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Espíritu, Alma y Cuerpo

Más dudas que certezas afloran en la mente y en el corazón cuando se piensa en estas tres palabras. Las muchas teorías que con rigor o con superficialidad analizan este asunto, han elaborado enunciados que clasifican y definen estas tres palabras asignándoles conceptos que pueden ser iguales, similares, parecidos u opuestos.

Las religiones se han ocupado de esto, también las escuelas de misterios y por supuesto la ciencia ha dedicado esfuerzo a la cuestión. Sin embargo cuando se buscan las definiciones de estos tres temas, en la variedad de campos de estudio que los abordaron, con seguridad que uno termina tan desorientado como antes de comenzar su trabajo.

Ante esto, a más de las interrogantes que siempre quedarán flotando en busca de respuestas, se torna importante que es lo que cada uno de nosotros cree o definió para el asunto. Pero más importante que esto es encontrar el impacto que estos tres aspectos causan en la vida ¿o son la vida misma? y determinar si son los tres aspectos constitutivos del hombre.

Repasemos el asunto, según el relato de las Sagradas Escrituras Dios hizo al hombre de los materiales de la tierra y sopló en sus narices el aliento de la vida y el hombre fue Alma Viviente. Este enunciado bíblico se torna casi en una ecuación:

Cuerpo + Espíritu = Alma Viviente

Por lo tanto el alma solamente existe cuando el cuerpo existe y el Espíritu está presente. Esto nos muestra que el cuerpo es individual, el Alma es individual, y no especifica este carácter para el Espíritu (lo que podría llevarnos a pensar que no es individual).

Además podemos deducir que el cuerpo tiene carácter de permanente, puesto que al estar constituido por materia, cuando el espíritu abandona el cuerpo, esta materia se transforma en otra materia (se descompone) pero sigue siendo materia. Por otra parte, el Espíritu continua siendo eso, cuando se retira de la materia por lo tanto también es permanente (no desaparece). Deduciendo de la misma manera el Alma sería solamente temporal, durando su existencia mientras estén presentes la materia ordenada (el cuerpo) y el espíritu (la sustancia de la vida).

Este análisis esta muy bien sustentado cuando se hace un análisis del significado de las palabras hebreas utilizadas para describir el alma y el espíritu (Nefesch y Pneuma). Es importante dejar establecido que el espíritu, en este contexto, proviene de Dios y es Dios mismo. Es la fuerza de vida que El concede de Si a la materia.

Esta constitución humana, de cuerpo, alma y espíritu ha quedo plasmada en la división de las Iglesias de muchas religiones, en las cuales hay un atrio (cuerpo físico, una nave principal (el alma), un coro donde ofician los sacerdotes (el espíritu) y un lugar Santo (Dios mismo).

Una observación interesante es la referida a pensar que solamente la materia que ha recibido el espíritu tiene vida… sin embargo si tomamos como premisa de que todo el Universo está vivo y que este fue creado por Dios y que El (el espíritu) es omnipresente, entonces el alma (la conjunción de materia y espíritu) también sería inmortal puesto que no puede ser la excepción que muere sino más bien la universalidad que vive, sustentado esto por el hecho propugnado de que Dios está presente en todas partes.

Los griegos separaron claramente el cuerpo, el alma y el espíritu, dándole a aquel la característica física, al alma la psíquica y a la espiritual la causal, divina u original. Además señalaron con determinación que cada uno de ellos era individual y por eso sostuvieron que el alma es inmortal.

Los orientalistas, a mÁs de segregar también con claridad la constitución del hombre (siete cuerpos: Cuerpo denso y Doble etéreo (cuerpo físico), cuerpo Astral (el Alma), cuerpos mentales y causales (espirituales)) le proporcionaron una dinámica de desarrollo estableciendo un camino de evolución desde lo más denso a lo más sutil, recorrido en varias existencia físicas, destinadas al perfeccionamiento hasta conseguir la comunión con Dios y vivir tan solo en el cuerpo espiritual.

Aquí cabe destacar la mucha literatura escrita respecto de la vida después de la muerte que intenta demostrar en forma contundente la individualidad del alma.

Permítanme contarles brevemente una historia… “sentía (no encuentro otras palabras para describirlo) que flotaba en un espacio de color azul intenso, mas no era el azul que conozco, percibía a lo lejos un fulgor anaranjado que iluminaba mas no de la forma que conozco. ¿Sentía yo? No se lo que era un yo, porque me sentía no como algo o alguien individualizado, sino que sin percibir mi forma a la vez que estaba confundido en el todo pero tenía una chispa de individualidad. Donde estaba todo era sosiego y orden… de pronto una atracción incontenible me impulsó a dirigirme a un desconocido lugar.

