En el anterior capitulo describimos la conducta y actuar del Hombre Dominante, las herramientas que utiliza y el efecto que causa en la sociedad. En la experiencia real es brutal y paralizante por el asombro que causa el engaño probado, pero anunciado como verdad; con un cinismo y permisividad inauditos; una impunidad e indiferencia ofensiva; y generalmente con una advertencia amenazante, ante cualquier tipo de reacción.
Los testigos presenciales, sienten la frustración y derrota que nace en su interior. Ahí, es donde se desata una contienda violenta entre la reacción moral, que pretende emerger y poner en orden ese caos creado por el dominante y la conducta decente, aprendida por cada individuo, en la formación de toda su vida. La población mayoritaria que especta, siente, individual y colectivamente todo lo anterior, percibe que es la victima dañada por la perversa acción del Hombre Dominante.
Lo curioso es que se inmoviliza, no reacciona y ese tiempo es tremendamente perjudicial. La apariencia que muestra la inacción es sentida como debilidad, derrota, aceptación favorable al Hombre Dominante quien es visto como el fuerte, el invencible, el de la razón y consolida su situación y también la de los demás, los subyugados. Yo el Poder, ustedes obedecen.
Un paréntesis ejemplarizador muy actual, Sucedió en días pasados en un país al Norte de las Américas. El gobernante tuvo una conducta aberrante y nunca esperada por la sociedad. Esta, por el asombro quedo paralizada. Fue la acción de una dirigente legislativa, que sacudió a sus colegas y a la ciudadanía en general, de la inacción en que estaban sumidos, despertó sus conciencias y ahora parecería que la mayoría está en el deber de sentenciar la ofensa causada a la sociedad. Veremos cuan contundente y aleccionadora es la sentencia, si es que deciden plantar lo merecido y castigar el abuso.
Retomando el análisis, la sociedad, cual conciencia colectiva, reacciona ante la situación planteada por el hombre dominante. Como afirmamos, la reacción al principio es de parálisis, por el asombro ante una conducta abiertamente antiética ajena a la de la población en general, o al menos de una parte de aquella que juega un rol importante tanto social como económicamente. La sociedad tiene su rol y en ese está interesada, no esperaba el agravio que le infligen. No está preparada para la inconducta y si se produce, está organizada y hay instancias e instituciones a quienes confió como actuar.
La gran sorpresa se produce en el momento de la realidad. Esas instancias e instituciones en algún momento del pasado confiables, llegado el caso no actúan, o si lo hacen, es con ineptitud, dejadez y descuido, que favorece al que consiguió poco antes influir en ellas, el Hombre Dominante. Este con el tiempo a su favor, preparo el escenario, desarrollo la inconducta, sabedor que esta sería penada por la sociedad, se infiltro y logró influir en las instancias que administran la penalidad y las neutralizó, para que, el momento del dictamen, este sea prácticamente inocuo, sino favorable al Hombre Dominante y así, una vez más, demostrar que el estado, la justicia y la sociedad están en sus manos.
Este es uno de los peores momentos y episodios que vive una sociedad. Comprobar que en su seno se ha incubado el mal, que se ha expandido dentro ella y lo que es peor ha contaminado las estructuras que la conforman, caracterizan y le dan fiabilidad, equilibrio y tranquilidad.
Solo el grado de desarrollo humano, la formación moral, los conocimientos adquiridos, harán que la sociedad, reaccione y se recupere ante el decepcionante e inesperado panorama y desempeño que presentan las instituciones del estado. La reacción es ante el hombre dominante: por su engaño; por la conducta inmoral que ha diseminado y ha impuesto en parte de la sociedad y en la organización e instituciones del estado; por el peor daño social que ha podido causar a la comunidad causando: la pérdida de confianza en la justicia, en esos magistrados una vez de alta dignidad y considerados casi la perfección, que han sido elegidos por su probidad, a sentenciar como culpable o inocente a un acusado y que han sido corrompidos por la amenaza, dadiva o cualquier medio ilícito.
¿Cómo reacciona la sociedad?, es una pregunta con diversidad de respuestas tan variadas como seres humanos existen en ella. Hay coincidencias en el daño, pero grandes disparidades en cuanto al grado de la sentencia, que a veces, terminan neutralizando la justa pena. Cierta misericordia, crea alguna impunidad y por lo tanto descontento e insatisfacción en la mayoría; pero también atracción en unos pocos, quienes ven que el mal es castigado con cierta generosidad e interpretan que eso es por una mediana aceptación de la sociedad. Esta percepción global, es el daño profundo, esencial, medular, moral que se inflinge a la sociedad, pues crea jurisprudencia para el futuro, inseguridad social en la comunidad y perdida de fe en la racionalidad del conjunto social.
