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LA JERUSALEN CELESTE

INTRODUCCIÓN

La Masonería como siempre lo mencionamos  es una institución sabia y milenaria, por ello mismo utiliza para las enseñanzas a sus adeptos, símbolos, alegorías y leyendas tomadas en muchos casos de pasajes del VLS que deben ser interpretadas, develadas y practicadas por los HH:., gradual y progresivamente, durante su paso por los diferentes grados del Simbolismo y del Escocismo.

En principio debemos señalar que, según los  estudiosos, Jerusalén significa     “Ciudad de la Paz” o Ciudad Santa, en su versión terrena es la ciudad de David, Rey de Israel, quien en el siglo V a. c. unificó bajo su gobierno la Tierra Santa o Judea (posteriormente llamada Palestina por los Romanos) y estableció en Jerusalén su capital. Su hijo Salomón Rey de Israel, tuvo la gloria de construir el Templo de Dios único, que se convirtió en el arquetipo de los Templos en la civilización occidental y constituyo un motivo central en las tradiciones masónicas en todos sus grados, el modelo de templo ideal o templo espiritual que construye cada Masón en el interior de su corazón.  Sin embargo, ésta Jerusalén terrena representa también, la ciudad que por su estado de decadencia y descomposición social, los niveles de corrupción, injusticia, idolatría y perdición en los que se debatía en aquellos tiempos  Jerusalén, y de acuerdo a la predicción de los profetas, mereció la venida del Mesías y su sacrificio por la redención de los hombres pues representa el nacimiento, vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús el Cristo, llamado  también por los cristianos, como el cordero de Dios el que quita los pecados del mundo.

Por otro lado, de acuerdo con el VLS  nuestra fe y creencia cristiana, Jerusalén Celeste representa la ciudad  simbólica, ideal y espiritual, la ciudad prometida, el paraíso, palacio de la razón, en armonía perfecta, donde reina la fraternidad, la justicia, la equidad, la tolerancia, la solidaridad, etc., donde son practicadas todas las virtudes morales y sociales, donde tendrán acceso todos los que vivieron de acuerdo a los designios de  Dios y que el H:.Masón con el nivel de formación que ha logrado a través de su caminar por el simbolismo, las logias de perfección, capítulos filosóficos, vivencias y consejos, ya merece tener la visión de la Jerusalén Celestial, Ciudad Santa o visión de Paz, cuya estructura procuraremos desarrollar más adelante. (Apocalipsis en el VLS y de la Liturgia del Grado XXX).

 DESARROLLO

Según la Liturgia del Grado y en el transcurso de la ceremonia de aumento al Grado XXX  se hace conocer por comunicación a los postulantes el Grado Vigésimo Noveno, en la introducción del  grado de Caballero Kadosch, el TVPGC les explica que:” para alcanzar el alto nombre de Gran Escocés de San Andrés o Maestro de la Luz, no debemos olvidar lo sagrado que es la verdad, proteger la virtud contra el vicio, no cesar de combatir por la justicia y por la libertad del pensamiento y de la palabra, contra la tiranía y el error, porque nuestro principio  es el amor, nuestra base  el orden y nuestro fin el progreso”.

La Cruz de San Andrés siempre ha sido el emblema de la humildad, paciencia y abnegación y aún más que estos, aquel de caridad y clemencia por el débil, el pobre y el desvalido, hermanos recipiendarios, en el Grado Vigésimo Noveno del Rito Escoces Antiguo y aceptado, terminan los estudios de la institución que aunque hemos explicado los principios económicos, políticos, filosóficos y sociales, que tratan de la ciencia y del desarrollo moral, aún  faltan muchos. No nos detuvimos en aquellas artes que contribuyeron más a las delicias de la existencia y cuyos símbolos veréis en el cuadro de la Nueva Jerusalén o Jerusalén Celeste.

El hombre no es solo un ser inteligente, además  es sensible y los que procuran la dicha, no han de olvidar jamás que “vive por el corazón”.   Una legislación sabia y  una educación escogida, satisfacen a la conciencia, pero no al sentimiento vital que deleite a los sentidos, emociones y encantos, a la imaginación, dulzura a lo bello, arranques a lo sublime, hay que satisfacer esa necesidad de goces que han creado la poesía, el drama, la novela, la pintura, la música y todas las bellas artes, que incitan al ingenio a producir sus maravillas y que suavizan las costumbres, dulcifican el trato y nos hacen más amantes, generosos, corteses y en una palabra, más sociales.  Glorifiquemos  y practiquemos las bellas artes que nos conducen al reino de la razón, el Paraíso.

