El prolífico y recién desaparecido escritor Eduardo Galeano decía: “Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”, cuanta verdad se encierra en ese prolífico pensamiento que es producto de un ser humano, especialmente dotado, que tuvo la capacidad de analizar, reflexionar y luego resumir en pocas palabras toda una filosofía de vida y acción.
Todos somos poseedores por gracia del G.A.D.U. de una mente cuyas capacidades de pensar son infinitas y de las cuales el común de los mortales no aplicamos ni en un mínimo porcentaje. Nos hemos preguntado acaso, ¿cuántas veces hablamos, reaccionamos y actuamos, sin el proceso previo del pensamiento? Resulta que pensar es un arte que requiere práctica continua y aunque es innato en el ser humano, no siempre es lo primero que se hace ante los desafíos del diario vivir. Por ello debemos aprender a que todos nuestros actos y hasta expresiones, sigan el curso natural de precedencia: PENSAR, REFLEXIONAR, RESUMIR Y LUEGO ACTUAR, de palabra o de obra.
Nuestra Orden nos ofrece la posibilidad de adquirir estas habilidades y de ponerlas en práctica a través del cumplimiento y entendimiento de sus rituales. Nos ofrece un espacio de análisis y reflexión desde el mismo día en que ingresamos con nuestra Ceremonia de Iniciación, para seguir luego con un espacio de tiempo de silencio productivo de análisis y aprendizaje, para luego desbordar nuestras ansias despojándonos del YO interno y abriéndonos a los demás, a nuestros Compañeros de jornada, para finalmente recalar en el ejercicio pleno de la oratoria y la Maestría, con sentido de enseñanza y acción.
Si solamente nos limitamos a la mera acción de la lectura sin comprensión, de la repetición sin entendimiento y de la palabra suelta sin reflexión ni compromiso, no estaremos cumpliendo ni medianamente con el objetivo de la Iniciación Masónica, que es un proceso que se desarrolla complejamente en el interior de cada uno de nosotros hasta despertar nuestra kundalini interna que desenrollándose de su apatía y conformismo, se extienda hasta alcanzar el YO luminoso que se anida en lo más profundo de nuestro ser, haciéndonos desde ese momento, verdaderos portadores de luz, guía y enseñanza, con pensamientos, palabras y actitudes en el diario vivir interna y externamente.
Aparentemente todos pensamos y existimos, pero entendemos el verdadero proceso de pensar y de existir. Iniciemos por ejemplo con el simple proceso de entender la verdad de la lectura y de los libros. ¿Importa la cantidad?, ¿el autor?, ¿el tema? ¿la editorial?, ¿la procedencia? ¿la fecha?, ¿el material de impresión? o ¿el medio de soporte digital en la actualidad?.
Pongamos a prueba nuestra capacidad de entendimiento recordando a Evelia Botana Montenegro quien decía: “La lectura es un almácigo de ideas y de ideales políticos, sociales, económicos, religiosos. Muchas veces las ideas contenidas en los libros son un desafío para el orden establecido, por ello los lectores de todos los tiempos se han valido de los libros para luchar contra la injusticia y el abuso del poder, a despecho de castigos tremebundos y bibliotecas enteras reducidas a cenizas por los déspotas del momento.”
Resumiendo, ¿estamos en la capacidad de pensar para poder justificar nuestra existencia?
SAFO