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La Vida y la Muerte

Al Oriente del Titicaca 

Aristides

La Vida y la Muerte 

Si hay dos temáticas que consumen grandes cantidades de tiempo de pensamiento y discusión son la vida y la muerte. El despliegue de esfuerzos en torno a definir ambos asuntos es sin duda enorme y la conclusión siempre la misma, cada quien tiene su idea en torno a estos misterios y sostiene que lo que cree es la conceptualización y descripción adecuada. 

Observando el universo y la naturaleza, se concluye como algo seguro que a la noche le sigue el día, que el invierno llega después del otoño, que a la juventud le sucede la vejez, y que hasta las mismas estrellas tienen un ciclo de existencia finita. Entonces, parece que todo tiene un principio y un fin o para decirlo de manera más clara y relativa, todos los ciclos de existencia tienen comienzo y final. 

Y la vida humana no es una excepción. Nadie escapa a la muerte. Y ello hace ver que la muerte es un hecho seguro, para el que, rara vez, las personas se preparan. 

Ambos asuntos: vida y muerte son en sí un misterio. Nuestro contexto de esta conversación, será la vida y la muerte del ser humano. A eso nos restringiremos. 

Y parece ser que el humano tiene una marcada predilección por develar los misterios. En especial el relativo a la muerte. Es casi una obsesión. Se han elaborado tantas teorías al respecto. 

Se sostiene que el ser humano es inmortal y que como tal, parte de su ser vive en otras formas de vida después de la muerte. Se habla también de resurrección, es decir de volver a la vida física de alguna manera. De reencarnación, es decir que un alma ocupa (nace) nuevamente un cuerpo físico y vive otro ciclo de existencia. Incluso se ha planteado el tema de la transmigración de las almas y muchas teorías más acerca de lo que sucede después de la muerte. Ni que decir del proceso que ocurre después de la muerte y hasta la nueva vida del fallecido. Se habla dentro de algunas teorías de estos procesos de un sistema de premios y castigos, de un juicio de lo hecho en la vida y de la consecuencia del resultado. Es un campo, el de la investigación de la muerte, realmente fascinante. 

Evidentemente todo esto son respetables esfuerzos por develar un misterio. El misterio de la muerte. Y además de elaborar o encontrar la prueba irrefutable de la eternidad de la vida. 

Para quienes estamos con vida en este mundo, la muerte es al final de la existencia tan solo un instante. Qué es lo que sucede después, es algo insondable por más teorías que elaboremos al respecto. 

Sin embargo la muerte, es un instante supremo que quizás abre las puertas de una nueva existencia, que tal vez es el comienzo de un largo estado de sueño inconsciente o posiblemente el inicio de un proceso de vida absolutamente desconocido para nosotros. Lo que si es evidente, es que la muerte es el instante final de la vida. Y tomando ese argumento es que sostengo que si bien el misterio de la muerte es imponente e importante, lo es más el de la vida, ya que la existencia nos proporciona la oportunidad de averiguar su misterio en la experiencia. 

¿Cuándo comienza la vida humana? Para muchos con la concepción del ser, para otros con el nacimiento. Como quiera que sea, hay un momento inicial y la vida es, para quienes vivimos, un largo tiempo comparado con el instante de la muerte. 

La vida es generalmente vivida de manera casi inconsciente, es decir de manera rutinaria y reactiva, sin planificación cotidiana y menos con el esfuerzo constante por develar su sentido y su propósito. 

Parece ser que el de la vida es un asunto que reviste poca importancia como tema de investigación del misterio, simplemente porque se está vivo y eso no hay que comprobarlo. 

Vivir no es solamente ejercer el instinto de lo involuntario que hace al funcionamiento del ser humano. Vivir es ejercer el derecho a la acción en todos los ámbitos y a la elección en todos los momentos. Vivir es la oportunidad de – al decir de la Masonería – construir al ser humano de acuerdo a un propósito. 

Entonces, importa mucho vivir una vida consciente. Descubrir o establecer el sentido de la vida y su propósito. 

En el aspecto material, conocer la constitución y el funcionamiento del ser humano deja a cualquiera que lo hace, pasmado ante la maravillosa perfección de la obra. (Alguna vez me propuse estudiar tan solo la constitución y funcionamiento de una célula y quedé azorado ante esa maravilla). 

Pero si a eso se suma la dimensión emocional, la psique, el alma, a veces ya no alcanza la capacidad de asombro ante esa estructura física – emocional y finalmente, si se le adiciona la dimensión cerebral-mental la conclusión solo puede ser de admiración tremenda ante ese hecho llamado ser humano. Ni qué decir del desarrollo permanente que tiene lugar en estas dimensiones del ser humano. De una criatura sin uso de razón al inicio, hasta un ente pleno de talentos y capacidades en adelante. 

Ante esto, cabe casi automáticamente la pregunta ¿tendrá un propósito una obra tal como el ser humano? (Ya sea creado o evolucionado). 

Por supuesto que lo tiene. Y ese es el misterio de la vida a descubrir por quien se lo proponga y haya decidido vivir una vida trascendente. 

Y ¿Dónde se puede aprender a vivir una vida trascendente? Ciertamente que en muchos lugares. Pero para nosotros es en la Masonería, en sus Templos donde podemos aprender esto. 

¿Acaso hemos olvidado que la Masonería es el Arte Real, es decir el Arte de la vida? 

Pues bien, la Masonería pretende enseñarnos la manera de vivir de manera trascendente. Instruirnos en el método por el cuál identifiquemos el sentido y el propósito de la vida. Y para ello tiene reunido y estructurado todo el conocimiento necesario en un gran libro escrito en el lenguaje de los símbolos. Y aunque resume todo en “La búsqueda de la Verdad por la práctica de la Virtud”, el adentrarnos en cada capítulo de ese libro magistral nos proporciona la riqueza del conocimiento necesario que conduce a la sabiduría de la vida. A la sabiduría que debe producir frutos en el presente, en el aquí y en el ahora. No más tarde. No en otra dimensión. No en otra vida. 

La Masonería es un sistema de vida que ubica sus esfuerzos para que el Iniciado trabaje en este plano y produzca los resultados individuales y colectivos en este plano. 

La Masonería no es una escuela preparatoria para el más allá. La Masonería es una escuela iniciática para el mundo presente, para la vida presente, para el instante fecundo de la existencia del presente. 

Por ello pretende, por el trabajo de los masones decididos a vivir trascendentalmente, construir el Templo de la Fraternidad, de la Justicia y la Paz, para que todos los seres humanos vivan como hermanos. 

Como pueden concluir, interpreto a la Masonería como un camino de vida, como un sistema de vida, como una forma de vida…. Y aunque la muerte es un tema importante dentro de sus enseñanzas, lo es solamente para marcar el instante supremo de la existencia, de esa vida fructífera que exige de cada uno de los Iniciados y que es el verdadero compromiso adquirido en el Juramento. Si, la muerte es apasionantemente misteriosa. Pero lo es más la vida porque además de pasión y misterio, le presenta al iniciado la oportunidad de su realización plena, integral, auténtica, generosa, sencilla y servicial; le proporciona el periodo de tiempo en el que puede emplear sus talentos para su encuentro con la Verdad…. Posiblemente después de la Muerte. 

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