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LA ESCUADRA Y EL COMPAS

El ángulo recto formado por la escuadra, es el emblema de la fijeza, estabilidad y aparente inexorabilidad de las leyes físicas que Gobiernan el Reino del Occidente o de la materia.

Los dos principios o lados que concurren a definirlo se encuentra siempre a la misma distancia angular de 90 grados, que corresponde a la cuarta parte de la circunferencia., (que de por sí, representa la unidad dentro del ciclo de la continuidad.) y, al ángulo del cuadrado. La escuadra es, pues, otro de la crucifixión de la cual debe libertarse rectificando y dirigiendo hacia el centro todos sus esfuerzos.

El ángulo recto es también el símbolo de la lucha, de los contrastes y de las oposiciones que reinan en el mundo sensible, de todas las desarmonías exteriores, que deben enfrentarse y resolverse en la armonía, que viene del reconocimiento de la unidad interior. Y el compás, es el símbolo de éste reconocimiento y de esta armonía, que debe juntarse con la escuadra y dominar el mundo objetivo por medio de la comprensión de una Ley y una realidad Superior, por medio de un ángulo de 60 grados, en el cual se halla ordinariamente dispuesto, (el ángulo del triángulo equilátero) muestra el temario superior que debe dominar sobre el cuaternario inferior, o sea el perfecto dominio del cielo sobre la tierra…

El cielo y la tierra, indicados emblemáticamente por la escuadra y el compás, y entrelazados de la misma manera, el uno con el otro, por ser aspectos respectivamente superiores e inferiores de una misma cosa, no representa más que el Oriente y el Occidente, con los cuales ya nos hemos familiarizado, interpretando el valor esotérico de la ceremonia de iniciación…

El cielo, o sea el mundo de la Realidad Trascendente se presenta a nuestra conciencia por medio del uso del compás o de la facultad comprensiva de la mente, que conduce al estudio de las analogías, a la inducción y generalización de las ideas, cual las cuales se llega progresivamente desde lo relativo a lo absoluto.

La tierra o sea el mundo de la apariencia o realidad objetiva, se nos presenta igualmente por medio de la escuadra de la razón, o inteligencia concreta y racional, que marca los límites fijados por sus leyes, por medio de la lógica y del juicio, con un determinismo del cual aparentemente no podemos escapar.

Sin embargo, el camino de la libertad se encuentra aquí mismo, por medio del uso de éstas leyes en su aspecto progresista y constructivo, según nuestras aspiraciones verticales, indicadas por la plomada.

Aquí, cabe citar otra vez, el axioma hermético que hemos indicado a propósito del Cuarto de Reflexión. Debemos ingresar dentro de la del propio mundo objetivo, y no contentarnos con su estudio o examen puramente exterior, entonces, rectificando constantemente nuestra visión y, los esfuerzos de nuestra inteligencia, como lo muestra la cuidadosa rectitud de los tres pasos de la marcha del aprendiz, llegaremos al uso del compás junto con la escuadra, o sea del conocimiento de la Verdad que nos libra de la ilusión.

Ernesto Beccar G.

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