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LA INICIACIÓN MASÓNICA

Al Oriente del Titicaca 

Aristides

LA INICIACIÓN MASÓNICA 

La respuesta a la simple pero crucial pregunta ¿qué es la Masonería? es el requisito inicial para comprender la Iniciación Masónica. Y, sin embargo de existir un cúmulo apreciable de respuestas, la respuesta tiene que ser personal. 

Invirtiendo el orden, tal vez analizar qué es la Iniciación Masónica, conduzca a cada masón a responderse qué es la Masonería. 

Prescindiré de los aspectos históricos de la Iniciación Masónica, en los cuales seguramente estáis versados y porqué elegí analizar los vivenciales individuales. 

Intentaremos realizar esta tarea, para comprender qué es la Iniciación Masónica. Pero cada uno en singular: puesto que brevemente, en primera instancia recorreré la Ceremonia misma, después reflexionaré sobre la misma y finalmente me desahogaré en una conclusión personal y en ningún momento pretenderé que ustedes piensen o sientan lo mismo, sino que tan solo intentaré provocarlos a que hagan lo mismo. Aunque al final, me encantaría que compartamos nuestros criterios acerca de tan importante asunto. 

La Iniciación Masónica, en principio, no es un acto puntual, instantáneo o momentáneo, puesto que aunque se representa en una Ceremonia, es un proceso permanente. Este procedimiento ceremonial es expuesto y puesto en acción a partir de los diferentes Rituales con los que la Orden realiza sus trabajos, en los que, con el lenguaje simbólico, se relata el proceso. 

La Iniciación Masónica contiene varias etapas, mismas por las que haremos una rápida travesía intentando entenderlas para así comprender el sentido íntegro de tan trascendental proceso. 

Aunque no es ritualística la etapa preliminar de la iniciación masónica es la de la selección del Candidato. Esta tarea hecha por un masón que propone el ingreso a la Orden de una persona que de acuerdo a su punto de vista reúne las potenciales condiciones para el camino iniciático, es, en el contexto de la masonería, una prueba del desarrollo del masón presentante, ya que la elección ha debido ser hecha contrastando la forma de vida del candidato con la necesaria para transitar el camino iniciático. 

Más si el masón presentante no ha comprendido la substancia del proceso, la tarea de selección de un candidato ciertamente será una tarea meramente instintiva y de tan solo probabilidad. En esta etapa concurre también la colaboración de otros hermanos, quienes tienen la tarea de indagar acerca de la vida del profano y contactándose con él, tratar de develar su personalidad. Ardua labor aunque fuera hecha con el mayor de los intereses. Quizás una transmisión clara de los fines que persigue la Masonería sería una pertinente manera de orientar al profano para que tome una decisión honesta con la propuesta. 

A mas de estas importantes consideraciones, con seguridad que la etapa de proposición despierta en el candidato al menos curiosidad y lo debería impeler en algún grado a investigar acerca de nuestra Orden y sus propósitos. Esto crea un nuevo estado de ánimo en el candidato, que con esa inquietud comienza a acercarse al sendero de la iniciación masónica. 

Esta etapa preliminar concluye con la aceptación del ingreso del candidato, predisponiéndolo a un estado de incertidumbre respecto del momento de su Iniciación, que aunque ahora se puede conocer a detalle en el mundo de la información virtual, el sabe en lo íntimo que nada reemplaza a la experiencia propia. 

Ya en el contenido mismo de la Ceremonia de Iniciación, la primera etapa es la que se llama la preparación y reflexión, y está presente en los diferentes rituales masónicos. La forma externa de esta etapa esta contextualizada en la incertidumbre y la oscuridad, tratando de causar en el ánimo del candidato un estado de recogimiento en el cual pueda pensar brevemente sobre todo lo que hasta ese momento hizo en su vida e induciéndolo a reflexionar acerca de la finitud de la vida. Sugiriéndole poner un punto final a una forma de vivir. Un tiempo de reflexión sobre lo vivido y el anuncio de que está por comenzar una nueva forma de existencia. 

