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Las Tres Verdades

Refiere un antiguo proverbio chino: Que la existencia de tres verdades en nuestras vidas es algo que nos acompañara por siempre, que se presentara cualquier momento e innumerables veces en nuestro diario vivir. La sabiduría, conocimiento y tolerancia con la cual encaremos esta situación, dependerá de muchos factores generalmente ligados a nuestro grado de certeza vinculado al conocimiento de un determinado tema.

Mi verdad estará confrontada con la tuya o viceversa y entonces con seguridad que existe una verdad diferente a ambas, que seguramente será la absoluta, para ese momento, circunstancia y causa.

Cuando meditamos sobre un tema de tanta importancia como es la búsqueda de la verdad, existe la necesidad de analizar al hombre en sus distintos ámbitos, tales como el medio ambiente, la localidad, religión o creencia que profesa, su herencia, sus costumbres morales particulares, las de su sociedad, etc. Al interior de nuestra Orden esta labor constituye un método de enseñanza aprendizaje permanente, por ello aquella valiosa recomendación de que el hombre debe practicar como sana costumbre, al final de su jornada efectuar un repaso de lo que hizo y de lo que no pudo hacer, como ejercicio de Superación diaria. De aplicar siempre la duda filosófica ante los planteamientos, y no creer nada sin pasar las ideas por los filtros de la meditación.

Considerar la verdad de acuerdo a todas estas condiciones de la vida humana, nos lleva al análisis trascendente y a la síntesis de la vida misma en su concepto más simple.

Magister sostiene: “El iniciado en Masonería, debe saber extraer de los metales profanos, errores, perjuicios y mentiras convencionales que constituyen moneda corriente en el mundo exterior. Por ello evitara contribuir con sus propios pensamientos el enaltecimiento de aquellos “valores” ilusorios, pasajeros, sobre los que se apoyan la ignorancia, la superstición y el fanatismo.”

En el presente trabajo, me referiré al tema dentro de los ámbitos que lo ligan con nuestra orden. Es así que, desde los preámbulos a nuestra iniciación, nos presentan en la cámara de reflexiones, una serie de símbolos que encierran una amplia gama de interpretaciones que a la postre podrían convertirse en verdades o no. O simplemente serlo en ciertos momentos y cambiar su carácter después, en función a la paulatina y sostenida superación espiritual y acumulación de conocimientos.

La Masonería no impone, persuade. No se cierra a la razón ni se niega a aceptarla, la busca más bien por medio de la investigación y el estudio, combate el error y el vicio, no reconoce jerarquías de clase, ni diferencias religiosas. Escoge a hombres de buena voluntad y de diferentes credos, religiosos o políticos, con la premisa de que son hombres que desean la luz, que no es otra cosa que la verdad.

La Masonería tiene la finalidad el perfeccionamiento moral, intelectual y físico del hombre y consecuentemente de la sociedad; por ello insta a investigar la verdad y practicar las virtudes, siendo la justicia el dar la razón al que la tiene; constituyendo la Verdad, el primer atributo de la humanidad y el segundo la justicia.

El concepto de la verdad y su búsqueda, está estrechamente relacionado al “YO”. Para los alcances y este trabajo, cito la idea sencilla pero profunda que nos brinda la Masonería, en un primer grado sobre et tema. Estamos compuestos por un “YO” inferior y por otro “YO” superior o chispa divina. El YO superior es la expresión de todo lo bueno que podemos alcanzar, es descubrir el sendero de la luz del conocimiento, para alcanzar la verdad o dicho de otra manera, acercarnos a Dios.

De la obra “fragmentos de una enseñanza desconocida” de Quspensky, se rescata: “Todo el mundo actúa como en todos los tiempos, por una buena causa, cada quien se agita para servir al bien, como él lo entiende, pero cada uno entiende en forma diferente y por consiguiente los hombres se desgarran y se masacran, para servir al bien. Para evitar estas conductas tan humanas, la Masonería recomienda en nuestra iniciación, alejarse de la ignorancia, la superstición y el fanatismo. He aquí una principal recomendación para buscar la verdad.

