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FE

¿Es la fe una virtud o una gracia?

La fe es un principio de acción y de poder. Cuando nos esforzamos por alcanzar una meta digna, estamos ejerciendo la fe, porque demostramos nuestra esperanza en algo que aún no podemos ver. La fe es un tipo de certeza y virtud originada de la gracia por la que la voluntad mueve al entendimiento a asentir sin miedo a equivocarse, basándose en el testimonio o autoridad del otro, (fe humana).

Sin embargo no debemos confundir, menos relacionar la fe humana con la fe divina. Se trata de fe divina cuando es Dios a quien se cree. Se trata de fe humana cuando se cree a un ser humano. Hay lugar para ambos tipos de fe (divina y humana) pero en diferente grado. La iglesia católica cristiana nos propone la Fe, como una virtud teologal, por la cual se cree en Dios aunque no se lo vea y se obedece su palabra, se trata pues de una fe divina.

El apóstol Pablo enseñó que “la fe [es] la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1- nuevo testamento). A Dios le debemos fe absoluta porque Él tiene absoluto conocimiento y es absolutamente veraz. La fe, más que creer en algo que no vemos es creer en alguien que nos ha hablado. La fe divina es una virtud teologal católica y procede de un don de Dios que nos capacita para reconocer que es Dios quien habla y enseña en las Sagradas Escrituras y en la Iglesia. Quien tiene fe sabe que por encima de toda duda y preocupaciones de este mundo las enseñanzas de la fe son las enseñanzas de Dios y por lo tanto son ciertas y buenas.

Dice el Concilio Vaticano I: “La Iglesia Católica enseña infaliblemente que la fe es esencialmente un asentimiento sobrenatural del entendimiento a las verdades reveladas por Dios; pero la fe no sólo es aceptar una verdad con el entendimiento, sino también con el corazón.”

Lo esencial de la fe es aceptar una verdad por la autoridad de Dios que la ha revelado. Lo único que sí es razonable es buscar las garantías que nos lleven a aceptar que realmente esa verdad ha sido revelada por Dios. Ésos son los motivos de credibilidad. Entre éstos está la definición infalible de la Iglesia Católica que confirma que una verdad determinada está realmente revelada por Dios.

Cuando la Iglesia, ya sea por definición dogmática, ya sea por su Magisterio ordinario y universal, propone a los fieles alguna verdad para ser creída como revelada por Dios, El Catecismo, fuente que, por su autoridad se debe mostrar, dice que “la fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado. En cuanto adhesión personal a Dios y asentimiento a la verdad que Él ha revelado, la fe cristiana difiere de la fe en una persona humana.

¿Es la fe una virtud?

Podríamos pensar que la fe no es una virtud si consideramos que es una gracia. Ya que la gracia no se genera conforme a un acto humano repetido como un hábito, sino como un don gratuito de Dios. Y si las virtudes son hábitos, y la fe es dada como gracia, entonces la fe no es una virtud, ya que no depende del individuo humano.

Sin embargo, la fe puede ser al mismo tiempo gracia y virtud en dos modos distintos. Uno, en tanto que virtud como disposición para un asentimiento al testimonio de una autoridad. Otro, en tanto al origen divino de la fe.

La fe es asentimiento; creer es de la voluntad Si profundizamos en la fe como virtud humana, encontraremos su fundamento en la aceptación voluntaria de las verdades enseñadas. “La certeza de la fe es libre, en cuanto que depende de la voluntad; mientras que la evidencia sólo es indirectamente libre, en cuanto que existe libertad de considerar o no lo evidente. (…) El que cree tiene unos motivos suficientes que le inducen a creer: no cree sin fundamento. Pero no es el objeto mismo el que causa la adhesión de la inteligencia; por eso, siempre hay libertad de asentir o no. Y esto es así, incluso en el caso del testimonio de un testigo evidentemente creíble: por ejemplo, las verdades reveladas por Dios siguen siendo no evidentes por sí mismas, no pueden mover al entendimiento a asentir.” La fe es un acto de conocimiento La fe sobrenatural está movida por las verdades reveladas por Dios, ya sea a través de los profetas, los autores sagrados o por Jesús mismo. En el conocimiento ordinario procedemos a adquirir certeza a partir de las evidencias, o realidades que muestra un hecho inequívocamente claro y dado. Sin embargo, con las realidades que nos sobrepasan, y de las cuales no podemos conocer por completo su naturaleza de acuerdo a nuestra condición, adquirimos la certeza por medio del asentimiento en una autoridad.

“En la Fe sobrenatural, se creen las verdades divinas predicadas por hombres que ofrecen unos signos de haber sido enviados por Dios a comunicar esas verdades. (…) Además, por tratarse de verdades y bienes sobrenaturales-que trascienden la humana capacidad- la inteligencia precisa de la acción iluminadora del lumen fidei, luz de la fe, y  la voluntad de la moción de la gracia sobrenatural. “Creer-dice Santo Tomás de Aquino- es el acto del entendimiento que asiente a la verdad divina imperado por la voluntad, a la que Dios mueve mediante la gracia” (S. Th, II-II, q.2, a.9)

La fe, fundamento de la vida cristiana

Naturaleza: La fe es creer algo porque se cree a alguien (asentimiento o aceptación de un testimonio por la autoridad del que lo da). En este sentido, sólo es verdadera la fe que se apoya en Dios, pues es el único caso en que se acepta la verdad sólo por la confianza que merece su testimonio y se acepta todo porque se cree a la persona. Es pues la confianza y fidelidad (fides) a una persona y a las verdades que transmite, donde no sólo hay adhesión intelectual, ni sólo confianza, sino entrega a una persona que compromete todo el ser. Concepto teológico de fe: Virtud teologal por la que creemos en Dios (en la persona) y en todo lo que Él ha revelado, tal como la Iglesia Católica lo propone. El motivo: porque Él es la Verdad y no puede engañarse ni engañarnos; CEC, 1814.

Por tanto, la fe cristiana tiene un carácter específico, por su origen divino y fin sobrenatural y, sobre todo, por su objeto propio (que determina la naturaleza de la virtud y de sus actos). Por la fe el hombre se entrega entera y libremente a Dios. Necesidad de la fe: .- Necesidad de medio (por la misma naturaleza de las cosas); es definido que la fe es necesaria como necesidad de medio para la justificación y para la salvación; la fe habitual para todos; la fe actual, para los que tienen uso de razón. Verdades que hay que creer: Explícitamente, como mínimo para la salvación: que Dios existe y es remunerador. Para bautizarse (salvo «in artículo mortis»), es necesario creer también explícitamente en la Trinidad y en la Encarnación.

Implícitamente, todo lo que Dios ha revelado y está propuesto por la Iglesia Católica como verdad de fe, a través de su Magisterio solemne u ordinario universal. Al ir conociendo esas verdades deben creerse también explícitamente, en las demás verdades necesarias; “per accidens” se exige un asentimiento firme o un obsequio religioso, según su categoría o relación con las verdades de fe. 2.- Necesidad de precepto, es una necesidad moral, que se deriva de un deber, expresado en un mandamiento divino y eclesiástico, para asegurar y concretar la necesidad de medio.

Obligación de profesar la fe:

Dimensión social: Por su misma naturaleza, la fe tiende a manifestarse y desarrollarse: mediante ella se forma parte de la Iglesia (carácter público), transmisora, maestra y madre en la fe. Esta dimensión es exigida también por la justicia y la caridad con Dios. Por esto en necesario manifestar la fe, actuar de acuerdo con ella.

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