Una opinión de un grupo de periodistas agrupados en www.Perfil, muy bien fundamentada e informada, es la inspiración de esta columna aplicada al país en el cual vivimos y sufre en estos días lo más amenazante de la pandemia de corona virus disease 19.
Bolivia y el mundo, con la pandemia del covid 19, está atravesando una mala época, quizás comparable con una conflagración mundial o un desastre de dimensiones continentales. Es tan grande el impacto, que después de medio año transcurrido desde su aparición, no termina de expandirse del todo, demostró su verdadero poder de destrucción, pero aún no está detenido y en poco tiempo cubrió a los 5 continentes y amenaza a las poblaciones de los mismos con decesos imparables.
El hecho ha merecido un sin número de opiniones y análisis. Desde la agresión bacteriológica contra occidente, que todavía no está descartada, pasando por la reacción de la naturaleza ante tanto abuso a la misma por parte del hombre, hasta una reacción divina por la inconducta del ser humano ante su Creador.
Hay de todo y pasando los días, se muestra el hombre tal cual es en su valor humano. El espectáculo es muy diverso y muestra sin tapujos ni disimulos, sin intereses ni ideologías al ser humano, igual en su aspecto físico, pero significativamente diferente en cuanto a su conducta, hábitos, costumbres, necesidades, derechos y obligaciones.
Un aspecto de esta emergencia es que descorrió las cortinas y en los escenarios, descubrió al hombre, en su sitio de vida mostrando sus fortalezas, debilidades, virtudes y defectos. Si fuese el momento de encontrar los indicados para alguna misión, esta sería la oportunidad de hallarlos en vivo y directo.
En esos escenarios, a consecuencia de la amenaza de vida, ellos siguen actuando y mostrándose como son y el mundo contemplándolos, con algún alborozo cuando encuentra a los modelos o con sorpresa, por lo menos, cuando descubre a los otros ejemplares.
El hombre conforma y vive en sociedades humanas e influye individualmente en ellas con mayor o menor impacto dependiendo el planteamiento que proponga y la sociedad acogerá total, parcial o rechazará la misma de acuerdo a sus intereses y grado de culturización que tenga. A su vez, éstas también influyen en él y mucho, al punto de hacerlo peculiar para el resto. El resultado es un ser con sus propias individualidades, las menos, y con otras particularidades, las más, recibidas e imperantes en su sociedad. Por ser las ultimas más dominantes, convencen a éste a vivir en esa sociedad con la cual se siente identificado y cómodo compartiendo con sus congéneres. Hay excepciones, los migrantes por diferentes motivos e intereses que viven en diferentes países con culturas distintas, son un caso, pero que confirman lo expresado, pues en cuanto desaparecen los motivos del extrañamiento de su país, retornan a él, tan pronto como pueden, o si se quedan y radican definitivamente en el sitio anfitrión, es porque las condiciones les son propicias y aceptan las condiciones y se integran parcial o totalmente a la nueva sociedad.
En esta interacción hombre-sociedad, hay que incluir la instrucción, el aprendizaje, el conocimiento, el estudio, la aceptación de la ciencia, de la conducta ética, moral, las virtudes, el respeto, las buenas costumbres y entonces se tienen sociedades, bien conformadas, más ordenadas y mejor organizadas. Lo inverso también es cierto. Una conclusión de hace varias décadas atrás decía: Pueblo bien educado, fácil de gobernar, difícil de dirigir, imposible de esclavizar. Pueblo sin educación, difícil de gobernar, fácil de manipular, fácil de esclavizar. Elocuente conclusión, que ahorra explicaciones.
Con este panorama socio-político previo, ante la pandemia del covid 19, las conductas del hombre y de la sociedad tienen comportamientos y actitudes unas veces similares y otras diferentes. La visión global del mundo no es única, es diferenciada. Hay países mejor organizados y ordenados en los cuales las decisiones adoptadas son medidas sensatas con resultados inmediatos prometedores, aunque no definitivos. Un ejemplo es Alemania. El impacto ha sido significativo, pero después del mismo se adoptaron medidas serenas y sensatas, de común y general aceptación y acatamiento de la población, con resultados inmediatos prometedores y tranquilizadores. Sienten seguridad por la reacción común razonada y por todos acatada.
Nueva Zelandia es otro de los ejemplos de población ordenada, educada, respetuosa y organizada. Acataron por el tiempo indicado las restricciones que debían asumir y al presente están con una vida normal. En Sudamérica Uruguay es otro ejemplo. Que tienen de común esos países ¿?: el orden, respeto, organización y obediencia a la ley. Nada de ello es malo, todo es virtud, carente en otros lugares y poblaciones. En el mismo continente europeo y en América, otras naciones tienen diferente respuesta y los resultados son adversos.
Se puede apreciar que, en esta situación, la principal víctima, el ser humano, la principal estrella de la creación, reacciona de diferentes maneras, ante una amenaza a su vida real y verdadera. Hay diferentes actitudes, tantas como seres sobre la tierra, pero algunas conductas son comunes. Generalmente ante la adversidad, surge el mal augurio con la negación, minimización, o señalamiento de culpables basados en sentimientos negativos.
En psiquiatría, estudiaron estas reacciones humanas que sorprenden al ser y lo hunde en lo que llaman, el ciclo del duelo. Nuevamente es necesario afirmar que no es regla general ni aplicación completa, pero ante la evidencia hay un proceso de 5 etapas. Se inicia con la negación; luego la ira; seguida de la negociación; que es continuada con la depresión y culminando con la aceptación. La psiquiatra suiza Elizabeth Kubler Ross, fue la que planteo el ciclo del duelo, sustentada en la experiencia y observaciones de varios años. En este proceso encontró que las personas que sufren el ciclo de duelo, tienen conductas diversas y volátiles que le ayudan a reunir sus reacciones, dentro el mismo proceso, añadiendo, además, al propio entorno, que debe ayudarlo a transitar por el proceso.
