otro. Incluso la benevolencia, la generosidad, la buena voluntad y la bondad, que se relacionan más específicamente con el amor y la fraternidad, influyen en la integridad. Por tanto, no cabe duda de que la integridad merece su alta posición entre los preceptos de la masonería.

Si observamos el contenido esencial de cada uno de los conceptos antes mencionados, repetimos que todos están íntimamente relacionados y tienen estrecha afinidad con la moralidad, la pureza y la virtud. Todos estos atributos influyen en el otro y por lo tanto deben ser considerados en conjunto.

En masonería la formación del masón incluye a todos estos atributos. En toda acción, así sea de amor, bondad, o fraternidad, el sujeto activo y el acto que realiza, están llenos de integridad; o sea, con y a la persona correcta y por una causa correcta.

QUINTA. Las Virtudes relacionadas con Dios

Las virtudes teologales son tres: la fe, la esperanza y la caridad. La fe se ha definido como la evidencia de lo que no se ve, la sustancia que se espera. La fe es el pilar de la sociedad civilizada, siendo el vínculo de la amistad y el fundamento de la justicia. La esperanza se ha definido como un ancla para el alma, que entra en lo que está dentro del velo, lo que sugiere que podemos esperar un resultado positivo y favorable para nuestras vidas y acciones, si se llevan a cabo de acuerdo con los mandamientos de Dios.

La caridad se describe como el adorno más brillante que puede adornar la masonería, porque es hermosa en sí misma y también la mejor prueba y la prueba más segura de la sinceridad. Se dice que la caridad, o el amor fraternal a la obra del Creador, en su sentido más verdadero, comprende todas las virtudes. Los principios ilustrados en estas virtudes morales son elementos esenciales del amor fraternal.

Ciertamente todo el contenido anterior vive en la mente humana cualquiera sea su creencia o incredulidad. La definición que haga de cada caso, acercara o alejara al ser humano de la Orden. Es convicción en base a la experiencia de vida, antes que formación y conocimientos. Estos llegaran para confirmar la convicción o corregirla según el sentido común de cada individuo. Sin embargo, en la Orden es una cuestión de fundamento principal, la aceptación de cada uno de ellos. No son los únicos, pero pueden ser los más importantes.

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