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LA LIBERTAD DE CONCIENCIA

La Masonería proclama como derecho inalienable la libertad absoluta de conciencia y de pensamiento para todos los hombres y le encarga el trabajo necesario para garantizarlo a cada uno de los masones.

Sin duda es un trabajo por demás arduo, dificultoso y hasta podría considerarse utópico. Además, esta tarea, tiene componentes individuales y de proyección colectiva, contribuyendo esto a incrementar su complejidad. Sin embargo del cumplimiento de este postulado depende, en gran manera, el éxito del objetivo de la masonería: el de construir un mundo libre, justo y fraterno, ya que en el ejercicio irrestricto de la libertad esencial individual se asienta la convivencia justa y pacífica del género humano. Es para esta tarea tan importante que el masón debe prepararse, puesto que si bien ha recibido la calidad masónica con la Iniciación, es innegable que este solo hecho no lo convierte – ipso facto – en un masón debidamente preparado para afrontar con éxito tan importante empresa, sino que mas bien le plantea el desafío que tiene para llegar a ser lo que generosamente se ha supuesto que es.

Además deberá comprender, en su justo significado, el postulado por el cual lucha – La libertad de Conciencia – y también necesitará, como requisito para su labor, conquistarla individualmente.

La libertad de conciencia es el derecho de sustentar los principios morales que tenga el individuo por aquellos que sean más verdaderos, para fundamentar sus ideas. La libertad es el poder, afincado en la razón y en la voluntad, de pensar, sentir, expresar, obrar de acuerdo a individual elección, dentro de límites tales que no infrinjan la libertad de los otros y con la responsabilidad de afrontar las consecuencias de la elección. Muchas veces la Libertad de Conciencia es restringida a su implicación religiosa únicamente y aunque es muy importante su aplicación a este campo y capital su análisis al respecto, no es el único al que se refiere sino más bien a todo el accionar humano, que siempre se origina en el pensamiento, en su más amplia expresión.

Además se debe considerar que hay muchas formas de pensar y actuar que, sin incluir la figura de un Ser Supremo, se han convertido en una especie de «religión» para muchos hombres (El “dios dinero”, el “dios placer”, el “dios poder”, etc.) En la actualidad la esclavitud se manifiesta, colectivamente, en una variedad de formas; algunas iguales a las “históricamente superadas” y otras “adecuadas a la circunstancia histórica actual”. Vemos a nuestro alrededor esclavitud física, hombres sometidos a un amo como hace siglos; esclavitud económica como una expresión moderna de dominación, esclavitud social como una depurada forma de opresión, esclavitud política como refinada manera de someter el pensamiento, esclavitud religiosa como una forma de extendido uso para someter la conciencia ajena, etc. etc. Todas estas formas necesariamente infringen el derecho a la libertad de conciencia, porque en última instancia someten o conculcan ese derecho inalienable e inseparable de la naturaleza humana.

Si hacemos una introspección individual, hallaremos en nuestro microcosmos, manifestaciones de las esclavitudes citadas, que nos hacen esclavos de nuestros propios atavismos, de formas de pensar pre-fabricadas, paradigmas, dogmas, etc. convirtiéndonos en auto-esclavos y haciéndo que conculquemos voluntariamente el ejercicio individual de la Libertad de Conciencia.

… Y sabemos que es irrebatible sostener que un esclavo difícilmente puede liberar a otros a menos que primero se libere a si mismo. Para lograr esto se plantea la evolución interna del masón porque es a partir de ella que podrá ejercer su libertad de conciencia en forma  responsable. La evolución individual en general solo puede ser considerada como interna, ya que la que podría llamarse «evolución externa», no es otra cosa que el reflejo o la consecuencia de aquella. El simbolismo de las Ceremonias Masónicas presentan enseñanzas certeras del camino que debe seguirse para lograr esta evolución individual. Requiere de una travesía hasta lo más profundo del ser, único lugar en el que puede encontrarse el sentido y utilidad mejor de la ciencia y la revelación de la verdadera luz y la sabiduría. Así hará uso de su elección (Iniciado) y que practicando las virtudes, debería llegar a ser Perfecto, para finalmente, pasar al estado sublime de “liberado”. Aquí, toma una importancia vital el asunto referido a la práctica de las virtudes para alcanzar la perfección. La Masonería enseña que el masón ha sellado una alianza indisoluble con la virtud para alcanzar la Verdad por medio de su esfuerzo y de la ayuda de sus hermanos.

“Buscad la verdad y ella os hará libres” y para encontrar la libertad es que hace de las virtudes no una práctica procedimental, sino más bien una forma de vida… hace (o debería hacer) una vida virtuosa, puesto que es la única manera en la que podrá evolucionar (virtud = bien = Evolución). Ciertamente este es un trabajo continuo y seguramente muy extenso, tanto que es muy posible que no acabemos de andarlo. En este punto, la conclusión parecería ser que como la evolución interna es una labor de largo tiempo y de mucha dificultad hasta hacer que el masón llegue a ser libre, su trabajo consagrado a la defensa de la libertad de conciencia estaría postergado al momento de la culminación total de su primaria tarea.

Felizmente no es así… el Masón puede trabajar en su excelsa labor de defender la libertad de conciencia, suya y de los demás, con una eficacia en proporción directa a su evolución individual interna… Y es seguro que las exigencias de lid tan loable le acicatearan para acelerar su trabajo interior… con lo que se cumple la sabiduría de la masonería de dar al adepto no solo el conocimiento y las herramientas para lograr sus objetivos en cada grado, sino también la motivación para hacerlo… la cuota de amor necesario para inducir al adepto a avanzar hacia la luz del Oriente y hacia el cumplimiento de su sublime misión.

Cada cual siente en su interior la vibración que su grado de evolución le permite y en las más de las veces ésta no está sintonizada con la frecuencia de la vibración que un Grado le ha conferido… es cierto que al principio esto no le permitirá realizar su trabajo, pero con seguridad lo empujará a sintonizarse con lo exigido para hacer su labor y contribuir al Plan del G:. A:. D:. U:. El Masón debe trabajar en la práctica voluntaria y permanente de las virtudes que le hacen evolucionar internamente para conseguir (o más bien dirigirse a) un estado de perfección que le permita conocer la verdad y en esta condición trabajar constantemente para ejercer su derecho inalienable a la libertad de conciencia y defender que otros tengan también la posibilidad de hacerlo. Solamente así con un hombre evolucionado y en posesión y con uso responsable de la libertad de conciencia será posible construir un mundo libre, justo y fraterno.

Aristides

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