Lo visible y lo invisible, corresponden a dos mundos diferentes, co existentes en nosotros todos los días. De allí la necesidad de buscar la verdad. Nuestros pensamientos se balancean entre el pasado y el futuro. El pensar en el presente inclina más bien en el futuro y cuando se desea realizar lo pensado, ya pertenece al pasado. La verdad sin embargo no puede ser más que del presente, es decir que no se puede aceptar que la idea existía antes de haberla pensado y que no existía antes de haberla realizado. La verdad debe estar presente en cada instante, pues apenas es una fracción que se debe aprovechar para fijar nuestro pensamiento ensancharlo y estar de esa manera, en armonía con el universo.

Dentro de los siete principios herméticos, el cuarto establece el “principio de la polaridad,” la realidad fluctúa entre polos opuestos, primero en una dirección, luego en la opuesta, como un péndulo, desde la corriente alta a la corriente baja. Desde un punto ubicado en un zenit a otro ubicado en un nadir. Todas los Aspectos de la vida siguen un ritmo. Los hindúes hablan de la gran danza cósmica. Los masones siguen diferentes ritmos de acuerdo a cada uno de los avances, simbolizadas por las baterías y signos de los grados progresivos y sucesivos, recordando que siempre somos eternos aprendices, en el sentido de que el conocimiento pleno o total es inalcanzable, lo importante es caminar en ese sendero. Con el transcurrir del tiempo, se han desbaratado verdades, con nuevas verdades. Se han cambiado teorías, a la vez con nuevas teorías, ejemplos de estas situaciones existen muchos. Tal vez el hecho más representativo de esto, en las últimas décadas, es la que la teoría de la relatividad ha planteado; que la energía es permanente, no se crea ni se destruye, solo se transforma y que nada esta estático en el universo, todo vibra a diferentes frecuencias, desde la más sutil, la verdad absoluta, Dios, hasta la más densa, tal vez una roca o un elemento químico como ser el mercurio u otro que pueda existir en otros planetas, que por el momento desconocemos. Uno de los grandes problemas básicos de la filosofía, es el conocimiento y búsqueda de la verdad. Porque si se renuncia a buscar la verdad acerca de las cosas, de los acontecimientos y fundamentalmente del ser humano, más aún, si NO se reconoce cuando se lo encuentra, es necio pretender saber, porque autentico conocimiento es lo mismo que conocimiento verdadero.

Por otro lado, el tema de la verdad, ha sido uno de los más olvidados en momentos históricos, de crisis o desorientación general. Así ocurrió por ejemplo en épocas en lo que lo útil, o lo que lleva al triunfo, se considera más valioso que dar con la verdad. Así en Atenas, en el siglo V a.c. al extenderse las enseñanzas de los sofistas, maestros de la elocuencia y del arte de convencer, para quienes lo importante de una argumentación o razonamiento no era que fuera verdadero o que se basara en lo que era justo, si no que resultara convincente al auditorio. Para ello bastaba con usar palabras bellas o fórmulas de persuasión eficaces, aunque fueran falsas o inicuas. La verdad fue sustituida por la fuerza persuasiva de las opiniones. Felizmente y ante este caos, surge la gran lucidez de Sócrates, a quien se considera creador de la filosofía, que esencialmente y de manera simple se puede decir que la Filosofía es una forma rigurosa y apasionada de saber lo que las cosas son, es decir como una búsqueda racional de la verdad. Esta labor seria continuada y ampliada con Platón y Aristóteles y muchos otros pensadores más recientes.

Platón, de manera gráfica dice que, el cuerpo humano constituye el carruaje. El “YO”, constituye el hombre que lo conduce, el pensamiento está representado por las riendas y los sentimientos serían los caballos. Platón crea la dialéctica como medio de llegar a la verdad, que esencialmente es el dialogo y la discusión razonada, método que investiga la naturaleza de la verdad mediante el análisis crítico de conceptos e hipótesis.