  Alegóricamente en la Jerusalén Celeste existen “doce caminos que conducen respectivamente a las puertas de doce barrios, siendo todos iguales. El círculo central demarca una gran plaza, el círculo externo demarca los límites de los barrios”

“En el centro de la plaza se ve un Cordero inmaculado, de cuyo corazón emanan cinco ríos, que simbolizan el amor paternal, el amor conyugal, el amor filial, el amor fraternal, el amor social, los cuales forman un delicioso lago que es el amor a  la humanidad”.  Conocéis  así la Nueva Jerusalén y los principios que se encierran en los grados de la Masonería Escocesa, que habéis recibido hasta ahora. Este es un criterio resumido de nuestro ritual sobre la Jerusalén Celeste.

Ahora veamos  la Nueva Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo de la presencia de Dios.  “Estaba arreglada como una novia vestida para su prometido. Y oí una fuerte voz que venía del trono y que decía: Aquí está el lugar donde Dios vive con los hombres. Vivirá con ellos, ellos serán su pueblo y su Dios mismo estará con ellos como su Dios, enjugara las lágrimas de sus ojos y no habrá ya muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor, porque todo lo que antes existía ha dejado de existir… Dichoso el que preste atención  a las palabras proféticas de este libro, participara en la fiesta final y estará sentado en el banquete de las bodas del cordero…”

A Juan el  Evangelista le fue mostrada de forma  anticipada esa  gloriosa ciudad celestial y la describió: “La ciudad brillaba con el resplandor de Dios,  su brillo era como el de una piedra preciosa, como un diamante, transparente como el cristal.  Alrededor de la ciudad había una muralla grande y alta que tenía doce puertas custodiadas por 12 ángeles  y en  cada puerta estaba escrito el nombre de cada una de las 12 tribus de Israel, 3 puertas daban al este, 3 al norte, 3 al sur y 3 al oeste. La muralla de la ciudad tenía 12 piedras por base, en las cuales estaban escritos los nombres de los 12 apóstoles del Cordero. La ciudad era cuadrada, su largo, su alto y su ancho eran iguales, median 2.200 kms. La muralla media 65 mts. de grosor. La muralla estaba hecha de diamante y la ciudad era de oro puro, como vidrio pulido. Las piedras de la base de la muralla estaban adornadas con toda clase de piedras preciosas: Diamante, Zafiro, ágata, esmeralda, ónice, rubí, crisólito, berilo, topacio, crisoprasa, jacinto y amatista. Las doce puertas eran doce perlas cada puerta estaba hecha de una sola perla y la calle principal de la ciudad era de oro puro, como vidrio transparencia”

“No vi santuario en la ciudad, porque el Señor, el Dios todopoderoso, es su Santuario y también el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbren, porque la alumbra el resplandor de Dios y su lámpara es el Cordero…” “Solamente entrarán los que tienen su nombre escrito en el libro de la vida del Cordero”.   “El Ángel me mostro un rio limpio, de agua de vida.  Era claro como el cristal y salía del trono de Dios y del Cordero.  En medio de la calle principal de la ciudad y a cada lado del rio crecía el árbol de la vida y sus siervos lo adoraban…..” Allí no habrá noche y los que vivan  allí,  no necesitarán luz de lámpara ni luz del sol, porque Dios el Señor les dará su luz y ellos reinarán por todos los siglos”

CONCLUSIONES.

De todo lo citado podemos concluir que la Jerusalén Celeste para los cristianos, es la ciudad Prometida, el Paraíso Celestial, la Ciudad Santa, donde irán todos los que vivieron según los designios y preceptos de Dios, para gozar de una vida eterna e inmortal en espíritu.

Para los masones la Jerusalén Celeste representa la cúspide del conocimiento y su formación no solo en la práctica de las virtudes morales y sociales, sino también en el conocimiento y deleite de las bellas artes, practicar el imperio de la razón y lo que con ella se puede hacer en bien de la humanidad, aplicando paciencia, humildad y abnegación, siendo respetuosos de la ley y el orden establecidos, para contribuir a construir un mundo mejor, que  nuestra sociedad se enriquezca y el mundo sea un  lugar adecuado   para la convivencia fraterna,  como dice nuestra Orden: Masonería busca la unión fraternal de la humanidad y el imperio de la paz universal por la práctica de la justicia.