¿Porque hay coincidencias en el daño y no en el castigo? Porque la sociedad y su dirigencia natural, por su formación cultural, conocimientos y experiencia, se dan cuenta del daño. Evidencian que la realidad es distinta a la perorata del Hombre Dominante y que utiliza el engaño para engatusar a los crédulos de la sociedad o a los menos formados y la violencia para implantar el terror.
En cambio, la diversidad en el castigo tiene otras contingencias. Primero, la sociedad en asombro, cae inicialmente en un inmovilismo, porque su único papel es crear e impulsar desarrollo para cada uno y todos sus componentes; entiende que todos están convencidos de ello y cumplen responsablemente con el papel que les corresponde para dicho objeto. Sino es así, es porque algo está haciendo mal la sociedad. Esta conclusión, es la fuerte autocritica que se inflinge a sí misma.
La sociedad no concibe ni se prepara para enfrentar a uno de los propios que emergerá como el detractor y dominante de ella. Si eso sucediera, crea instancias e instituciones para tal efecto. Cuando llega el momento y la acción y conducta de éstas, no son las esperadas y se produce la inmovilidad, surge la tardía comprobación, de la inutilidad de esas instancias, influidas por el dominante. Por este hecho, la sociedad nuevamente asume la culpa.
Ella está en desventaja. El plan de dominarla, ha sido elaborado a la medida de la víctima. Es preparado y aplicado con ventaja de tiempo y sorpresa, por un grupo de la sociedad que actúa contra ella cuando la agresión se desata.
La conducta del grupo se explica por la atracción, el compromiso y el amedrentamiento a que están sujetos.
La indefensión, también es asumida por la sociedad.
La sociedad generalmente no es violenta ni crea agresión. Algunos de sus componentes son los que la lanzan a la violencia y las victimas que caen, generalmente no son los que la lanzaron. La caída de inocentes es un pesar explicable que como siempre la sociedad asume y pesa en su ánimo, pero no en el de los violentos.
Todo el cumulo de percepciones y sentimientos colectivos, inclusive la acción malvada de los delincuentes, la sociedad asume. Son escrúpulos propios y ajenos que la acosan e influyen en su acción, la de sus instituciones y dirigencia y explica el grado de severidad de la pena. La sociedad concluye que ella en algún grado es culpable del mal accionar de algunos de sus componentes y este sentimiento es un eficaz auxilio a los culpables, porque influye en la sentencia.
Los violentos no son la mayoría. Son apenas un grupo fanatizado y muy activo que emplea el terror y el desorden para imponerse. En este punto, es importante la calidad de formación de los componentes de la sociedad. Cuanto menos formados, más manipulables y débiles ante el terror y el desorden. Pueblo ignorante, posible de manipular, difícil de gobernar, fácil de dirigir. Pueblo instruido imposible de manipular, fácil de gobernar, difícil de dirigir. Cuanto menos organizado es; mayor es el desorden, la debilidad de las instituciones y el desacato a la ley.
Pese a estas sentencias certeras y sustentadas en la experiencia, el hombre desde su aparición en el planeta, está sujeto a la ley del desarrollo natural, que lo conduce a la constante superación en su formación. La ciencia testimonia tal avance del ser humano en el tiempo, tanto en sus características individuales como en las sociales, culturales, etc. Su futuro, es él mismo, pero cada vez más superado y cultivado, por su iniciativa y naturaleza propia, que lo impulsa al desarrollo.
La historia demuestra la evolución humana, superando diferentes estados sociales, debido al constante desarrollo del hombre, desde la horda, el esclavismo, la servidumbre, la democracia. El individuo progresivamente, cobra mayor importancia. No hay retrocesos, si grados de rapidez del proceso, que crean el desarrollo desigual. En esas etapas se producen desviaciones como las sucedidas en Europa desde los años 30 hasta 1945; o en la Eurasia desde 1918 hasta 1989. En Asia, actualmente, la potencia emergente, abandono la ortodoxia insostenible y abrazo el hibridismo, con éxito temporal, gracias al aprendizaje científico y tecnológico, recibido por sus aprendices, en las democracias occidentales. Se percibe que el cauce está siendo retomado de acuerdo a las leyes naturales, los tiempos históricos y la madurez del hombre. Ya se perdió casi todo el siglo XX en experimentos étnicos por un lado y de igualdad completa por otro, todos estúpidos y fracasados y el XXI empezó con el raudo liderazgo de la ciencia y tecnología que están marcando la vanguardia del desarrollo y recuperación del siglo perdido.
