Cuando se menciona el termino libertad, todos los asociamos a un derecho ineludible al que tiene acceso todo ser humano, pero es bueno remarcar que esto es solo un ideal teórico y que en la vida real no se aplica a plenitud y hasta tal vez no esté de más afirmar que es un logro imposible de alcanzar en la acepción pura del término. Por otra parte también es menester afirmar que no puede existir libertad sin responsabilidad y que el cabal ejercicio de la misma exige de sus practicantes criterio, razonamiento, pero por sobre todo RESPONSABILIDAD. La libertad es un concepto abstracto de difícil definición; en principio, está vinculada a la facultad que posee todo ser vivo para llevar a cabo una acción de acuerdo a su propia voluntad. A partir del siglo XVIII, la libertad comenzó a unirse a otras facultades o virtudes, como la justicia y la igualdad. Este cambio social fue acompañado por el desarrollo de nuevas formas de organización de la sociedad y el surgimiento de regímenes políticos hasta entonces inéditos. Un ser libre no está atado a la voluntad de otros de forma coercitiva. La libertad garantiza el respeto por la voluntad individual e implica que cada uno debe hacerse responsable de sus actos. Se conoce como libertinaje a la libertad absoluta, lo cual lleva inevitablemente al descontrol social. Es preciso dejar en claro que no existe la libertad absoluta. Al respecto, existen diversas posturas, pero ninguna que asegure la posibilidad de mantener vigentes nuestros principios morales y éticos al mismo tiempo que rompamos con nuestras barreras invisibles y actuemos con total soltura a cada paso. En esos códigos, inventados por nuestra especie, reside la razón de los límites de la libertad. Estos límites lamentablemente parecen ser cada vez más débiles ante el comportamiento de las sociedades y en éstas en sus diversos estratos. Por ejemplo existe acaso la libertad de procrear hijos para luego abandonarlos sin sentir ninguna responsabilidad o remordimiento por tales hechos? Existe la libertad de por ser más fuertes físicamente imponer los caprichos personales ante otros considerados débiles?
Es acaso un acto de libertad el imponer criterios mentales e ideologías dirigidas, de carácter social, religioso y hasta físicas, a otros seres que no tuvieron la dicha y la suerte de ser educados o de conocer las diversas alternativas que la vida ofrece a través de la cultura, la enseñanza y la preparación mental? No gozamos de libertad absoluta porque preferimos la comodidad que nos proporciona que alguien nos organice la vida y nos proteja, los seres humanos confiamos este tipo de situaciones a un sistema de justicia, el mismo que criticamos negativamente cuando no lo necesitamos. Intentando contrastar esta idea de los límites de la libertad, se puede pensar que ésta no incluye aquellas cuestiones mencionadas anteriormente, dado que no acepta en su definición ningún acto que perjudique a otro ser vivo o que atraviese los muros de la moral que cada nación ha levantado durante siglos. Es importante recordar que la libertad no es un concepto que compartamos con el resto de las especies del planeta, sino que se trata de un invento nuestro y, si así lo deseamos, podemos asegurar que todos somos absolutamente libres. La libertad individual, por otra parte, debe ser protegida por el Estado. Ninguna persona puede coartar la libertad del prójimo; de lo contrario, las autoridades competentes deben actuar para castigar al responsable. Otro análisis de la libertad está vinculado a cuestiones psicológicas o metafísicas. La esencia de la libertad, en cierta forma, nunca puede ser afectada ya que existe dentro de cada ser vivo; nadie puede impedir que otro piense o sienta determinadas cosas. El gran problema se presenta cuando se habla de los límites a la libertad, que de hecho existen, pero por sobre todo cuando se deben imponer a otras personas o grupos en razón a que la libertad del uno concluye cuando se inicia la del otro. Podría acaso considerarse lícito la libertad que predican tener los jóvenes para que en aras de su edad puedan oponerse a todo lo que sus progenitores se los aconsejan? Obviamente que la respuesta racional es negativa pero con tristeza vemos que cada vez se impone el libertinaje de la juventud para el consumo indebido de sustancias nocivas en su afán de experimentar; de la conformación de grupos bajo diversos rótulos que identifican una falsa idea de propiedad o de derechos sobre ciertas áreas, actividades y hasta personas que por debilidad física o mental, caen en el esnobismo de emular actitudes reñidas con la moral y las buenas costumbres.
Evidentemente el Estado a través de la justicia debe actuar con prontitud y transparencia para frenar estos exabruptos de todos aquellos que confunden la libertad con el libertinaje de apropiarse física o mentalmente de otros. Esta educación se inicia en los hogares, continúa en las escuelas y se reitera en cada grupo social en el que se demuestra que la vida, como sagrado derecho individual, los bienes o patrimonios familiares y sobre todo las ideas y personalidad son inviolables para cada ser humano. La actitud dogmática de las religiones, y el fanatismo absurdo de algunas creencias que consideran un sagrado deber el sacrificar la vida en el afán de acabar con otros seres humanos no puede jamás ser considerado como un acto de fe, sino simplemente de cobardía al hacerlo amparados en el anonimato y de ignorancia porque nadie puede decidir sobre la vida de los demás. Estos mismos criterios serán aplicables a los mal llamados líderes políticos que amparados en la defensa de límites materiales o intereses económicos hábilmente disfrazados de sociales, empujan a centenares de jóvenes al cadalso de la guerra, siempre injusta e innecesaria y en el menor de los casos a enfrentamientos civiles que solo causan dolor y luto en las familias. En resumen la verdadera libertad debe ser total, de pensamiento, palabra y actitud en toda gama de eventos humanos y si deseamos ir más allá inclusive en la libertad y obligación de proteger a la naturaleza humana en sus tres reinos. El planeta que habitamos es único, hasta donde conocemos y los seres vivientes y dotados con el razonamiento y la inteligencia tenemos el deber de proteger a quienes no están dotados de este atributo, pero que igualmente sienten y sufren las consecuencias del mal uso de la “libertad” Esta obligación fundamental debe ser causa y efecto sobre todo en las escuelas esotéricas y humanísticas que predican la libertad, igualdad y fraternidad, pues si así lo sienten, predican y practican, debieran ser los celosos custodios de la verdadera libertad iniciática que es la de pensamiento, porque solo aquel que se precie de ser libre respeta a los demás en sus diversas facetas de ideologías y también de actitud mientras éstas mantengan los límites del respeto a los demás. Nítidamente respetemos pues que la libertad de criterio es la primera a respetar y la última a defender. Recordemos siempre lo que Albert Schwitzer escribió: “Ninguna religión o filosofía, que no se base en el respeto por la vida, es una verdadera religión o filosofía”.
SAFO