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José G. Mendoza: El Deber Humano más sublime

Columna Libre 

José G. Mendoza: El Deber Humano más sublime 

Yo solo conozco un deber Y es el deber de amar. Albert Camus (1913-1960) Amar es encontrar la riqueza Fuera de uno mismo. Emile Alain (1868-1951) PRELIMINAR 

Los masones han aceptado la responsabilidad del individuo en el contexto de su propio destino y el del ser humano en el contexto del destino de la humanidad. Por tanto se desprende la tarea de una transformación en dos fases: 

1) El trabajo sobre el individuo mismo. 2) Su acción sobre el mundo. 

Nadie pone en duda la primera fase que a su vez implica dos etapas: el conocimiento de uno mismo y la evolución espiritual del masón. En cambio en torno a la segunda fase se ha hablado de una crisis en relación con los valores sociales de la Francmasonería y su relación con la sociedad civil contemporánea. Se dice que la Masonería a este nivel no produce ningún impacto. Corresponde mencionar que gran parte de esta exposición versará sobre la primera fase. 

Se atribuye al H. inglés A. Hubler haber mencionado dos causas para tal efecto: 

1. Hubler indica en principio que en los comienzos de la Masonería especulativa el perfil intelectual de los Hermanos era diferente pues se contaba con numerosos masones entre los grandes espíritus de la época enfrascados en acciones sociales, intelectuales y políticas. Estamos hablando, por supuesto, de dos grandes movimientos culturales e intelectuales: el renacimiento y la ilustración. A decir de Hubler, la antigua naturaleza elitista de la Orden ha ido desapareciendo. 

2. Una segunda causa según Hubler tiene que ver con el carácter humanitario de la Francmasonería cuyos aspectos teóricos e intelectuales ya han sido resueltos y los problemas prácticos están a cargo de los organismos profanos institucionalizados. 

En este sentido, una plataforma masónica basada sobre las luces ya resulta superflua. Hubler se pregunta si el objetivo, sin duda noble, de ser portador de las Luces y de trabajar por obras caritativas pueden ser logradas por nuestra Orden en función de nuestros medios de comunicación: las planchas y discusiones que no nos llevan a formas de actuar sobre el mundo profano. 

Por otra parte, la Masonería también puede ser concebida como una asociación nostálgica para conservar la tradición. Los asuntos del mundo moderno no encontrarían respuesta ni solución ni en la terminología ni en la supuesta filosofía masónica. La técnica genética, la globalización ya no se entenderían dentro de una concepción clásica. Entonces sería aconsejable reactivar el impacto del ritual y del simbolismo para encontrar la verdad aplicable a la época actual. En este sentido, en el contexto del posmodernismo actual, creemos que todavía es posible trabajar para que este magnífico instrumento de perfeccionamiento intelectual y moral, que fue y que debe ser la Francmasonería, retome “fuerza u vigor”. En definitiva estamos de peno acuerdo en proponer una toma de conciencia sobre una nueva formulación de nuestras ideas adecuadas a nuestra época. En este contexto bastante pesimista, recordemos algo sobre los derechos y deberes humanos. 

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