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El placebo

Con el paso del tiempo y las investigaciones, se ha llegado a la conclusión de que es una línea muy fina la que separa la mente del cuerpo. La mayor parte de las sensaciones que experimenta nuestro organismo vienen precedidas por la mente.

Es casi posible afirmar que, lo que la mente cree, el cuerpo lo experimenta. En este punto, mucho se ha estudiado acerca de la función de la mente en la cura de enfermedades, hasta tal punto de que hay muchos convencidos de que todas las enfermedades parten de la mente, y que a través de ella se pueden curar. Por ello se han realizado diversos estudios acerca del efecto placebo en psicología, pero, ¿qué es el efecto placebo?

El efecto placebo se basa en la mejora o la desaparición de los síntomas de una enfermedad en un paciente llevando a cabo un tratamiento que no tiene propiedades curativas reales. Los pacientes llegan a experimentar una mejoría de los síntomas tomando una sustancia inocua, sin efectos que puedan relacionarse directamente con esa enfermedad, de modo que e la mente la encargada de convencer al organismo de esos efectos positivos del medicamento, que son inexistentes.

En estos casos, los pacientes desconocen que están siendo tratados con sustancias sin efecto, pero tienden a mejorar en una proporción similar a la mejora ocasionada por un medicamento real. A través de estos estudios, se ha comprobado que los circuitos de dolor y la secreción de opioides se modifican realmente ante la expectativa del placebo.

Cómo funciona el efecto placebo

Para que el efecto placebo funcione, es necesario que se inicien dos mecanismos en la mente del paciente, que son, el condicionamiento clásico y las expectativas.

El paciente tiene la expectativa de curarse mediante una medicación concreta, lo que condiciona la respuesta de su organismo al tratamiento. A mayor expectativa de mejora, mayor resulta el efecto del placebo, siendo a su vez el condicionamiento cada vez mayor.

Para lograr que el proceso tenga éxito, entran en juego otras variables relacionadas con la percepción del paciente. Por ejemplo, la mente del paciente tenderá a medir la sensación de profesionalidad y competencia del médico o farmacéutico que administra el tratamiento. De igual forma, resulta determinante la sensación que el propio placebo crea en el paciente, y que tendrá que ver con su tamaño, precio, presentación, apariencia, etc.

Efecto placebo en psicología

Para entender el funcionamiento del efecto placebo, se han realizado varias investigaciones psicológicas en las que se comprueba cómo reacciona el cuerpo en relación al cerebro cuando se administran estas sustancias inocuas.

Los estudios de 2007 y 2009 de Wager demostraron que, un paciente que tomó un placebo presentado como un analgésico, tuvo un aumento considerable de la secreción de opioides endógenos, que además resultaron más efectivos. Del mismo modo, se activaron vías neuronales que inhiben la transmisión del dolor por parte de la médula espinal, de modo que informan de un menor nivel de dolor.

Las bases neurológicas del placebo

La aplicación de una sustancia inocua estimula la corteza frontal, el núcleo accumbens, la sustancia gris y la amígdala. Todo este proceso ha sido demostrado en pacientes con enfermedades a largo plazo, que generan diversos niveles de dolor, como Parkinson, demencia o epilepsia, que han visto mejorar sus síntomas gracias al efecto placebo.

La sugestión

La sugestión es lo que hace que el efecto placebo sea real. Todavía se desconoce mucho acerca de este proceso, o cualquier otro que se base en una creencia y que tenga resultados tangibles. Es un fenómeno muy interesante como objeto de estudio, en el que el pensamiento llega a influir en procesos mentales básicos, hasta llegar a la modificación en el organismo.

Con esta información, ya sabes qué es el efecto placebo y la importancia del efecto placebo en psicología. ¿Alguna vez has realizado uno de estos tratamientos?

¿Crees que la mente tiene el poder de curar el cuerpo?

El Efecto Placebo forma parte de nuestra vida cotidiana, siendo popularmente conocido y utilizado tanto por el público general como por la comunidad médica, en aquellas patologías que puedan ser susceptibles a ser “tratadas” de esta manera.

La palabra placebo era ya conocida desde tiempos bíblicos, pero no es hasta el siglo XVIII, cuando por primera vez el término fue definido en un diccionario médico como medicamento común y, en una edición posterior, como algo que simula ser un medicamento.

Actualmente, se define placebo como una substancia farmacológicamente inerte, por lo que carece de acción curativa o biológica en general, pero produce un efecto terapéutico si el enfermo la toma convencido de que es un medicamento realmente eficaz. Para tal efecto, debe simular la presentación de un fármaco convencional, con el mismo aspecto, gusto y forma que un medicamento verdadero, pero que está hecho de productos neutros y sin ningún principio activo.

