Entré a la tienda del Mago,
y estando en el mostrador.
Maravillado, le dije:
- ¿Señor, qué vende?
Me respondió:
Todos los regalos preciosos.
Le pregunté:
¿Cuánto cuesta?
Me respondió:
- Gratis no es…
Contemplé la tienda y vi jarras con sabiduría, vidrios con fe, paquetes con esperanza, cajas con tranquilidad , botes con amor, etc.
Tomé coraje y pedí:
- Por favor, quiero mucho amor, todo el perdón, un vidrio de fe, bastante felicidad y tranquilidad para mí y para mi familia también.
Así que el Mago me preparó un pequeño paquete tan pequeño que cabía en la palma de mi mano.
¿Es posible que todo esté aquí?
El Mago me respondió sonriendo:
Mi querido hermano en la magia no vendemos frutos, damos semillas…
Es tiempo de SEMBRAR.