La humildad es esa gran virtud del ser humano contraria a la soberbia, para reconocer las propias debilidades, cualidades y capacidades, y aprovecharlas en las relaciones con los demás, poniendo lo mejor de uno mismo y sacando los mejores valores de quien tienes enfrente.
El poder de la humildad, te hace grande y no necesitas reconocimiento alguno RECUERDA que “Para ser humilde, se necesita grandeza”. Esa grandeza del que elige hacerse pequeño, sencillo y prudente.
El valor de la humildad no requiere objetos materiales, las dimensiones “intangibles” son casi siempre las que nos aportan verdadero bienestar, verdadera felicidad. Y es aquí donde reside la verdadera calidad de vida en las cosas sencillas.
Porque en el concierto de la vida cada músico lee la partitura, acaricia humildemente su instrumento y escucha de cerca su melodía, convirtiéndola en una gran sinfonía, mientras forma parte importante de la gran orquesta, tan solo con el poder de la humildad de cada nota musical.