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EXCISTENCIA ( SEGUNDA PARTE )

Escudriñando 

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EXCISTENCIA ( SEGUNDA PARTE ) 

EL DESPERTAR DEL SUPER YO 

El Súper-Yo nada pide al ser humano sino que abra sus ojos internos para percibir su excistencia, por tanto, el día de esa visión es el más glorioso de toda su vida, pues en ese día el se ve al borde de la eternidad, pues siendo un ser espiritual, el ser humano posee una capacidad infinita para la sabiduría e inconmensurables recursos para la felicidad. Dentro de sí mismo está todo el infinito divino, sin embargo, se contenta en proseguir entreteniéndose con insignificantes migajas de la vida, como si fuese un mero insecto humano. 

En las profundidades de nuestro milagroso ser, podemos descubrir que somos parte de una gran excistencia, cuya condición es de eterna Paz, cuyo propósito es sumamente benévolo y cuya excistencia jamás perecerá. 

¿“Cómo conciliar pensamientos tan extraordinarios con las necesidades comunes del cotidiano vivir”?, nos preguntamos… 

¿“No podemos desertar del mundo, abandonar nuestras metrópolis para buscar la paz espiritual en medio de la soledad; tenemos que pagar nuestras deudas a los “dioses” y mientras no saldemos nuestras deudas, nuestros pies permanecerán siempre anclados?”, nos quejaremos… …El mundo es cruel y despiadado, y ninguna utilidad tiene nuestras vanas y vacías doctrinas. No podemos vivir en las nubes. Nuestra filosofía es, quizá, excelente para los que se sientan en la ladera; pero ¿como podrá ella auxiliar a los que conviven en medio de una sociedad realista?, 

Es justo tomar en cuenta nuestras necesidades materiales del momento, pero no es bueno considerarlas sin una referencia a “algo más”. El hombre, ansioso por perfeccionar sus máquinas, se olvida de perfeccionarse así mismo. 

Nuestra vidas precisan hallar un equilibrio en su accionar, un término medio reconfortante en el diario vivir. Necesitamos mantenernos por algunos instantes en quietud mental, sin perder nuestra capacidad de “producir”. Conocemos que no hay incompatibilidad entre materia y espíritu y no es extremadamente necesario convertirse en monje para lograr un grado de espiritualidad apacible. La materia como el espíritu tiene su momento en nuestras vidas, el comprender y practicar este equilibrio es sencillamente sentir que excistimos. La corriente de la espiritualidad será activada cada vez que nos sumerjamos en la quietud mental o a la auto-observación. 

El espíritu debe penetrar en todo el contexto de la vida humana. Si se lo deja al margen de las actividades profesionales, si no se puede expresarlo cuando se trata de otras personas, impedimos que su poder mágico nos favorezca exitosamente, hacia una mayor felicidad y existencia más armoniosa. 

Quien haya descubierto el camino secreto que conduce al centro divino, podrá después demostrar siempre el contenido de este descubrimiento por el modo como soslaya los obstáculos inevitables, las dificultades insalvables y los frecuentes sinsabores que asaltan de cuando en cuando la vida humana. Para eso se hace necesario iniciarse en una vida superior… … excistir. 

Algo sucede al ser humano que logra el verdadero autoconocimiento y autodominio. El obtiene una visión diferente y ve la vida desde una nueva posición ventajosa. Contempla el ruidoso panorama de la vida confusa, perturbada, pero conserva en sí una serena armonía interior. Las iras que antes nos alteraban, desaparecen. Las pasiones que otrora nos tuvieron en sus garras, se ablandan y son a su vez sometidas por una fuerza superior. Lo que obtenemos en el momento de quietud mental, podrá convertirse en rectitud. No dependamos conveniente fuerza solamente para vivir y suficiente sabiduría de la fría razón… excistamos. 

VIVIMOS SIMULTANEAMENTE EN DOS MUNDOS 

Vivimos real y simultáneamente en dos mundos al mismo instante. La comprensión de este hecho contribuye en mucho para disipar las confusiones y suministrarnos fuerza psíquica y cósmica. 

Vivimos en el Mundo Externo del cuerpo físico, vivimos de otras personas, en el hogar, en el mundo financiero, gobierno, viajes, automóviles, y así por delante. Pero vivimos también en el Mundo Interno de pensamientos, sentimientos, deseos, intuiciones, curiosidades, y otros estados psicológicos, Es preciso que coloquemos nuestro Mundo Interno en primer lugar en el orden de los pensamientos. Este aspecto es la enseñanza básica de todas las religiones y filosofías “autenticas”. 