Aristóteles sostiene que el hombre tiene por necesidad innata saber, conocer la verdad de las cosas. Los Masones, somos unos inquietos buscadores de la verdad, continuamente. Es nuestro afán en todos los niveles y grados. No somos indiferentes a la mentira.

El extremo o la posición más dura de los pensadores racionalistas es sostener que la razón humana es absolutamente suficiente para entenderlo TODO por sí sola. Es decir le brindan al razonamiento del ser humano una potencia infinita. En contrapeso a esta posición, surge entonces una tendencia que se opone diametralmente a esto, es la irracionalidad, que sostiene que los racionalistas plantean un absurdo, pues ellos dicen que no existen razones, no existe lo verdadero, ni existe lo falso, solo existe lo práctico. Está teoría es el pragmatismo, que propone que la verdad es aquello que nos es útil, simplemente eso.

La fórmula que demuestra la coherencia, la consistencia, la validez de un sistema racional, no pertenece a ese sistema racional, no es parte de él, la razón humana es grande y más grande, cuando reconoce que tiene un límite. Ese límite viene dado por esquemas que van más allá de la racionalidad, pueden considerarse aspectos tales como la fe, el discernimiento, la conciencia, la intuición u otras cualidades humanas, que dejo a vuestro gradual desarrollo masónico, especulación e investigación, cuya profundidad será directamente producto de vuestra dedicación y perseverancia en conocerse cada día más.

La racionalidad humana abarca tanto que inclusive la fe, que se puede llamar sabiduría divina, es entendible en la racionalidad pura. Por ello el hombre está llamado a trascender su razón y entrar en la razón de mismísimo Dios o mente Universal.

REFLEXION PERSONAL

La dupla verdad y moral, es tan dinámica y tan diversa, que tiene muchas expresiones en nuestro mundo, según las sociedades y sus particulares características. Pero esas verdades, constituyen atributos de esas divinidades y elementos de importancia en la elevación espiritual. Quedan fuera de esta apreciación los dogmas y más aún los fundamentalistas.

Nuestra Orden, se dice, no ser dogmática, aunque en la iniciación nos preguntan si creemos en la existencia de Dios, bajo cualquier nombre de los muchos que se le llama, porque esta es una Verdad axiomática. Es interesante pensar en la expresión del gran filósofo ateo Jean Paul Sartre, que dijo “Es muy incómodo que Dios no exista”en nuestro discernimiento, nuestro pensamiento y la búsqueda de la verdad. La historia repite el fenómeno de que la razón, la meditación es opacada o re emplazada fácilmente por los modernos “sofistas”, llámense estos políticos, lideres, o simplemente instrumentos del caos, porque ese ambiente permite su nefasta actividad des humanizada, materialista y cínica.

De la recienta plancha “La Masonería en el siglo XXI” del Ex. VV.MM. Ramiro Calderón, que menciona a la globalización en su ámbito comunicacional, y sus bastas posibilidades, estoy de acuerdo que para potenciar nuestra labor de fomentar la búsqueda de la verdad, difundir el conocimiento y salir un poco de esta nuestra crisis como institución, podemos utilizar estas alternativas tecnológicas, que manteniendo nuestros ritos y métodos de enseñanza simbólica, lleguemos con mayor amplitud al resto de nuestra sociedad, evitando que la saturación de información desvirtué en muchos casos nuestros principios.Sócrates entre sus muchas enseñanzas, nos dejó la idea de aplicar siempre los tres filtros a nuestras palabras. Cerciorarnos de que sean Verdaderas, no simples referencias de terceros. Evaluar y estar seguros que lo que digamos sembrara bondad y además sea de utilidad para quien las escucha. Tomemos en cuenta esta enseñanza.

Carlos Patricio De la Borda Espinoza

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