Un espacio, un tiempo, cúspide de preludios de la travesía por la bóveda celeste en férrea infinitud, reverencia aún de la más incierta estela de perpetuidad, emulando así el efluvio de himno védico en plena apología.
Un espacio, un tiempo, cúspide de preludios de la travesía por la bóveda celeste en férrea infinitud, reverencia aún de la más incierta estela de perpetuidad, emulando así el efluvio de himno védico en plena apología. Aquieta el insigne Iniciado la perpetración incesante de la mente para impulsarse en genuina apertura a los misterios del Universo a través de admirable conexión con su atributo más puro, con la Divinidad que mora apaciblemente dentro de sí. Loable y frenético trayecto que le permite apreciar indicios de comprensión de lo que siempre le ha perturbado y asombrado desde los incipientes albores de su solemne humanidad.
Es el Ser Humano, su Universo, su propio cuerpo físico y su esencia etérea que han cristalizado casi siempre un bagaje de cuestionamientos y afrentas, muchas veces, con respuestas de escabroso acceso. Es en ese entramado de saberes e ignorancia, que ha encontrado en el discurrir de su existencia y el cuestionamiento de su misión en el vasto Universo, uno de los puntos más álgidos de devoción, de estudio y de reflexión. Es precisamente esa danza cósmica de movimientos estelares entre el Sol, la Tierra, la Naturaleza, que confluyen en importantes hitos de influjo y armonización en la vida del hombre y su evolución en la vigente extensión dimensional.
SOL SISTERE Y LOGOS SOLAR
El Ser Humano en su aparente lucidez ha pretendido asimilar que el mundo en el que se desenvuelve es un microcosmos del mundo superior, un fractal sagrado, siendo el mismo y su desenlace conductual un fiel reflejo de los ciclos naturales y de las relaciones entre la Tierra y el Cielo, entre lo inferior y lo superior figurativos. Las culturas antiguas tenían particular respeto y dedicación a la astronomía y de manera especial al Sol, a cuyo análisis y ofrenda dedicaron gran parte de sus esfuerzos en la edificación de templos y construcciones sagradas, cimentando a partir de sus pesquisas y observaciones una serie de principios éticos.
Cultos y mitos solares en las diferentes cuencas de la civilización a lo largo del mundo, han provisto un apetecible cúmulo de símbolos y ritos ancestrales, cuya palpable consecuencia ha contribuido a que varias de las cosmogonías más importantes lo consideren un aspecto medular del Universo. En todo este acervo de percepciones solares es que surge límpidamente la importancia del Solsticio dentro el entramado de la historia humana. Fenómeno astronómico que, dentro la sutil observancia de la Armonía Estelar, se desarrolla en momentos en los que el Sol alcanza la máxima declinación axial a los 23°27’ con respecto al ecuador terrestre, aparentando detenerse, para iniciar luego su camino pendular de regreso hacia el otro extremo, haciendo gala innegable de la Ley Hermética del Ritmo.
Para el hemisferio sur, el Solsticio de Verano prodiga su magia ungiendo a esta parte del orbe con una mayor cantidad de luz en el duodécimo mes del año, arropando la época más luminosa. Promueve así su estadía a través del trópico de Capricornio, en el que la plenitud y fuerza celeste que se engendra y se disemina a pleno en la naturaleza, manifiesta su máximo poderío y que, no obstante, en su superior intensidad ya se logra percibir el declive de este esplendor. A contraposición, en el invierno, el Solsticio es el paraje con más oscuridad del periodo anual, en el que se celebra el renacimiento del Sol, poniendo a prueba su insuperable templanza en los ciclos del tiempo. Así, ambos Solsticios en peculiar sinergia e inexpugnable concatenación, denotando complementariedad bajo una misma oleada en el abrigo de la Energía Suprema.
Es, sin embargo, a partir de las enseñanzas de nuestra Augusta Orden, en el que las fiestas solsticiales avizoran contextos de fundamental significancia simbológica y filosófica. La celebración en honor a San Juan Evangelista, el Solsticio de Verano, una de las Puertas Celestiales en la filosofía de culto al dios Jano, tanto en el cristianismo como en la tradición etrusca, griega y romana, aunque con variaciones en su denominación, compele a celebrar el triunfo de la claridad moral e intelectual, en una suerte de introspección luminosa, que dentro la Masonería va escalando singular presencia a partir del espléndido proceso iniciático. Emblema perpetuo del florecimiento y manifestación de la Luz Interior que eleva su Mística Esencia sobre imberbe materialidad.