Todos nosotros hemos pasado por esta etapa y con seguridad cada cual debe tener aun presente en su recuerdo las reacciones externas e internas que tal circunstancia nos causó, aunque lo más importante es la lección que dicho momento nos dejó. La necesidad de comprender que, aunque la vida es eterna, la misma tiene periodos que tienen inicio y final y que es necesario utilizar en forma consciente cada instante de dicho periodo. Parecería pretencioso decirlo, pero la etapa de reflexión en la ceremonia de Iniciación debe provocar en nosotros el comenzar a vivir conscientemente, dejando el instinto como la única manera de existir. 

Conducido luego a las puertas del Templo, privado del sentido de la vista, el Candidato escucha un llamado solicitando ingreso – nos ocuparemos más adelante de la importancia de los golpes dados a la puerta -. El ingreso a un nuevo ámbito de existencia. Una nueva forma de vivir que sigue a la finalización de la antigua forma de que culminó en la etapa de preparación y reflexión. Una nueva forma de vivir hasta ahora ignorada, en los hechos, por el candidato. 

Pasado el umbral de la Logia, el Candidato es protagonista de una serie de acciones que le muestran las clases de vida, desde las caóticas hasta aquellas de silencio y orden, intentado comunicarle que siguiendo un camino consciente se puede llegar a vivir en paz. También le es informado que necesitará dar pruebas de su disposición para convertirse en masón, es decir para acceder a la nueva forma de vida. 

Será necesario que el Candidato se acerque al Ara y preste un juramento para ser merecedor de recibir una nueva luz. Una luz que le posibilitará caminar en el sendero de Iniciación. 

El Candidato presta el Juramento, momento en el cual se adhiere incondicionalmente al mismo y asegura que guardará en secreto todas las posteriores enseñanzas que le serán comunicadas. 

Después del momento del compromiso, llega el momento trascendental de concederle la Luz. La Luz que le iluminará en esa nueva forma de vivir. Luz que le guiará en el nuevo camino comenzado. 

Posteriormente le son comunicados los secretos iniciales que corresponden a un nuevo masón y le son proporcionadas herramientas de trabajo para que con ellas comience su nuevo trabajo. 

Una nueva piel le es entregada para su nueva existencia se le inviste con un Mandil y le son transmitidas un cúmulo de enseñanzas que constituirán el equipaje con el que deberá comenzar su nuevo camino. 

Toda la Ceremonia externa podría resumirse en: la Preparación para la Ceremonia, el Ingreso a la Logia, las pruebas, el Juramento, la Concesión de la Luz, la Investidura y la concesión de los secretos. 

Visto de forma Ceremonial, es esto – en resumen – lo que ocurre ritualísticamente y la estadística es la que nos informa de los resultados de la práctica Ceremonial. 

Y aunque no dispongo de las que deben ser interesantes cifras, la observación del número de miembros de nuestra Orden en nuestro Oriente me lleva a concluir que de cada tres nuevos miembros solo uno se queda un apreciable tiempo en las Logias. 

¿Por qué sucede esto?. ¿Por qué, si la Ceremonia de Iniciación Masónica es tan sublime, impactante, llena de simbolismo y tan trascendental? ¿Por qué, si en aquella noche cada uno de los nuevos hermanos con seguridad recibió muestras de excelsa hermandad? 

La respuesta está dada en sentido de que si bien no se puede pretender que la Ceremonia de Iniciación sea percibida e interpretada a cabalidad por el Candidato en el momento que la misma ocurre, una internalización reflexiva de la misma en el tiempo posterior, es la que marca la diferencia entre los que se quedan y los que se van. 

Y esto es lo realmente trascendental y esto es lo que debemos analizar para entender la Iniciación Masónica. 

Antes de la Ceremonia, un Candidato merecedor de la misma es aquel que toma con seriedad la proposición. La proposición necesita de un Candidato que analice el asunto con la seriedad que el mismo amerita. ¿Cómo decidiría en este momento si recibiría una propuesta que significa un cambio en mi vida?. Seguramente con cautela, con precaución, con seriedad y pidiendo un tiempo para pensar. 

La proposición del ingreso a la masonería implica cambios en la forma de vivir, o al menos la probabilidad de cambios y una actitud seria frente a ellos. Si la actitud frente a la proposición no es seria, simplemente el candidato decidió permanecer viviendo de forma instintiva y lamentablemente esta actitud es un presagio de un posible fracaso en su ingreso a la Orden. 