Todas las personas, de una forma u otra, somos susceptibles a sentir el Efecto Placebo, si bien existe variabilidad entre individuos. Algunos estudios afirman que aproximadamente el 35% de las personas son susceptibles, aunque en función de la forma de administración y el contexto en el que se administre, prácticamente el 100% son sensibles a este efecto. Tanto es así, que está descrito y estudiado el “placebo por poderes”, consistente en que es el observador, y no el individuo que recibe el placebo, quien percibe la mejoría. Este fenómeno se da especialmente en padres que perciben mejoría en sus niños / bebés cuando se les administra un placebo. El bebé, por su condición, no puede informar de mejoría o no mejoría, sin embargo, los padres sí se ven influenciados si creen que a su hijo le han administrado un verdadero fármaco. Este fenómeno está descrito en observadores de placebos aplicados en animales, e incluso a plantas.

El origen del fenómeno no está claro, y varía en función de los síntomas con los que sean tratados. En líneas generales, la respuesta a placebo se da en aquellos síntomas con alto contenido subjetivo y poco cuantificable / objetivable (dolor, ansiedad, depresión, etc.), por lo que en aquellos síntomas psicológicos y conductuales será más obvio el efecto. Como marcador biológico, el uso de substancias placebo induce en el cerebro la liberación de dopamina, neurotransmisor implicado en percepción subjetiva de placer y bienestar.

El Efecto Placebo es de vital importancia en la moderna investigación en farmacología. Para que un nuevo medicamento pueda considerarse “efectivo” debe ser evaluado “contra placebo”. Esto significa que el potencial futuro medicamento debe proporcionar una mejora significativa de los síntomas respecto a un placebo. De este modo, en los ensayos clínicos (pruebas que se realizan a los fármacos antes de que los médicos puedan recetarlos) de los nuevos medicamentos, a un grupo de personas se les administrará placebo, y a otros la nueva substancia sobre la que se está investigando. En todos los casos, ni el científico prescriptor ni el paciente voluntario deben saber si lo que toman es una medicina o un placebo (ensayo “doble ciego”). Si el nuevo medicamento obtiene unos mejores resultados que el placebo, habrá superado el test de efectividad.

Por el contrario, en el efecto placebo, no todos los usos son beneficiosos, existiendo el efecto nocebo, que podemos definir como la percepción de efectos secundarios negativos en una substancia farmacológicamente inocua, en base a las malas expectativas o miedos del paciente sobre éste. También el efecto placebo se halla en la base de los efectos “beneficiosos” que se atribuyen terapias no probadas científicamente. Este efecto, como se ha dicho anteriormente, es especialmente llamativo en aquellos síntomas esencialmente subjetivos, pudiendo ser un gran riesgo para la salud en los síntomas que formen parte de enfermedades médicamente graves en lo que la intervención médica y farmacológica sea fundamental. De este modo, el riesgo radica en que puede interferir y/o demorar el tratamiento médico científicamente efectivo, con el consecuente riesgo para la salud y la vida del paciente.

¿Qué es el efecto placebo en las personas?

El efecto placebo es la modificación, muchas veces fisiológicamente demostrable, que se produce en el organismo como resultado del estímulo psicológico inducido por la administración de una sustancia inerte, de un fármaco o de un tratamiento.

La vida es un placebo

Que la autoayuda no ayuda es uno de los temas críticos habituales en Yoriento relacionado directamente con la psicolabia, esa sobrevaloración de la influencia de la retórica, los charlatanes psicologizadores y los consejos obvios en la mejora de la vida de las personas.

Posiblemente los únicos efectos generadores de cambio que tienen las charlas y el asesoramiento estilo si quieres puedes, tienen que ver con el efecto placebo.

Erikssson, que entendió la psicología más como literatura, manipulación y sugestión que como ciencia, les decía a sus pacientes antes de iniciar la consulta:

«Acomódese en el sofá pero no entre en trance todavía.»

“Los “aprovechados” de siempre utilizan el tema de autoayuda personal como una forma más de obtener beneficios debido al desconocimiento científico de la neuropsicología. Incluso supongo que algunos profesionales de la psicología o psiquiatría aprovechan también esta situación para “marear la perdiz” a cambio de visitas y más visitas, o de pastillas placebo.

En los años 80 y 90 las industrias farmacéuticas fueron entrando en el mercado de los antidepresivos con productos innovadores que les reportaron muchos beneficios. Pero a partir del 2001 cada vez es más difícil lanzar productos realmente nuevos que superen las pruebas necesarias para la aprobación de la FDA, lo cual está afectando el rendimiento económico de

las industrias: la mitad de los medicamentos que fallan en pruebas de últimas fases se retiran del trámite debido a su incapacidad de superar a las pastillas de azúcar.

Pero no se trata sólo de los productos nuevos, también el comportamiento de los tradicionales se ha visto modificado, lo que ha sumido a la industria en una «crisis». Algunos productos que han estado en el mercado durante décadas, como el Prozac, están fallando en pruebas de seguimiento más recientes. En la economía actual, el destino de una empresa arraigada puede pender del resultado de un puñado de pruebas. En pruebas abiertas/ocultas, los medicamentos y los placebos se dan a algunos sujetos de la forma usual y a otros a intervalos aleatorios por vía IV controlada por un ordenador oculto. Los medicamentos que sólo funcionan cuando el paciente sabe que están siendo administrados son placebos por sí mismos.

