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LA FAMILIA, PLAN DEL G:.A:.D:.U:. PARA LA HUMANIDAD

Inicialmente el concepto básico de la palabra FAMILIA, en la Enciclopédia de la lengua española, expresa lo siguiente:

«Familia: gente que vive en una casa, con la autoridad del señor de ella. Conjunto de personas de la misma sangre; estirpe. Parentela inmediata. Prole. Conjunto de personas que tienen alguna condición en común.»

La familia es la institución histórica y jurídica de más profundo arraigo a lo largo de las distintas etapas de la civilización, y su origen se remonta a los albores de la humanidad.

El clan fué la primera manifestación de solidaridad humana, la forma más primitiva de union destinada a lograr una posibilidad de defensa, que hiciera factible la supervivencia en un medio hóstíl. Pero a medida que los sentimientos de los individuos se afinaban, el vínculo común y general fué siendo reemplazado, paulatinamente, por el sentimiento familiar que aunó grupos más pequeños y discriminados.

Los indicios más remotos, que nos permiten con su vislumbre rasgar la oscuridad de la historia, nos muestran que en el comienzo de los comienzos la mujer desempeñába el papel más importante en el seno familiar; su rol era fundamental, mientras que el del hombre se presentaba con carácter accidental y transitorio.

En muchas oportunidades, la madre ni siquiera se preocupaba por determinar quien era el padre de su criatura, ya que ella misma seguía ligada a su padre y a sus hermanos. Los lazos fraternos eran más afectivos e intensos que los vínculos entre marido y mujer. Aquél, por su parte, continuaba viviendo con su gente y visitaba clandestinamente a su mujer. En la civilización clásica se encuentran signos que evidencian que el hermano era más caro que el esposo: «Antígona se sacrificaba por su hermano y no por su marido». La idea de que la mujer de un hombre es la persona que le toca más de cerca, parte de un concepto relativamente moderno, y que, aún en la actualidad, es admitido sólo por un sector limitado de la humanidad.

La forma más elemental de la familia estaba representada por la unión de la madre y sus hijos, que continuaban viviendo en su clan de origen. Entre el hombre y la mujer existía un vínculo puramente animal.

Pese a que la circunstancia de ser portadora de la vida le asignaba una importancia fundamental, tan grande que, en algunas tribus de tiempos y lugares remotos la herencia se transmitía por la línea femenina, si consideramos en conjunto la situación de la mujer dentro de las familias primitivas, vemos que se encontraba en un estado de sujección que lindaba con la esclavitud. Esta condición fué mejorando paulatinamente, en ciclos discontinuos determinados por la mayor o menor necesidad que se tenía de su colaboración.

En los pequeños grupos familiares de la época arcaica y pastoril, luego en los más evolucionados de Grecia y Roma, hasta llegar a la Edad Media, las mujeres echaron las bases domésticas de las que, con el correr del tiempo, se convertirían en grandes industrias.

Con el vellon de sus ovejas elaboraron primero la fibra y luego las telas y mantas que proporcionaron abrigo a toda la familia, y es gracias a su paciente dedicación que prosperó la repostería, la cerámica, la costura, el arte de hacer dulces, etcétera.

Pero cuando la economía primitiva fué reemplazada por otra más compleja, el hombre comenzó a apoderarse de todas las formas de trabajo remunerado, y sintiéndose dueño de la situación, se convirtió el señor de su grupo, plantando firmemente los cimientos de la familia patriarcal. Esto trajo aparejado el perfeccionamiento de la herencia por vía masculína y la correspondiente exigencia de fidelidad absoluta de parte de la mujer.

La institución de la familia patriarcal relegó a la mujer a la sombra por muchos siglos, tanto desde el punto de vista personal como legal, y recién las legislaciones occidentales de este siglo la han colocado en un plano de relativa igualdad dentro del seno de la familia.

Si bien, dentro de la humanidad el concepto de familia, comienza con la union de dos seres que descubren una cierta afinidad que deriva del amor y que de mutuo acuerdo han decidido seguir con el proyecto del G:.A:.D:.U:., nosotros, como parte de la construcción de un Gran Templo dentro de la sociedad, debemos enfocar la concepción de familia, desde un punto de vista masónico, aplicando todos los conocimientos que hasta ahora nos han sido revelados, y aplicando día a día todos estos conceptos a la práctica activa dentro de la unión que nos há tocado formar.

Dentro de la masonería, el hombre que ingresa a esta Institución, está basicamente encaminado a su formación personal, sin olvidar que su origen mismo proviene de la union de dos seres, padre y madre, que unidos en la busqueda de la preservación de su origen, decidieron traerlo al mundo, dando el segundo paso para la construcción de su familia.

Uno de los grandes dones que recibimos del G:.A:. es la felicidad de ser los líderes de nuestras familias, la formación constante de este nuestro pequeño mundo, de ser los forjadores de hombres o mujeres de bien; nuestros hijos; para llegar un día a la construcción del Templo Sagrado de la humanidad.

Nosotros, desde el momento que aceptamos la iniciación, estamos seguros de ser hombres libres y de buenas costumbres, por lo tanto hombres de buenas familias y con conceptos morales bastante arraigados, somos entonces el reflejo total de la condición ética y morál de nuestras familias.

La formación morál y esotérica del masón no puede ser contemplativa ni aislada; si bíen el camino de la búsqueda de la verdad (por ser interno) es solitario; el de la práctica de la virtud no puede serlo y es justamente en la familia -el círculo más cercano y efectivo del hombre-, donde debe comenzar esta práctica.

Considerando que el derecho consagra a las familias como la célula viva del Plan del G:.A:.D:.U:. : La Familia Universal, que lo reconoce como Padre y creador.

El trabajo de forjar una familia masónica, A:.L:.G:.D:.G:.A:.D:.U:., es más arduo que la formación interna de cada masón, y su logro será la prueba fehaciente de la superación del hombre y requiere de él que sus pensamientos, palabras y obras estén de acuerdo con su grado de evolución.

Es decir la construcción de una familia es un hecho absolutamente práctico, cotidiano, y sus resultados podrán verse en cada uno de los miembros de la familia y el ejemplo, (en este caso paterno, por ser el padre miembro de la masonería) debe ser el vehículo de enseñanza de la virtud. ¿Como poder exigir, algo que no cumplimos?,

¿Será justo filosofar, acerca de las virtudes, en el seno de la familia, cuando cotidianamente las desmentimos con nuestros actos?.

Será prudente meditar, que no podremos cumplir con el Plan del G:.A:.D:.U:. : La Familia Universal, si no logramos hacer de nuestra familia un crisol donde se funda el amor y se difunda como virtudes, y para esto es imprescindible hacer de cada uno de nosotros un templo donde la virtud resida permanentemente.

Aceptamos la misión de formar una familia, inspirada en el amor, continuemos cada dia, cada instante con esta tarea inspirada en el amor, en Dios.

La familia, construida responsablemente, es y debe ser nuestra contribución a la sociedad y al Plan del G:.A:.D:.U:.

Tal como leemos en el V:.L:.S:. «No se sacan las uvas de los espinos, ni higos de los cardos. Todo árbol bueno da frutos buenos y el árbol que no es bueno no los da. El árbol bueno no puede dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Por lo tanto, reconocerán al árbol por sus frutos.»

Por: Oscar Cabrera Ruiz

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