Al Oriente del Titicaca
Aristides La Oficialidad
Casi en forma constante, cada año he escuchado la expresión vertida por los Venerables Maestros que terminan su gestión, referida a que el éxito de la misma no se debe solamente al Venerable Maestro, sino a toda la Oficialidad que trabajó con él.
Nunca he tenido la oportunidad de oír que una gestión no fue buena o que en la misma algún Oficial no haya trabajado o lo hizo mal. Si bien esto denota una generosidad del Venerable Maestro hacia los Oficiales que le acompañaron, dentro de nuestro sistema de aprendizaje es posible que signifique una inadecuada lección. Así es, porque en la masonería, como en la vida cotidiana, los humanos hacemos cosas bien y hacemos cosas mal y muchas otras hacemos cosas demás o no hacemos cosas que son nuestro deber y…. justamente el saber esto es lo que nos permite mejorar y crecer. El asunto en este punto, es saber como decir esto… y ciertamente es muy difícil “lo hiciste mal” pero con el mayor afecto… es muy difícil.
También he escuchado trabajos masónicos referidos a la Oficialidad de una Logia (mas propiamente a los cargos de la misma) con distintos enfoques que afirman que los Oficiales de una Logia representan, por ejemplo, a los planetas del sistema solar (por cierto a los siete conocidos en la antigüedad), asignándole a cada uno de los cargos, las características buenas de los mencionados planetas (casi rayando en una adecuación zodiacal de los cargos de la oficialidad) con la pretensión de que cada masón que ocupase uno de esos cargos, represente a las mismas en el trabajo que desempeña.
Tengo en la memoria un enfoque acerca de que los cargos de la oficialidad de una Logia representan los cuerpos del hombre, esos siete cuerpos de la concepción orientalista del hombre completo. Esos siete cuerpos han sido asignados, por ese enfoque, a los oficiales a los que hace referencia un Ritual de Apertura de Primer Grado, haciendo un interesante análisis de la función que cada uno de ellos debería cumplir en consonancia con los atributos de cada uno de los cuerpos. Citemos, para ilustración que el G.T.E. representaría al Cuerpo Físico y por lo tanto debería ocuparse de las labores que, dentro de una Logia, hacen a este plano de existencia. Concretamente vigilar que nada de este plano, perturbe las actividades de la Logia que, según este mismo enfoque, se desarrollarían en el plano Astral. El G.T.I. se asimilaría al Cuerpo Etéreo (mas propiamente dicho el doble etéreo) quien tiene la capacidad de comunicar los acontecimientos del Plano Físico al astral, etc.
En mi criterio es un interesante enfoque a la hora de utilizarlo como un instrumento de aprendizaje de la constitución orientalista del hombre.
Por otra parte, hay quienes han clasificado a la oficialidad de la Logia en Oficiales ceremoniales y en oficiales administrativos o de apoyo, obedeciendo está clasificación a la naturaleza de las funciones asignadas a cada uno.
Finalmente, nuestro Estatuto y Reglamentos establecen la composición de la Oficialidad y las tareas que están destinadas como responsabilidad a cada cargo.
Sin embargo de todo ello, cuesta mucho (y no me excluyo de la presente expresión) pensar en todo lo que dije respecto a los cargos de oficiales, en cuanto se avecinan las elecciones de cada Logia. Hay, por supuesto, meritorias y contadas excepciones. Pues cuando este tiempo de elegir se aproxima, surgen de cada uno, cual guía única e inexcusable “el derecho que le asiste para ocupar tal o cual cargo” y pese a declaraciones que convierten a esta postura como “legítima aspiración” lo cierto es que (y no estamos en nuestros templos para mentirnos) aflora en nosotros el enemigo permanente, aquel que no muere por más virtuosos que seamos: la ambición mas pura. Y esto ¿debería ser así o de alguna otra manera?
Para dilucidar esto es importante preguntarnos:
¿Qué es la Oficialidad de una Logia? ¿Cuál su finalidad? ¿Cuál debe ser la actitud de un masón dentro de ella?