ANTE EL INFLUJO CÓSMICO: LUCES Y SOMBRAS
Unificación axiológica, ontológica, gnoseológica; que decanta a partir del aspecto cíclico y evolutivo del Universo y de la recóndita naturaleza humana. Decorosa celebración y consagración de la Luz sobre la oscuridad, en el andamiaje del recuerdo de la acción consciente en preclara conjunción de propósitos. Íntimo despertar del potencial latente, en sereno reconocimiento del proceso de ascensión del hombre, desde su insípido aletargamiento hasta su celestial manifestación.
Es pues la simbología del Solsticio de Verano que emana no como el único, pero sí como uno de los favorables circuitos para la regeneración de cada corriente de vida. Transición que encuentra en su arduo caminar, oportunos catalizadores que permiten enriquecer el Alma en bien del progreso singular y colectivo, cuyo fin ulterior no puede ser otro que el de alcanzar el éxtasis espiritual. Catalizadores que se encumbran para asentir, en clara fluidez, valiosa participación en su desarrollo y mejora continua, ya sea por la generación, inducida o admitida, de espacios de crisis, o por una legítima comprensión del contexto en el que se desenvuelve. El proceso no es fácil, es ante todo catártico, pues conlleva enfrentarse a uno mismo, dentro una esfera de sinceridad agobiante, sin máscaras, sin falsedades, sin excusas…
Se torna cuantiosa, ante ello, la responsabilidad de mantener encendida la llama del Ideal Masónico y del propósito de unidad e integración que ha sido transmitido a través de la genealogía atemporal del Ternario de Virtud; factores que motivan y direccionan profundos esfuerzos hacia un compromiso inconmovible, revalidado periódicamente. Como Masones, es de vital preponderancia el direccionar esfuerzos por el horizonte de la verdad, la justicia y el bienestar, propagando lo que bien se ha discernido y asimilado. Encontrando en esas elucubraciones, pautas de superación proactiva y propositiva, que deban enmarcarse en la cualidad de la excelencia como puntal del actuar para una vida ejemplar y digna presencia, expresando así, apropiada congruencia tanto dentro como fuera de los Templos.
Instruyámonos, no solo para ilustrar y guiar adecuadamente; hagámoslo también para servir al prójimo, para revalidar nuestros más íntimos anhelos e ideales, para participar de la construcción de un mundo ético, libre y equitativo. Un mundo, una sociedad, una comunidad, que sea resultado irrefutable de la labor efectiva de las diversas conciencias acrecentadas. Un mundo, cuyos componentes posean un ecuánime sentido de responsabilidad y pertenencia, para que a través de su propia realización logren prodigar lo mejor de sí y respondan a la altura de las exigencias particulares de su honroso compromiso. Cuya mística traducción sea un legado ecuánime que vivifique y respalde la óptima adaptación del ser humano a los cambios y revoluciones internas, cuyas raíces sirvan de sustento y modelo a la consolidación de estructuras sociales sostenibles en tiempo, espacio e integridad.
Ya no es plausible el seguir arropando actitudes de mediocridad en las distintas esferas sociales y organizacionales, más aún en los distintos planos de existencia, que arrojen signos de decrepitud y retroceso en los logros de la humanidad. Tampoco es permisible, observar colectividades esclavas de sus propios anacronismos, que se debaten en luchas por superficialidades y poderes ilusorios.
Es momento de devolvernos la dignidad como seres humanos, arrancando al orgullo y la soberbia sus fauces generadoras de oscuridades e iniquidades; para así poder obrar sin fingidos tapujos ni egos recargados a través de lo noble del Ser, a través de la concepción de un liderazgo renovador, auténtico, comprometido, donde prime la equidad, el respeto, el criterio humanista y se defenestre, sin vacilación alguna, el rostro corruptible del andamiaje inferior; promoviendo alternativas prácticas e incluyentes, sin caer en el error de ambigüedades de ningún tipo, ni falacias incoherentes de hecho. Se podrá de esta manera contribuir, por lo menos en parte, en el fructífero recorrido de la Masonería, estipulada como Orden Iniciática, formadora y forjadora de hombres de bien, cargados de célebre voluntad y sapiencia para encauzar hacia la perfectibilidad del conjunto humano.