No hay otro camino, más un solo camino para obtener esa revelación íntima y saber simultáneamente que de hecho somos… Ese camino consiste en pasar del mundo exterior para el interior, de dejar de preocuparse con una multitud de actividades externas para ocuparnos de una única actividad interna de la mente. 

No tema llevar la vida jugando. Huya de los pensamientos tristes. Acepte las cosas con descuidada sabiduría. Nos sentimos infelices porque pensamos que debemos causar una buena impresión, obtener algo, ser alguien. A despecho de todo lo que la sociedad nos dice, no precisamos ser absolutamente alguien a los ojos de los hombres. La única necesidad auténtica es la de ser un ser humano real. Intentemos comprender eso, intentemos sentirlo de todo corazón. Y descubriremos lo que significa transformar el mundo en un juguete. 

En el plano físico es necesario tomar decisiones, pero no es preciso que ellas nos enardezcan, Podemos seguir el deseo del momento y escoger, por dar un ejemplo, el terno azul en vez del terno negro, o tomar una taza de té en vez de café. Cuando nos encontramos en la línea correcta, no nos preocupamos con los movimientos del barco para la izquierda o para la derecha, esto es, no necesitamos preocuparnos con lo que la vida decide por nosotros. Debemos dejar que ella decida y, alegremente, disfrutar del paseo. La idea de acompañar la vida y que no interfiera en nuestros procesos naturales constituye una valiosa contribución del Taoismo. 

Todo se resume a una cuestión de valores. ¿Que es lo que cada uno considera valioso?. Esta pregunta es respondida por los seres humanos según la manera como gastan la moneda mental, …los pensamientos. 

El dolor es inevitable, pero el sufrimiento corresponde a cada uno. La búsqueda de la plenitud nos recuerda esta situación. Estamos distraídos por las excitaciones, por los deseos impulsivos, por las falsas doctrinas y, por encima de todo, por fingir de que todo está en el mejor de los momentos posibles, mientras que en lo íntimo, sabemos que todo está equivocado. Pero llega el momento de que el sufrimiento se vuelve insoportable y nuestras distracciones son despedazadas. Con un suspiro de alivio detengamos el juego de la distracción y encaminémonos hacia una curación cierta en el consultorio de la realidad… excistamos. 

Comprendamos que no es necesario sacrificarse para lograr nuestros objetivos, al asumir este concepto entenderemos que eso es tan esencial para lograr la felicidad, verse como la causa de una determinada situación es importante, pues aquí comienza el fin de los problemas. La vida es divertida, pero no los pensamientos condicionados sobre ella. No supongamos que nuestras ideas sobre la vida constituyen la propia vida. El día que comprendamos la vida como ella es, ésta será un placer…, de otra manera, en ese instante comenzaremos a excistir. 

Hasta la “llegada” de la física moderna se acostumbraba a pensar que todo el conocimiento sobre el mundo podría ser obtenido mediante observación directa, y que las cosas son lo que parecen, tal como las percibimos a través de los sentidos. Pero los éxitos espectaculares de la física moderna, que está basada en conceptos, como por ejemplo los de Feynman 1, que chocan con la experiencia cotidiana, han demostrado que no es así. Por lo tanto, la visión ingenua de la realidad no es compatible con la física moderna. 

Surgió la idea de que la naturaleza sigue unos principios consistentes que podrían ser descifrados, y así empezó (Tales de Mileto. 624-546 a.c.), el largo proceso de reemplazar la noción del reinado de los dioses por la de un universo regido por leyes de la naturaleza y creado conforme a un plan que algún día aprenderemos a leer. 

Sin embargo también leemos estos conceptos de Descartes, para preservar la idea del libre albedrío, : “Las personas consisten en dos ingredientes: cuerpo y alma. Los cuerpos no son más que máquinas ordinarias, pero el alma no está sujeta a leyes científicas”. 

La física cuántica nos dice que por completa que sea nuestra observación del presente, el pasado (no observado) y el futuro son indefinidos y sólo existen como un espectro de posibilidades. 

Según la física cuántica, el universo no tiene un solo pasado o una historia única. Pero la cosmología “de arriba abajo” afirma que las leyes aparentes de la naturaleza son diferentes para historias diferentes. 

Vivimos en uno de los universos en que la vida es posible, pero tan solo con que el universo fuera ligeramente diferente, seres como nosotros no podrían existir. ¿Es una evidencia de que el universo, a fin de cuentas, fue diseñado por un Creador benévolo? 

Las leyes de la naturaleza nos dicen como se comporta el universo pero no responden las preguntas del ¿por qué? 

¿Por qué hay algo en lugar de no haber nada? 

¿Por qué existimos? 

¿Por qué este conjunto particular de leyes y no otro? 

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