La etapa de preparación y reflexión individual implica el descenso en si mismo para escrutar con honestidad lo hecho en la vida hasta el momento, haciendo un inventario de lo positivo y lo negativo. Es un encuentro con uno mismo para verse tal cual uno es. Reconociéndose en su verdadera magnitud en el contexto íntimo y en el universal. En el individual de acuerdo a lo logrado en la evolución personal y en el universal determinando la relación con el Principio de Vida y la naturaleza. Resumiendo, una reflexión que permita establecer quien se es… y más, determinar si se está en disposición de comenzar un nuevo camino con firmeza y perseverancia… definir si se está decidido a tocar las puertas del Templo, desprovisto voluntariamente de las cargas que anclaron a la pasada forma de vivir. 

En las puertas del Templo los golpes que en adelante se dan son tres y su simbolismo: Tocad y se os abrirá, pedid y se os dará y Buscad y encontraréis‖. En las dos primeras frases encontramos dos elementos activos, uno de uno mismo y el otro respondido (concedido) por otro. Sin embargo el tercero incluye a un solo elemento activo que hace la acción y consigue por si mismo el resultado: BUSCAD Y ENCONTRAREIS. Este es el mensaje mas claro en la Ceremonia de Iniciación que le transmite al Candidato la total responsabilidad de su transitar en la Orden. Por lo tanto en la internalización de la Ceremonia, el nuevo Hermano debería concluir que su camino de Iniciación es de absoluta responsabilidad individual y todo lo que logre será consecuencia de sus acciones. 

Por ello a continuación habrá que reflexionar sobre lo ilustrado por los llamados viajes en la Ceremonia. Estos viajes difieren en forma entre los rituales, sin embargo lo que intentan comunicar es justamente que la consecuencia de una u otra forma de vida es la resultante de la decisión que cada persona ha tomado respecto de cómo vivir. Este es un importante elemento del que a partir de la Ceremonia de Iniciación debe estar consciente el nuevo Hermano. Nada es casual todo es causal. Este conocimiento debe ser vital en el recorrido del nuevo sendero. 

Posteriormente llega el momento del avance al Altar, Ara, Pedestal, etc. Si bien, los pasos son explicados brevemente en la Ceremonia, es importante entenderlos personalmente. Los pasos que acercan a la Divinidad transmiten la inequívoca idea de que existe una manera de hacerlo y que esta manera es progresiva. La manera de hacerlo es innegablemente una vida virtuosa, es decir una existencia esforzada en la práctica de las virtudes y como ella no es de aparición ni espontánea ni instantánea, hay que pensar que existe un camino por recorrer antes de estar en su presencia. 

Esto implicaría que solamente cuando se llega a presencia de la Divinidad tendremos acceso a los secretos de la vida. Felizmente ni lo anterior ni esto último es absoluto, sino que reviste un carácter de positiva relatividad, ya que ni el individuo ni la Divinidad están ubicados en posiciones estáticas, puesto que a medida que el masón avanza en su práctica de las virtudes, la Divinidad se acerca a él. Hay que imaginar que a cada paso de acercamiento por parte del masón, la Divinidad da también un paso de acercamiento, para terminar encontrándose en el centro. Doble motivo para esforzarse en la actitud seria de ser virtuoso. 

El Juramento, en la reflexión personal, implica la figura de un compromiso adquirido. En la vida siempre hay circunstancias que hacen difícil el cumplimiento de un compromiso o que ofrecen como más cómodo hacer lo contrario al compromiso adquirido. 

Este es un punto central de reflexión individual porque la obligación adquirida es una obligación voluntariamente aceptada. Y es a partir de ello que este compromiso se convierte en punto central del accionar futuro, pues es en base a ese juramento que se desarrollan los pensamientos, sentimientos, palabras y acciones del iniciado. Por ello es vital pensar en el compromiso adquirido, no en la formula repetida, sino en el significado e importancia de esa declaración. Quizás un ejercicio interesante sería el leer repetidamente el texto del Juramento para encontrar su trascendencia. Soy masón porque me juré serlo. 