Dejaría de ser masón si les dijera: he ahí las respuestas a estas preguntas…. No puedo hacerlo, porque simplemente lo único que poseo es mi punto de vista y este es el que voy a expresarles.
La Oficialidad es el alma motora de una Logia, es el grupo de hermanos que, elegidos por la Logia, se encarga de canalizar las fuerzas existentes en el Taller y realizar todas las labores del mismo, de acuerdo a una estructura de responsabilidades. Y esto, para mi es así de claro, con el elemento adicional de que en ese grupo cada uno está en conocimiento de su responsabilidad y la cumple por convencimiento interno y no por imposición de quien preside el grupo.
El objetivo de la Oficialidad de una Logia, no puede ser otro que el mantener la actividad de la misma en el marco establecido por la masonería, es decir el de crear las condiciones para que cada hermano encuentre un ambiente propicio para su permanente progreso integral.
Tal como podrán ustedes colegir, lo mas importante para que la Oficialidad sea lo dicho y cumpla con lo citado, es la actitud del hermano masón respecto de ella (y creo que esta declaratoria es muy importante): Los cargos de la Oficialidad son una oportunidad de servir es decir una oportunidad de trabajar por la masonería dentro de cada Logia y por supuesto que el resultado de esto es… Aprendizaje. Ni figuración, ni vanos honores… solamente aprendizaje.
¿Acaso no es posible hacer un examen personal y ubicarse en el momento en que ocupamos el cargo de G.T.E.? ¿Qué sabíamos en ese momento respecto de los deberes de ese cargo y de cómo cumplirlos? Y si llegamos al trono del Rey Salomón, ¿acaso no resulta gratificante hacer un recorrido de todo lo aprendido en los diferentes cargos de la Oficialidad que ocupamos y que nos preparó para dirigir la Logia?
Cierto es que en esto también tiene que ver la aptitud y la actitud… muchos no tenemos aptitud para ocupar tal o cual cargo, pero vence nuestra actitud frente a ello y con esfuerzo cumplimos (o tratamos de hacerlo) con las labores asignadas y necesariamente… crecemos, o lo que generalmente no ocurre: manifestar nuestra imposibilidad de desempeñar tal o cual cargo por estar convencidos de no poder hacerlo (para mi esto es discutible porque no condice con el camino de la masonería)…
Dentro del sistema de enseñanza masónico (individual, autodidácta, solitario, individual, etc) encuentro que la pedagogía de la oficialidad es realmente irremplazable, puesto que prepara año tras año al Venerable Maestro de la Logia… le muestra como dirigir la Logia asentado en la experiencia del desempeño de los cargos, en los errores y en los aciertos, y fundamentalmente le enseña que para saber ordenar no solo hay que saber obedecer sino que fundamentalmente hay que saber servir.
La descripción de los cargos de la oficialidad, los deberes de cada uno de ellos, la responsabilidad en el desempeño de la labor, el procedimiento ritualístico, etc. con seguridad pueden ser hallados en las muchas publicaciones que ahora contamos con la explosión de la difusión del conocimiento de nuestra época… mas la condición básica para optar a alguno de esos cargos de la Oficialidad solo puede ser hallada en nuestros corazones y no es otra que la capacidad de servir… y qué és servir… ser algo a propósito para determinado fin.
Por ello el privilegio de ser elegido para un cargo de la oficialidad de una Logia, trasciende el mero hecho de la elección, para ubicarse en el contexto de la oportunidad para servir y a través de esto brindar lo mejor de las capacidades y talentos en el trabajo asignado.
Si se me diera como labor el diseñar la estructura de la oficialidad de una Logia, ciertamente asignaría un cargo a cada uno de los Hnos. de la Logia, porque me asiste la seguridad de que en cada uno de los corazones de ellos reina el amor y una de las mas grandes manifestaciones de este sentimiento es la inclinación a servir, poniendo en ello todo el esfuerzo y esperando de ello tan solo la satisfacción de hacerlo.
Alguna vez me pregunté en el transcurso de mi vida ¿cómo quiero vivir?… mi corazón me contestó: Vivir Sirviendo… pero, ¡cuanto cuesta hacerlo!