Esta afirmación, referida a un individuo, puede ser aplicada a la sociedad acosada por una pandemia, que amenaza la vida de sus componentes. Pero hay que guardar y respetar las diferencias.
Primero no es lo mismo una persona que la sociedad;
Segundo tampoco es lo mismo la certeza de una enfermedad, con una epidemia o pandemia.
Tercera es que en un caso, responde la persona afectada. En las sociedades
generalmente a los líderes. Estos, al no estar preparados, su respuesta puede conducir a la sociedad al mejor destino o contrariamente a resultados negativos.
Con estas salvedades, el proceso en la sociedad podría tener las siguientes etapas. Negación, adjudicación, pánico, manipulación y organización.
1.Negación o Minimización. Como sucede con los individuos, la tendencia es minimizar los efectos de la enfermedad. La afirmación conocida es: Un evento pasajero que será rápidamente controlado y no afectará la vida cotidiana. Así sucedió con el covid 19. La poca importancia que se le concedió, va contra los límites científicamente tolerables para controlar un mal de esta naturaleza. Un ejemplo podría ser Italia que concedió poca importancia hasta que la realidad y la estadística demostro el tamaño del mal. Contrariamente Alemania, inmediatamente procedió a testear la realidad y su realidad es muy diferente. Bolivia es un caso patético de negación.
2.Adjudicación. Esta etapa del proceso, está muy influenciada por la actitud discriminadora. No es problema nuestro es de los chinos, se afirmaba con la actual pandemia del covid 19. Con esta reacción, se trata de aislarse del alcance del problema en una aldea globalizada e intensamente interconectada, que favorece la expansión del virus en tiempo récord a nivel mundial. Así también, sucedió en el pasado, cuando la gripe que afecto al mundo en la 1ra guerra mundial, la bautizaron como española, por ser el único país que la divulgo, mientras los otros que estaban en guerra, la sufrían más pero no expresaban por temor a una reacción derrotista en un mundo en beligerancia.
En Bolivia, dirigentes políticos inconscientes, presionan por un llamado a elecciones presidenciales en tiempos de agravamiento de la pandemia. Sus argumentos son varios y todos flacos ante el valor de la salud y vida de la población. El más estólido, transmite a sus militantes, bastante ingenuos e ignorantes, que la pandemia, es un mal de los capitalistas; o que los de esa agrupación están exentos del mal por su alimentación y ser etnia originaria de la América.
3. Pánico. El temor a ser victima fatal de la pandemia, puede hacer cambiar la psicología de la población.
– La información continua de enfermos y muertes provoca ansiedad.
– El miedo al contagio nos vuelve más conservadores.
– Nuestros hábitos y costumbres están en duda.
– Desconfianza a las personas y a la inmigración.
– Debilidad del sistema de defensa humano.
Este conjunto de sentimientos producidos masivamente es intensamente peligroso y puede convertirse en desesperado. La desesperación masiva de la población puede llevar a consecuencias fatales y catastróficas. Por ello la serenidad, en especial de las personas mayores, debe ser un moderador de conductas y actitudes
4. Manipulación. Este proceso es administrado por los factores de poder en diferentes estratos de la población. Es el manoseo de la información con afanes de beneficio personal o grupal. Los actores son desde el gobierno que manipula información, hasta el comerciante con los precios de venta. La victima siempre es la sociedad y los beneficiarios unos pocos que se benefician con los réditos del engaño.
En Bolivia, al parecer las estadísticas de contagios y fallecimientos son irreales. No se reporta a todas las víctimas, por el temor de ser echados del barrio o el incendio de sus casas. El alza de precios de los medicamentos en locales de venta, es también efecto del manipuleo de la información.
5. Organización. Podemos asumir que la etapa de la organización (y colaboración), es aquella en la cual las sociedades logran sus mayores éxitos frente a las epidemias. Esta etapa puede conformarse de manera natural, cuando el causal de la epidemia ya cobró tantas víctimas como su voracidad le permitió y no hay más remedio que construir desde cenizas, o bien de manera cultural cuando se toman medidas de contención y acatamiento que resultan exitosas.
Para esto es absolutamente imprescindible la decisión de los líderes en todos sus niveles. Esta contención puede tener diferentes caras. Por la historia y las emergencias sanitarias conocemos que pueden ir desde el cierre de la bomba de agua que transportaba cólera a los barrios de Londres, pasando por las medidas de aislamiento y restricción del contacto interpersonal como ahora nos toca vivir; hasta la vacunación masiva de la población cuando existen vacunas efectivas, o el uso de medicación preventiva sobre poblaciones particularmente vulnerables.
En esta etapa se termina de delinear la situación como realmente es y la agresión sanitaria va perdiendo su representatividad de amenaza. La epidemia deja ya de ser el fantasma invencible.
El rol del verdadero líder es el de conducir a la sociedad, o la fracción bajo su responsabilidad, lo más rápido posible hacia la organización, acortando o aun evitando el tránsito por las otras etapas descritas. El de la sociedad en su conjunto, es facilitar este tránsito, acatar y cumplir con las indicaciones que tienen el sentido de cuidar más que el de restringir.
Al igual que lo que sucede en el ámbito individual no todas las sociedades transitan por todas las etapas de la respuesta frente a las epidemias. Pero es altamente deseable que así sea. Un tránsito lento, o peor aún, un estancamiento en alguna de ellas, condiciona menores posibilidades de éxito.