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Hendrick Joseph Flores Cossio: LIBROS APÓCRIFOS DEL CRISTIANISMO

Columna libre

Hendrick Joseph Flores Cossio: LIBROS APÓCRIFOS DEL CRISTIANISMO 

“Dijo Jesús esto: «Yo Soy la Luz. La que está sobre todos ellos. Yo Soy el Todo. El Todo salió de Mí y el Todo vuelve a Mí. Partid un leño, allí estoy Yo; levantad la piedra y me encontraréis allí».” 

Lo que acabo de leer, QQ:. HH:. es un versículo del Evangelio de Tomas, libro que es parte de los libros calificados como apócrifos dentro del cristianismo, es decir libros que se encuentran fuera del canon bíblico aceptado por la iglesia católica en el concilio de Cartago del año 397, donde se confirmó el canon bíblico previamente definido en el Concilio de Hipona en el año 393. En este Concilio se mantuvieron dentro del Canon Bíblico 46 libros del Antiguo Testamento, incluidos los Deuterocanónicos y 27 libros del Nuevo Testamento. 

Pero, ¿qué es un texto apócrifo?, según la RAE. Se trata de un documento falso o fingido, o de dudosa autenticidad. O en este caso como ya lo habíamos mencionado un libro no aceptado en el canon bíblico. Aunque inicialmente el término apócrifo era sinónimo de: oculto, secreto, escondido y para el estudio a nivel masónico estaríamos hablando de esotérico; con el tiempo fue cambiando, sobre todo por los cambios políticos, sociales y religiosos que vivió la humanidad a lo largo de su historia. 

Existen textos apócrifos tanto del antiguo y del nuevo testamento. A la vez estos se dividen en evangelios gnósticos (Tomás, Maria Magdalena, Judas, Valentín, entre otros); evangelios de la infancia (evangelio de la infancia de tomas, árabe, de José); evangelios de la natividad (protoevangelio de Santiago, natividad de Maria, Pseudo- Mateo); Evangelios de pasión y resurrección (Pedro, Nicodemo, Bartolomé); así como varios otros que no están clasificados. Entre los libros apócrifos del antiguo testamento sobresale el libro de Enoc; luego están los libros de: Esdras, Judit, Baruc, Daniel, entre otros. 

La autoría de estos textos, lleva muchas interrogantes, ya que muchos de ellos son atribuidos a personajes bíblicos como los apóstoles, y si bien es imposible conocer a los autores reales de los mismos, lo más probable es que hayan sido realizados por comunidades con cierto tipo de pensamiento o tendencia teológicos. Sobre todo, tomando en cuenta que la fecha probable de su autoría esta entre los siglos II y III, por lo que es muy improbable que los mismos hayan sido realizados por un solo individuo. 

El cristianismo fue una religión perseguida desde el año 67 al año 313, una de las razones por las que te podían matar, era poseer un texto no aceptado por el estado. 

Entonces las primeras comunidades cristianas probablemente redactaban estos textos, en la clandestinidad, donde cada grupo fue formando su propia literatura. Ya sea por relatos transmitidos oralmente, o por escritos base, que fueron complementados, adornados o inventados. 

Es importante hacer notar que la gran diferencia entre estos textos, es que los textos canónicos fueron adoptados como la verdadera palabra de Dios, por las iglesias de occidente y de oriente, como una forma de unificar la fe y su dogma (muy importante en cada religión), manteniendo de alguna manera un mismo contexto, al estar los textos correlacionados. En cambio, los textos apócrifos son documentos, que adornan, enriquecen o fantasean la vida de Jesús desde varios puntos de vista, con la finalidad de confirmar cierta creencia; por ejemplo, los apócrifos de la infancia de Jesús, muestran a un niño con poderes divinos, capaz de matar a un niño, por el solo hecho de haberlo empujado, o con la capacidad de dar vida a pájaros hechos de barro. 

Si bien, existen más de 50 textos conocidos, considerados apócrifos, el año 1945 se descubrieron unas vasijas de barro, en la región de Nag Hammadi (Egipto), con 13 códices manuscritos escritos en lengua copta, de textos gnósticos, del cual probablemente la obra más famosa entre los mismos, es el Evangelio de Tomás, del cual los códices de Nag Hammadi contienen la única copia completa. Considero que el estudio de este texto y otros similares, son de mucha importancia para la masonería, no nos olvidemos que el carácter iniciático del gnosticismo nos hace muy cercanos, en algunas enseñanzas. 