Llegado el momento de la concesión de la luz – o mas bien de ver la luz – la circunstancia impele a pensar en un nuevo nacimiento, punto culminante después de un periodo de oscuridad y caos una muerte se renace a una nueva luz. La luz de la Masonería que se abre como un horizonte infinito antes los ojos nuevos de quien ha decidido caminar en el sendero iniciático. 

Y así como la luz física, esa nueva luz recibida tendrá sus efectos dependiendo de que clase de receptor de luz es cada quien. Si opaco, no sacará provecho de la luz pues ni la recibe ni la dejará pasar. Si translúcido, la recibirá y la transmitirá débilmente, en tanto si transparente, la recibirá y la transmitirá totalmente. Esto denota que la luz de la que tratamos en este punto es un elemento activo, es la actitud del Hermano la que determina la consecuencia, o es utilizada en el progreso integral o no lo es. También se podría en que se ha adquirido un nuevo sentido de la vista pues de ver una luz que antes no se veía. 

Con la obligación contraída y la luz ya recibida, queda identificar dentro de si, los secretos comunicados. Estos son revelaciones que deberían despertar en cada uno el sentido de trascendencia. El sentido de perennidad de la vida. El sentido de interdependencia entre todo el universo. El sentido de la necesidad de vivir responsablemente. La imperiosa necesidad de vivir inteligente y seriamente. 

A partir del momento de conocer los primeros secretos de la masonería, sería impropio seguir haciendo de la vida un hecho instintivo. La reflexión sobre la naturaleza de lo revelado es altamente probable que origine un cambio inicialmente de punto de vista respecto de la existencia y después de la forma de encarar la vida. Con seguridad que esto debe estar unido a la disponibilidad de instrumentos que nos ayuden con la labor, llevándonos a pensar en las herramientas que aquella noche nos fueron entregadas y que son símbolo de los elementos necesarios que nos apoyen en el trabajo del cambio. 

Estas herramientas están orientadas a que encontremos en ellas los elementos morales que simbolizan y que nos son imprescindibles para nuestro nuevo sendero. 

Finalmente la investidura con la piel de la inocencia, impulsa a pensar acerca de la condición primera para comenzar de nuevo: la renuncia al pasado que impide la evolución, el hacerse sencillo de corazón para poder escuchar la voz del maestro. El mandil sencillo y blanco simbolizando la apertura de la mente y el corazón para aprender a recibir la Verdad. 

Es seguro que haciendo la reflexión interna de la Iniciación Masónica se hallarán elementos trascendentales que cuestionarán cada aspecto de nuestra existencia, en el oscuro y tranquilo lugar de nuestro propio Templo y sin podernos resistir, concluiremos el estado de evolución en el que nos encontramos y si hemos aceptado o no tan tremendo reto. Parece ser que cada día en un momento de nuestra existencia cotidiana necesitamos realizar la Ceremonia de nuestra propia Iniciación para reiterar nuestra decisión de caminar en el sendero de la virtud. 

¿Qué es la Masonería? 

Un sistema peculiar de moral ilustrado por símbolos y velado por alegorías… Una forma de vida… El Arte Real (el arte de vivir)… La búsqueda de la Verdad por la práctica de la Virtud. 

Habrán notado que la masonería cobra sentido en la soledad de la intimidad, de la reflexión interna de los hechos, en el ámbito prístino del encuentro con uno mismo. 

La masonería podría ser entonces un camino de auto-perfeccionamiento, obviamente integral porque el protagonista es el ser humano y este es indivisible, ni es solamente el denso material ni el sutil espíritu, sino que es ambos. 

Por lo tanto la iniciación masónica es el proceso que hace que el ser humano recorra un camino de auto-perfeccionamiento para lograr hacer de el un ser realizado, en un proceso que es transmitido por medio de símbolos y alegorías, lenguaje que no se puede enseñar sino tan solo aprender a partir de la disposición y el esfuerzo individual y que persigue, a partir de la conclusión del Templo Individual, la utopía de construir un mundo justo fraterno en el que todos vivan en paz y felicidad. 

Camino y propósito difícil por las consideraciones hechas, pero que para los sencillos de corazón se resume en la práctica de los tres pilares que sostienen a nuestra Institución: Amor Fraternal, Socorro y Verdad

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