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LA GENUFLECCIÓN

Es el acto de doblar las rodillas, como signo de veneración y humildad, ante una deidad o poderoso.
La masonería practica la genuflexión cuando un candidato comienza a prestar juramento y participa en la oración.
Es una práctica no obligatoria para el oficial, al abrir el Libro Sagrado, leerlo poniéndose de rodillas.
Un candidato profano que tiene un defecto físico y no puede arrodillarse, ya sea con ambas rodillas o solo con una, no es aceptado; sin embargo, en este sentido, hay mucha tolerancia.
El significado de la genuflexión no es solo un acto de reverencia, sino que es una postura que lleva a todo el organismo a efectos esotéricos.

Sabemos, a través de la práctica del yoga, que toda postura se dirige hacia un determinado punto del organismo, y mientras el Masón permanezca en la posición, los efectos se prolongan para mayor beneficio.
El primer acto de genuflexión al que se refieren las Sagradas Escrituras fue realizado por Salomón cuando, en la inauguración del gran templo, se arrodilló ante Jehová en agradecimiento por la conclusión de la obra que se le había confiado.
El masón debe arrodillarse cuando se para ante su señor, el Gran Arquitecto del Universo, Dios.

Breviario Masónico / Rizzardo da Camino, – 6. Ed. – São Paulo. Madrás, 2014, pág. 178.

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