Es importante resaltar que el hecho de que no se pueda distinguir entre los efectos de un medicamento y los de un placebo no significa que éste último tenga poderes curativos o de cambio. Simplemente muestran que el medicamento no es efectivo. Los gurús de la autoayuda, los emprendedores prototípicos y los asesores personales de postín insisten en sus muy vendidos manuales que si creemos en la curación, nos curaremos, y que si nos mentalizamos que vamos a tener éxito, nos haremos ricos.

Esta forma de pensar y de aconsejar no es exclusiva de estos expertos en verdades del barquero, sino que forma parte de nuestra cultura verbal, de la forma en que nos han contado cómo supuestamente funciona el mundo: con las palabras y no con las consecuencias de lo que hacemos.

Si todo depende de tener una buena actitud, ¿por qué tantas personas no eligen la actitud adecuada? ¿Hace falta pagarle a alguien para que nos diga si confías en tí alcanzarás lo que te propongas, o el que la sigue la consigue?

Precisamente estas falsas intervenciones son placebos, medicamentos que no funcionan, es decir, que no tienen por sí mismas ningún efecto especial en el comportamiento o en la vida de las personas. El efecto que causan, generalmente débil y poco duradero, tiene que ver con la puesta en escena y con la sugestión que rodea estas actuaciones, no con el contenido de las mismas.

Gran parte de la orientación, la psicología y el coaching meramente retóricos que nos venden a bombo y platillo es puro placebo, consejos y técnicas bien intencionadas que el cliente está inclinado a seguir por el contexto en que se producen. «Entra en trance» y sigue las instrucciones porque eso es lo que se espera de él. Otra cosa es que toda esa magia hipnótica le sirva para algo una vez aterrice en la vida real.

(La cura no es cuestión de fe.)

En resumen, las personas creerán que pueden mejorar su situación personal y profesional si les montas el teatrillo adecuado: estatus con títulos acreditativos rimbombantes, despachos historiados, palabrería técnica al uso y tecnologías de «validez aparente». Incluso seguirán «creyendo» cuando las recomendaciones seguidas no funcionen y los objetivos no se alcancen:

«El problema es uno mismo que no sé aprovechar estas enseñanzas y herramientas tan magníficas.»

Las cosas son como son porque fueron como fueron, y la mejora de aquello que uno ha estropeado durante tantos años requerirá tiempo y esfuerzo proporcionales. Si te venden pócimas de fierabrás, métodos o herramientas que solucionarán tu vida de la noche a la mañana, debes saber que esa publicidad forma parte de la parafernalia del efecto placebo, incluidos los abultados honorarios de turno. La promesa de una vida mejor es el placebo por excelencia.

Una bebida refrescante mundialmente conocida, no es la chispa de la vida y la autoayuda no ayuda, aunque quieras creerlo, aunque te ayuden a creerlo. Para que veas que la sugestión, la manipulación mediática y la «apariencia de verdad» motivan gran parte de lo que hacemos y de lo que queremos te propongo este ejercicio práctico.

¿Cuáles de estos 7 comportamientos cotidianos, personales y profesionales, están relacionados directa o indirectamente con efectos placebo? ¿Cuáles de estas actividades las eliges porque te han hecho creer que van a funcionar, pero no porque hayas comprobado que funcionen suficientemente?

FORMACIÓN. Obtener titulaciones universitarias y acreditaciones formativas de todo  tipo, cuantas  más mejor, facilitarán  tu vida profesional. Los estudios nunca sobran.

OFERTAS. Apuntarse a portales de empleo que publicitan tener cientos de miles de ofertas de trabajo significa que tendré muchas posibilidades laborales, aunque no tenga experiencia ni un perfil cualificado. Con tantas ofertas tiene que tocarme alguna.

CURRICULUM. Seguir buscando trabajo casi exclusivamente con la técnica de enviar currículos es buena idea, a pesar de que no se obtuvo ninguna oportunidad en los mil anteriores ya presentados. ¿Si no por qué mi orientador iba a insistir tanto en la importancia del currículum?

MODELOS. Apuntarse en los servicios públicos de empleo y esperar «que te llamen». Aunque critiquen al «Inem», tanta gente que se apunta al paro debe hacerlo por algo. Tanta gente no puede estar equivocada.

RELACIONES. Mi pareja que dice que me quiere aunque no me lo demuestra mucho, porque «esa es su forma de ser». Pero lo importante en una relación es el amor y lo demás vendrá tarde o temprano.

ESTILO DE VIDA. Irse de vacaciones a una playa durante un mes te permitirá volver descansado. Yo vengo destrozado y con ganas de descansar de las vacaciones, pero eso debe ser porque disfruté.

REDES SOCIALES. Tener una cuenta en Twitter y otra en Facebook me permitirá encontrar buenos amigos, ligues y oportunidades profesionales. No consigo muchos followers ni hago comentarios interesantes pero en Internet se consigue todo.

“EL PLACEBO ERES TÚ”

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