Todo lo expuesto anteriormente, es necesario como antecedente de este trazado, pero no quiero centrarme en información, que puede ser fácilmente encontrada en libros e internet. Este tema es sumamente extenso y un estudio a profundidad, nos llevaría posiblemente años de investigación, por lo que a continuación, tratare de hacer un breve análisis desde mi punto de vista, de algunos versículos del Evangelio de Tomas, que considero el más cercano con lo que estudiamos en masonería; por lo que dejo su interpretación al libre albedrio de cada uno de vosotros. 

EVANGELIO GNÓSTICO DE TOMAS. 

Este evangelio apócrifo, parte de los escritos de Nag Hamadi, tiene como mensaje principal, la búsqueda del Reino de Dios que presenta Jesús, en nuestro propio Ser, eliminando la necesidad de intermediarios (posiblemente, por eso es que este mensaje no le gusto nunca a la iglesia). Es una búsqueda personal, es un trabajo propio, para identificar la chispa divina que mora en cada uno de nosotros, para encontrarnos con nuestro cristo. Por ejemplo, el versículo 3, dice: 

“Dijo Jesús esto: «Si aquellos que os guían os dijeren esto: Ved, el Reino está en el cielo, entonces las aves vendrán a ser primeras delante del cielo. Si os dicen: Está en el mar, entonces los peces vendrán a ser primeros. Mas el Reino es interior y exterior. 

Cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, entonces seréis conocidos y os daréis cuenta que sois los hijos del Padre que Vive. Si no os conocéis a vosotros mismos, entonces vivís en pobreza y sois pobreza.” 

Cuando nos iniciamos en la masonería, escuchamos la frase en latín: Gnosce te Ipsum (Conocete a ti mismo); durante este tiempo, personalmente aprendí que nuestro primer trabajo es entrar en nosotros mismos para conocernos internamente, renacemos para iniciar un trabajo interno de búsqueda y descubrimiento, que nos permita proyectarnos hacia la Luz, que es de dónde venimos. Este versículo también habla, del estudio esotérico y exotérico, que debemos labrar en nuestro propio ser; la estrella flameante emanando directamente de vosotros. En el versículo 11, dice: 

“Este cielo pasará y el que está por encima de él pasará y los muertos no viven y los vivos no morirán. Los días que comíais lo que está muerto, hacíais de ello algo vivo. Cuando lleguéis a estar en la Luz, ¿qué haréis? El día en que erais uno llegasteis a ser dos. Cuando lleguéis a ser dos, ¿qué haréis?”. 

En masonería hablamos mucho de la Luz que guía nuestros pasos, la luz del conocimiento, la letra G, que mora en el oriente, la luz que irradia de la estrella flamígera, y entiendo que nuestro trabajo diario nos lleva ahí, a estar en presencia de la Luz, acercarnos a ella paso a paso. En este versículo también se habla de los pares opuestos, macho-hembra, la familia, el uno se convierte en dos en complementación perfecta. En el versículo 22, dice: 

“Jesús vio unos pequeños (que) mamaban. Dijo a sus discípulos esto: «Estos pequeños que maman son semejantes a los que entran en el Reino». Ellos le dijeron esto: «Entonces, nosotros siendo pequeños, ¿entraremos en el Reino?» Jesús les dijo esto: «Cuando hagáis el dos uno y si hacéis lo interior como lo exterior, y lo exterior como lo interior, y lo de arriba como lo de abajo,y también hagáis al varón y la mujer en uno solo, para que el varón no sea varón ni la mujer sea mujer; cuando hagáis ojos en lugar de un ojo y una mano en lugar de una mano y un pie en lugar de un pie, una imagen en lugar de una imagen, entonces entraréis”. 

Lo anterior, tiene mucha similitud con los principios herméticos del kybalion; principios como el de correspondencia, polaridad o generación, claramente se ven expuestos en esta enseñanza. Nuevamente la complementariedad perfecta de los pares opuestos, unidos por el Todo se muestra aquí. En el versículo 50, dice: 

“Si os dijeran esto: ¿De dónde habéis venido?, decidles esto: Hemos venido de la Luz, del lugar donde la Luz tuvo su origen por sí misma; se estableció y reveló en su Imagen. Si os dijeran esto: 

¿Quién sois vosotros?, decid esto: Somos sus hijos y somos los elegidos del Padre que Vive. Si os preguntaran: ¿Cuál es el signo de vuestro Padre en vosotros?, decidles esto: Es movimiento con reposo”. 