Una Masonería prolífera siempre es posible, en la que el inalterable ímpetu sea la capacidad de transformar y transformarnos al influjo de emergentes paradigmas y la habilidad de producir valor agregado en cada incipiente aspiración. Considerando que no hay vestigio más profundo que el ejemplo bien direccionado ni mejor herencia que una obra que influya y resquebraje las aristas más oscuras de la sociedad. La consecuencia directa: una sólida calidad de vida, siempre y cuando el efecto de las acciones y actitudes vayan acorde a la maestría de poder replicar sinergias en cada ámbito de acción en el que corresponda interactuar.
Inmejorable oportunidad la que se presenta, depende de cada uno el que no pase desapercibida. Las semillas que se puedan ir sembrando, no deben llenarse de arrogancia ni complacencia, más al contrario, el anhelo de una límpida cosecha debe mantenernos aún en la línea de la humildad y la prudencia, con el objetivo de que nuestra realidad reconozca su valía y pueda auténticamente expresar la miscelánea de virtudes con el que ha empezado a dilucidar su promisorio despertar. Ello sin incurrir en el abismo de la banalidad, aunque sí para que la esperanza no se diluya en la inercia de la deshonra.
EPÍLOGO
Suntuosa espiral de vida, descenso y renacimiento; donde nada se destruye, solo se transforma. Expresión de opuestos complementarios que hacen de la coherencia el apogeo de reflexión intuitiva y razonada para la evolución moral y espiritual de todo ser. Encuentro sublime de la armonía interna a la par de eminente equilibrio en el excelso Universo. Equilibrio de fuerzas yuxtapuestas, discordantes, aunque necesarias para la consistencia y permanencia del Todo. Luz para potencializar el Ser, oscuridad como fermento para su purificación.
Surge el encadenamiento del caos, para que tras el lapso de esencial deliberación se decante el orden genuino. Imperiosa condición para seguir encumbrando notables atisbos de perfección en el inagotable designio de cada Masón, para que pueda manifestar sin abrojos de ningún tipo su noble verdad, en fidedigno aporte hacia la Gran Obra. Amalgama espontánea de la Alquimia Individual que transmuta su tosca personalidad en el Ser proyectado lleno de pureza y templanza, a la par de sabiduría y fidelidad, compenetrados dignamente en gloriosa comunión dentro la imperturbable sinfonía del Cosmos Divino.
Meritoria emanación del Fuego Sagrado, que a través de límpido reconocimiento de la Divinidad va sosegando recónditas turbulencias, para dar paso a la revelación y conmemoración de nuevas posibilidades y arquetipos que trasciendan lo aparente y ficticio, dejando de lado aquello que ya no nutre mental ni espiritualmente, conciliando signos inequívocos de Paz en lo sombrío, descubriendo probos caminos hacia la Verdad, esculpiendo obras sagradas en el limbo inmaterial del Universo.
Que el G.·.A.·.D.·.U.·. nos ilumine, siempre.
BIBLIOGRAFÍA
- Adoum, Jorge (2005). El Aprendiz y Sus Misterios. Argentina: Editorial Kier. Ariza, Francisco (2007). La Masonería: Símbolos y Ritos. España: Editorial Symbolos.
- Corinne, Heline (1993). Portales Estelares. Estados Unidos: Edición Electrónica.
- De Mello, Anthony (1999). Autoliberación Interior. Argentina: Editorial Lumen.
- Wirth, Oswald (2010). El Simbolismo Astrológico. México: Editorial Berbera.
PÁGINAS WEB
http://cadenaaurea.com/2016/12/el-simbolismo-de-los-equinoccios-y-los-solsticiosuna-teologia-solar/
Cadena Áurea. Simbolismo de Equinoccios y Solsticios.
https://es.wikipedia.org/wiki/Solsticio
Wikipedia Enciclopedia Digital. Solsticio.