~ Símbolo del «eterno retorno» ~
El simbolismo de una serpiente o un dragón
que se come su propia cola.
Este antiquísimo símbolo nos habla de la
circularidad del tiempo, difundido en
numerosas tradiciones esotéricas,
especialmente en el sentido de algo que
constantemente se recrea a sí mismo, el
eterno retorno, los ciclos que comienzan
de nuevo tan pronto como terminan.
También puede representar la idea de unidad
primordial relacionada con algo que existe o
persiste desde el principio con tal fuerza o
cualidades que no puede ser extinguido, por
lo tanto, la renovación cíclica perpetua de la
vida y el infinito, el concepto de la eternidad y
el eterno retorno, y representa el ciclo de la
vida, la muerte y el renacimiento, lo que lleva
a la inmortalidad, como en el ave fénix.
En la Alquimia, el Ouróboros simboliza la
naturaleza circular de la obra del alquimista
que une los opuestos: lo consciente y lo
inconsciente. También es un símbolo de
purificación, que representa los ciclos
eternos de vida y muerte.
En su contexto original egipcio simboliza la
repetición, la renovación y el ciclo eterno de
tiempo. Los antiguos egipcios entendían al
tiempo como una serie de ciclos repetitivos,
en lugar de algo lineal y en constante evolución;
y el centro de esta idea fue la inundación del Nilo
y el recorrido del sol.
Jorge Luis Borges imaginó un laberinto que
constaba de una sola vía. Es posible que el
Ouróboros represente algo similar: nuestro
personal laberinto humano, provisto de
corredores zigzagueantes, y en el que el
único misterio, impenetrable, sería el de
encontrarnos a nosotros mismos
en el centro…