Este versículo quizás puede ayudarnos a responder la pregunta del A:.,¿Quiénes somos?, nos dice que somos hijos del Padre que vive, es decir el lugar donde la luz tuvo su origen por sí misma. Si el Padre es Luz, en su más puro estado no es lógico deducir que también somos Luz. 

La pregunta del C:. ¿de dónde venimos?; también es respondida de manera literal en este versículo, que dice: “Hemos venido de la Luz”.Así mismo hace la pregunta: ¿Cuál es el signo de vuestro Padre en vosotros?, decidles esto: Es movimiento con reposo”. 

Muy similar a las enseñanzas herméticas del Kybalion, concretamente al principio de vibración, que dice: “Nada esta inmóvil, todo se mueve, todo vibra”. Ese principio divino, se encuentra en nuestras partículas más pequeñas, en constante movimiento, vibrando a la par de nuestras emociones y sensaciones. Que hermosa enseñanza. 

QQ:. HH:. Al principio de este trazado, les leí un versículo, se trata del versículo 77, que dice: “Dijo Jesús esto: «Yo Soy la Luz. La que está sobre todos ellos. Yo Soy el Todo. El Todo salió de Mí y el Todo vuelve a Mí. Partid un leño, allí estoy Yo; levantad la piedra y me encontraréis allí».” El principio del todo, se ve claramente en este versículo. Nuevamente todo viene de la unidad. 

En el ensayo, “La Ascesis de la Gnosis del Cristianismo Primitivo”, dice: 

“… los textos gnósticos cristianos… destacaban la necesidad de adentrarse en el propio interior para descubrir, dentro de sí, la causa del sufrimiento, del dolor, la angustia e insatisfacción.” 

Es decir, estos textos, claramente difieren de los canónicos, principalmente en este mensaje, donde se eliminan a los intermediarios ante Dios y la búsqueda se convierte en un trabajo personal e interno. 

CONCLUSIONES. 

Estos textos contienen muchas enseñanzas, con las que yo concuerdo y creo que pueden ayudarnos a crecer espiritualmente; aunque creo que existe una valoración de estos textos, que va en dos extremos: la sobrevaloración, donde se pone a estos documentos encima de los textos canónicos, o la descalificación total de los mismos, donde se consideran demasiado tardíos o sin importancia teológica. Algo en lo que nunca estaré de acuerdo, es en descartar totalmente las enseñanzas que contienen estos textos; pero hay que manejarlos con mucho cuidado para no perdernos en sus palabras, y no olvidarnos que primero debemos conocer y estudiar los libros canónicos 

(La Biblia), para poder valorar y comprender de mejor manera estos textos llamados apócrifos. 

No es una tarea de corto plazo y el estudio de estos apasionantes textos, es un trabajo de mucho tiempo y esfuerzo; pero dentro de sus páginas encontraremos hermosos mensajes, que sin duda acrecentaran nuestra fe y ayudaran a pulir nuestra piedra bruta; acercándonos más hacía la luz que tanto buscamos. Si algo aprendí, en este corto paso por la masonería, es que la única forma de crecimiento, siempre será el trabajo, cuestionarnos todo para buscar una respuesta. El propio Jesús lo dijo en el evangelio canónico de Mateo 7 – 8: “Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” 

Para terminar, permitidme referir un texto de Jorge Luis Borges (publicado en su Obra Crítica), que describe de una manera excepcional a los textos apócrifos: 

“Leer este libro es regresar de un modo casi mágico a los primeros siglos de nuestra era cuando la religión era una pasión. Los dogmas de la Iglesia y los razonamientos del teólogo acontecerían mucho después; lo que importó al principio fue la nueva de que el Hijo de Dios había sido durante treinta y tres años, un hombre, un hombre flagelado y sacrificado cuya muerte había redimido a todas las generaciones de Adán. Entre los libros que anunciaban esa verdad estaban los Evangelios Apócrifos. La palabra apócrifo ahora vale por falsificado o por falso; su primer sentido era oculto. Los textos apócrifos eran los vedados al vulgo, los de lectura sólo permitida a unos pocos.” 

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