La humanidad en el planeta Tierra, aún no termina de alistarse para seguir la marcha de esos líderes, Tiene muchas y agudas aristas y bordes por pulir que se llaman, inequidad, discriminación, desigualdad, desarrollo desigual, asimetrías varias, pobreza, ignorancia, sub-educación, medio ambiente, salud, sobre población, información, desinformación que tienen que ser conocidos, asimilados y concientizados por el ser humano y los estados. Esto es descubrir LA VERDAD a la humanidad. Hecho esto, conformar una política única de compromiso de resolución de estos problemas, respetando las características propias de cada región y población; compartiendo transparentemente los recursos necesarios y adoptando los procedimientos más aconsejables, eficientes y eficaces. El sentido común y la razón deben imponerse. La ciencia y tecnología no se detendrán, la humanidad tendrá que ajustarse, a su marcha. En manos del Hombre esta su destino.
Una entidad humanista como la masonería, tiene que participar activamente. No puede soslayar su intervención. ¿Sino es ella, quien en su reemplazo y si no es ahora, cuándo…?
A propósito de estas preguntas, hay unas respuestas en la publicación Nro. 57 de esta Revista, correspondiente al mes de enero de 2020. El ex Gran Maestro, de la G:.L:.B:. Mario Cabrera R. expresaba lo siguiente en el editorial de ese número. “… el desarrollo de la vida de la sociedad en que vivimos está bajo nuestra responsabilidad en la parte que nos corresponde”.
“Participar en la construcción de la vida. La personal de manera directa y trabajar en la familiar, la de nuestra comunidad, la de nuestro país, la de la humanidad”. “¿Lo hacemos?”
“podemos concluir que no hemos participado o al menos no lo hemos hecho en la medida que debiéramos en la construcción de la vida”.
“Comenzar por cambiar cada uno en la dirección correcta ya será un buen inicio de la tarea”.
En la misma publicación, el Gran Maestro de la G:.L:.B:.en ese año José Crespo Bonadona en un mensaje por los 90 años de nuestra institución manifestaba:“ … movernos a plantear objetivos a corto y mediano plazo que sean no solamente alcanzables y posibles …., sino además deben estar impregnados de sana acción en provecho de formar elementos humanos para conformar una mejor y más justa sociedad.”
“Hoy más que ayer es hora de hacer realidad la trilogía que ampara la masonería universal, debemos tener la capacidad individual y colectiva de sembrar nuevamente los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad entre la humanidad, si queremos que ésta sobreviva y perdure más allá de lo que duran los bienes materiales….tenemos la obligación de seguir adelante buscando siempre mejores rumbos para nuestra Institución que se traduzca en mejores momentos para la sociedad boliviana…nunca lo logrado es suficiente…”
“…los que hoy tenemos la responsabilidad, de dirigir los destinos de nuestra Orden a nivel nacional o regional, tenemos que permanecer atentos buscando el sendero de la superación, de la fraternidad y de la unidad que se refleje en fuente inagotable de forjadores de paz, de tolerancia, que engendre en nuestra sociedad un ambiente de encuentro entre todos los bolivianos. Nuestro aporte a una democracia evolutiva y perfectible, cada vez mejor y más justa, lo debemos entregar generosamente a través de nuestros hermanos masones que deben poner al servicio de la sociedad toda su inteligencia, su capacidad y honestidad ciudadanas.”
“La Francmasonería Universal, celosa defensora de la libertad, de la justicia y del derecho aspira a que la sociedad humana viva y practique la más auténtica democracia, porqué es éste el apostolado social de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad…”
“…Que siga siendo fuente de responsabilidad donde se forjan hombres de concepción diáfana que aportan posiciones independientes y honestas en busca siempre de los principios más nobles que aporten a nuestra sociedad. Renovar nuestra vocación de servicio… nuestro compromiso de justicia… nuestra búsqueda incesante de la verdad interna, que fortifique nuestros corazones y nos permita irradiar a nuestra sociedad los principios y valores que nos enseña nuestra orden.
Estas declaraciones de personalidades de nuestra Orden son una clara visión del papel de la Masonería en el presente. La VERDAD y la ACCION deben ser asumidas por los Masones con RESPONSABILIDAD. ¿SOMOS CAPACES?
El Constructor