La palabra a menudo se usa mal; su raíz es latina, significa: «caminar de un lado a otro», es decir, estar en constante movimiento.
La ambición no significa el deseo de sobresalir y conquistar, sino de moverse.
El hombre equilibrado debe ser ambicioso porque sus aspiraciones no dañarán a nadie.
La ambición comprende el movimiento físico, como caminar, gesticular y el movimiento mental, como la producción de pensamientos, la creación literaria y el discurso.
El masón siempre debe estar «en movimiento» y tratar de que refleje buenos ejemplos en sus Hermanos.
Dentro de la logia, el comportamiento estático es negativo; siempre debe haber una dinámica, ya que el ejercicio es uno de los medios de desarrollo y progreso.
La mente del masón debe ser, además de estar siempre alerta, creativo, ya que no todos tienen la «ventaja» de la dinámica; El ejemplo es positivo y saludable.
La inercia es adictiva y dañina; el entusiasmo se extiende y se beneficia.
Seamos todos, en el buen sentido, ambiciosos en la vida.
Breviário Maçônico / Rizzardo da Camino, – 6. Ed. – São Paulo. Madras, 2014, p. 41.