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EL TIEMPO

La nomenclatura de la humanidad ha definido el tiempo como “duración de las cosas sujetas a mutación”, sin duda esta concepción da lugar a especulación científica sin límite, pues el tiempo no tiene medida absoluta, lo que determina que el tiempo podría ser “corto” o “extenso”, dependiendo de la visión o misión que uno se de en alcanzar un objetivo.

También puede ser infinito o más bien imperceptible cuando el accionar no está sujeto al tiempo, y se torna ignorado voluntaria o involuntariamente, pues el “tiempo” transcurrirá inexorablemente, entendiéndola que no es parte de la vida, solo es tiempo, ¿o es una eternidad?, pero que incide en los propósitos de la vida humana y de la naturaleza cósmica, incide. Pero ¿percibimos ese tiempo?, ¿cuándo lo sentimos? ¿por qué?

La mente humana seguirá siendo un misterio, pese a los avances científicos, no se ha logrado explotar entre el 3.5% al 5% de la capacidad cerebral, por lo cual la posibilidad de ocupar nuestra mente en el transcurrir del tiempo poco menos que ni es importante, sin embargo el tiempo fue, es y será determinante, desde la concepción de la creación hasta su “final”.

Para conjeturar sobre el tiempo se torna imprescindible referirse al espacio, pues tiempo sin espacio parece incoherente o al menos incongruente. Esto nos conduce a tomar algunos conceptos científicos sobre la creación del universo, e intentaré no redundar en lo que sabemos teóricamente, sin que aquello pueda demostrar lo definitivo pero rigen el pensamiento contemporáneo sobre lo referido.

Desde tiempos inmemoriales el hombre se ha sorprendido y preguntado sobre los fenómenos naturales, asombrándose o simplemente transitando el cambio del día a la noche; de la luz a la oscuridad ,la lluvia, los truenos, relámpagos , la nieve, etc, etc. Algunos más acuciosos indagaron y vertieron su teoría que en muchos casos sirvieron de base para los conocimientos actuales, otros quedaron en el olvido o se ocultaron deliberadamente.

Hoy muchos científicos han llegado a develar algunos misterios naturales justificando el accionar de los componentes naturales y hay otros no conformes con lo hasta hoy conocido, indagan los lugares recónditos del universo y de nuestro planeta para encontrar respuestas teóricamente comprensibles por el ser humano. Es así que entre otros científicos alguien se preguntó: “¿Tuvo el universo un “antes” del principio, y si así fue, que sucedió con anterioridad a el?” La física mecánica nos ha otorgado diversas teorías sobre el tiempo las cuales suscitaron aceptación y controversia, como acontece con toda propuesta humana ya que éstas están visualizadas desde la óptica del investigador, por tanto se limita en su aplicación tornándose en posible especulación, con algunos valores es cierto, pero no encajan con una posible realidad en un vasto campo de la ciencia y naturaleza, más aún cuando convergemos en el saber del universo donde tiempo y espacio son todavía incomprensibles en su “existencia” y “motivo”.

La física cuántica, controvertida en su concepto por físicos mecánicos, plantea argumentos para establecer la “mecánica-cuántica” del tiempo e intenta demostrar la validez del ello en el proceso de la creación, denominándola “flecha o asimetría del tiempo”; lo que ha provocado reacciones en esferas científicas conservadoras y religiosas, pues de “probarse” los argumentos cuánticos, la percepción de la creación, de la naturaleza y otros aspectos inherentes a humanidad posiblemente cambiaría ostensiblemente ocasionando confusión y caos en los principios que hoy rigen, pues aquellos han podido “establecer” que el tiempo puede “acortarse” a través de los “gusanos” o “tubos” espaciales y por tanto las leyes cósmicas no podrían ser iguales en todas las galaxias del universo que se halla en constante expansión y además que entre el pasado, presente y futuro, no hay diferencia conceptual, cuando nos referimos al tiempo.

Alguna vez no os ha sucedido que el tiempo parece detenerse o en otras veces tenemos la percepción que se acelera. Es frecuente escuchar en conversaciones cotidianas opiniones referidas al tiempo, como: “El tiempo está pasando muy rápido”; “Parece que el tiempo no pasara nunca”, entre otras.

Es que demuestran que el tiempo puede ser una percepción humana como respuesta a nuestro estado emocional del momento. La tecnología ha creado diversos instrumentos para codificar el “tiempo” que transcurre entre el ocaso y el nacimiento del astro Sol, para determinar el día. Estos instrumentos como el reloj solar, de arena, el mecánico y ahora el digital, permiten a la humanidad “medir su tiempo” de empleo en diferentes acciones, desde el ocio hasta la producción, lo que ha determinado “distribuir aquel tiempo” a conveniencia de cada individuo.

Demos una pausa a la ciencia para descubrir la verdadera importancia del tiempo. Cuando la cibernética nos avasalla, la reacción primaria es tomar recaudos para que no nos devore actuando en protegerse e intentar proteger al prójimo cuando estamos iniciando a comprender los cambios mentales que puedan sobrevenir. Se torna necesario crear estrategias que protejan nuestro sentimiento humano para lo cual la ilustración sobre temáticas no “habituales” permiten mentalizar otros conceptos de instancia de vida, existencia o excistencia.

La humanidad esta aletargándose en el oscurantismo contemporáneo, parece que los científicos y los que detentan el poder son los únicos que están alertas o medianamente preparados para no caer en la vorágine de la desesperación y adoptar una vida simplista, como acontece con el actual comportamiento de las “sociedades” parece traslucir. Nos hallamos en otro momento crucial de la evolución humana, donde la información a la que tenemos acceso es incomprensible o enigmática, con las cuales no podemos definir el “pensamiento futuro” del ser humano. El tiempo es una de las incomprensiones por el momento indescifrables, en apariencia, pero a su vez nos concede posibilidades de indagar las múltiples repercusiones de vida humana o parecida a la nuestra, nos conduce a dimensiones que están aún en ciernes para nuestra comprensión, pero se ha abierto una puerta que no debemos desecharla y pensar que solo pueda ser otra especulación. Sea así o de otra índole introduzcámonos en el tiempo del tiempo para comprender más, que la creación divina es inconmensurable.

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