También nos enseña que la verdadera demostración de amor, radica en la práctica del amor paternal, amor conyugal, amor filial, amor fraternal y amor social, como un medio de lograr una sociedad con justicia, equidad, libertad de palabra y libertad de pensamiento, donde  todos  debemos practicar activamente teniendo por principio el amor a nuestros semejantes, por base el orden y por fin el progreso de la humanidad, como un medio de practicar las sabias enseñanzas del Maestro Jesús: “Ama a Dios con todas tus fuerzas y ama a tu prójimo como a ti mismo”.

Por otra parte, debemos continuar empeñados en la lucha permanente para vencer a los tres enemigos naturales del hombre, que son la ignorancia, el fanatismo y la ambición, debemos desarrollar y perfeccionar mayores atributos en nuestro conocimiento espiritual, tomando como guía  la fe, la caridad y la esperanza, prometiendo no reconocer otro poder que la razón para buscar la verdad y tener fe en la justicia, que debe ser la norma de nuestros actos y ser guardianes de la ley, valorar que hemos construido nuestro simbólico templo interior, en base a la riqueza adquirida en la práctica de las virtudes, valores morales  espirituales, para que sea morada del GADU y nos permita por medio de nuestra conciencia evolucionada, practicar la justicia para con Dios, con nosotros mismos y con nuestros semejantes, con tolerancia, caridad, clemencia,  generosidad, humildad y protección a nuestros hermanos y semejantes  como un medio efectivo para contribuir a la construcción de la Jerusalén Celeste Masónica.

Además, debo colegir que todo se encuadra en el término de filantropía que etimológicamente significa amor al hombre o amor a la humanidad que es una virtud grandemente apreciada por la francmasonería y que nos recuerda que todos los días debemos ponerla en práctica y que debe traducirse en la franca ayuda, en el sano consejo, en la sabia ilustración, en el seguro proteger de los hermanos, defenderlos contra toda injusticia, aún a costa de la propia vida como expresión de amor que es el cumplimiento de la ley suprema del universo y de la vida misma.

Q:.H:. Si comprendemos que en el centro de la plaza de la Jerusalén Celeste se ve un Cordero Inmaculado de cuyo corazón emanan cinco ríos que simbolizan el amor paternal, el amor conyugal, el amor filial, estamos frente a la verdadera filantropía que es una forma especial de expresar la bondad y el perdón, que se mezcla con un cierto grado de compasión y de fraternidad humana, que a través del amor hagamos que otros vivan, si queremos vivir debemos ayudar a otros a lograr el éxito,  si queremos practicar la verdadera filantropía, no hagamos al prójimo   lo que no queremos que hagan con nosotros mismos, estas manifestaciones bien practicadas son la verdadera forma de aliviar nuestro corazón y ganarse el de los demás de una manera espontánea, sincera y admirable, y a la vez una manera hermosa de dispensar el perdón y abrir la sagrada puerta de la convivencia fraterna espiritual y social.

Q:.H:. practiquemos fielmente todo lo que  simbólicamente nos muestra la magnificencia de la Jerusalén Celeste, en la familia, entre esposos, entre padres e hijos, entre hermanos mayores y menores, en el trabajo, entre los amigos y así pondremos en práctica lo que el Maestro de maestros que dio su vida por la humanidad  nos dejó un mandamiento “ amad al prójimo como a ti mismo” entiendo que en su verdadera dimensión este postulado lograremos la relación ideal que debe existir entre los seres humanos, respeto para consigo mismo, sentido de dignidad por nuestros semejantes y así lograr esa ansiada armonía universal, que la filantropía sea un principio que no se aleje jamás de nosotros y así se podrá evitar guerras, derramamiento de sangre y luto.

No hay nada mejor en la vida que amar y ser amado, cuando amamos al otro debemos tener bien claro lo que significa amarlo como a nosotros mismos, es decir, debemos realmente ponernos en su lugar, sentir sus necesidades como nuestras pero ayudándolo también a entender sus responsabilidades, pues amar es la expresión fundamental en la vida.

Cochabamba, 19 marzo de 2020

Justo Gardeazábal Paputsachis, 30°

BIBLIOGRAFIA

  • Liturgia del Grado XXX, Supremo Consejo para la República de Bolivia.
  • Cassard André, Manual de Masonería 1981 Editorial Grijalbo
  • La Biblia, (Latinoamericana)
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