Una vez allí comencé a sentir dolor, calor, frío, hambre etc. y a percibir luz y oscuridad, cansancio y descanso y a identificarme con una materia que era yo… había sido concebido y mas adelante nací ……” (deuna experiencia individual en un proceso de Renacer – Rebirthing). Notarán que en todas las estancias de esta experiencia el relator se “sentía” individual.

La ciencia, ha desplegado esfuerzos por establecer que todo es materia… inclusive ha intentado contestar las preguntas ¿Dónde está el Alma? ¿En qué parte de la anatomía humana se asienta el espíritu? y ha elaborado respuestas tales cómo: “no encontré el Alma en lugar alguno del cuerpo… “  “Alma y espíritu son alucinaciones producidas por descompensaciones bio – químicas”, etc. Sin embargo en la actualidad, se ha enfrentado con interrogantes que requieren de respuestas mas profundas, tales como aquellas que plantean las experiencias de las personas cuyos cuerpos murieron por algún breve tiempo… o la hasta ahora, inexplicable “vocación precoz” de algunos genios artistas o científicos. Más aún en los momentos presentes en que la ciencia está trabajando por crear la vida material mediante la genética, surgirá, si es que no surgió aún, la pregunta del porqué teniendo los conocimientos completos para crear no se puede crear ¿será cuestión de tiempo solamente? O ¿será que se necesita del espíritu de la vida para hacerlo?

Como sea que fuere, ante estos acontecimiento saltan las preguntas, si la ciencia logra clonar a un ser humano, este clon ¿tendrá alma?… si es así, ¿esta alma será inmortal? Y finalmente ¿esta alma podrá llegar al espíritu? ¿está el espíritu presente en cada célula? ¿está presente el espíritu en cada uno de los componentes de la materia? ¿Por lo tanto todo es un alma?, etc.

La masonería sostiene, en uno de sus principales landmarks, la inmortalidad del alma adhiriéndose en forma inequívoca a la teoría de la evolución permanente del Ser hasta alcanzar la comunión con Él, puesto que plantea también como doctrina, la existencia de Dios (aunque dejando en libertad a cada masón a concebir con toda libertad el concepto y la esencia de este asunto).

Cuando llega la muerte, se entiende que este momento es tan solo un instante de transformación a una nueva forma de vida, es el fin de una etapa y el comienzo de otra, es en otras palabras el dejar una etapa para nacer a otra. La interrogante en este punto es si esa nueva existencia dispone de un cuerpo físico o es solamente en alma que se comienza el nuevo camino.

Con seguridad que podríamos especular mas sobre tan interesante asunto. Lo cierto es que tal vez eso no nos proporcione mayores respuestas y quizás nos sumerja en mayor confusión, por lo que dejo el tema aquí hasta donde hemos llegado.

Yo sostengo, por lo menos por ahora, que el Hombre hecho a semejanza de su Padre Dios, tiene un cuerpo, un alma y un espíritu individuales, que le han sido otorgados para el cumplimiento de una misión: el retorno al seno del Padre, a través del cumplimiento de varias metas. En la vida física, conocer el cuerpo físico en toda su magnitud y utilizarlo de la mejor manera, adentrarse en el alma (psique, emocional, astral, etc) para conocer los sentimientos y la forma de manifestarlos y establecer la comunicación con su propio espíritu para escuchar la “voz” del espíritu Divino y continuar la Obra de su Creación.

La vida es eterna y cada uno de nosotros inmortales, dotados de los vehículos de manifestación necesarios para vivir la vida específica en el lugar del Universo que nos encontremos, hasta que al final de nuestro camino (evolución), culminada la labor, nos encontremos con Aquel que nos la encomendó. El cuerpo, el Alma y el Espíritu, por lo tanto son los vehículos de manifestación, que nos sirven para cumplir nuestra misión individual en la Tierra y nuestro trabajo; esa hermosa labor que nos ha sido asignada, debe ser ejecutada con lo mejor de estos tres aspectos. Habréis notado esta importantísima como esencial parte no analizada: La divinidad que es el origen de todo y que es la quimera nuestra alcanzarla, no como característica, sino como meta de comunión y gracia.

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