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EL PELIGRO

En todas las pruebas determinadas por la liturgia de Iniciación, se advierte al candidato que enfrentará “Peligros”; esta práctica proviene de todos los ritos iniciáticos, especialmente de la Antigüedad.


El iniciado debe ser, ante todo, héroe, valiente y valiente, tanto para afrontar pruebas físicas como intelectuales y psicológicas.


El peligro provoca una serie de reacciones; el organismo humano extrae sustancias químicas como la adrenalina de sus glándulas, que suministran las fuerzas necesarias para una reacción.
Por otro lado, ya existe el instinto que se manifiesta como autodefensa y da legitimidad a la reacción.

El peligro provoca la “alerta” para que la persona afectada pueda prevenir, reaccionar o escapar de una situación incómoda.
En la masonería, este «peligro iniciático» es simbólico, como todo masón sabe.


En realidad, el peligro está en la propia persona cuando no controla sus emociones y pasiones.


El peor peligro del hombre es el hombre mismo.


El masón previene el peligro vistiendo la coraza del conocimiento y la vigilancia.


El peligro está presente en todas partes, especialmente en los actuales días de violencia; la prudencia debe acompañar al masón en todas las situaciones.

Breviario Masónico / Rizzardo da Camino, – 6. Ed. – São Paulo. Madras, 2014, pág. 295.

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