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El Oficio de Venerable Maestro

Peculiaridades Singulares Del Oficio De Venerable Maestro…

Nuno Raimundo en el blog Pedra de Buril

El cargo de Venerable Maestro es ocupado por un Maestro de entre los maestros de una Logia elegido por sus pares para ese fin.

De entre las varias funciones que le son confiadas se encuentran la dirección (administrativa y espiritual) de la Logia, ser la representación de esta y de sus miembros en todo aquello que dispongan los correspondientes Reglamentos o Constituciones.
– Es un trabajo que parece fácil pero no es así!-
El origen de este cargo o función -soy de los que prefiere que sea considerado sólo como un “Oficio”, pues se le instala en tal “Oficio” y por eso mismo el Venerable Maestro es un “Oficial de la Logia”, y por tanto, no se trata de un cargo propiamente, lo que explicaré más adelante-  se remonta a tiempos inmemoriales, a la época de los gremios de constructores de catedrales y profesiones ligados a la Ars Structoria en la Edad Media, en la que un Maestro entre los maestros o compañeros encargados de la ejecución de una obra, sería elegido para dirigir sus trabajos y como tal era designado el “Maestro de la Logia”.
La permanencia del elegido para el oficio en el cargo variaba y podría ser renovada anualmente o permanecer únicamente durante el tiempo que durase la obra en la que trabajaban.
Pero lo que me remite a este tema, en que analizo el oficio de “Venerable Maestro”, no es su “origen” o funciones realizadas, sino algunas singularidades peculiares que aparecen en él.
Generalmente el elegido o candidato a ello, alguien a quien se le reconozcan las capacidades para que pueda ejercer tal función, la más alta en Logia, durante un tiempo predeterminado -como regla general, se trata de una función anual-  y que anteriormente haya ocupado los puestos de Vigilante, Primero o Segundo, que son en conjunto las “Luces de la Logia”, es decir y por llamarlo de alguna manera, los “Oficiales principales”…
Los Vigilantes tienen como principal función la formación de los Obreros a su cargo respectivamente y auxiliar al Venerable Maestro en la dirección ritual de los trabajos masónicos en su Logia.
Pero volviendo al asunto, se espera que la persona que resulte elegida para llevar a cabo este oficio de Venerable Maestro  sea alguien suficientemente capacitado por sus conocimientos del ritual, administrativos  o incluso por su manera de comportarse en la vida. Una cosa es cierta, después de ser elegido y durante los trabajos rituales en Logia, el Venerable Maestro parece ser la persona  que menos conoce el ritual y las cuestiones administrativas; lo que podría significar que podría haber sido elegido para tal cometido un maestro no tan preparado para tal cometido.
Y este sí, es el tema central del texto que presento.
El hecho de que el Venerable Maestro, la persona que la Logia eligió, el miembro a quien confió y entregó sus destinos para un determinado tiempo -el Veneralato- será aquel que durante el Ritual más dudas presente o hasta la persona que más preguntas plantea.

Podrá ser tanto para obtener “conocimiento” como para asegurarse de algo. ¡Lo cierto es que las hace! Y no las debería de (poder) hacer.

Quien está Iniciado en estas cuestiones ya sabrá que las preguntas que el Venerable Maestro hace forman parte integral sobre el cumplimiento y observancia del Ritual que se realiza en la Logia, y no se deben a ignorancia de su parte – ni podría ser! -, pero visto desde el prisma que os lo presento, es fácil llegar a la misma conclusión que yo, hipotéticamente hablando!

Para saber si, durante los trabajos en Logia, los Masones que se encuentran en el Templo se encuentran a cubierto de los profanos, tiene que interrogar a uno de los Oficiales de la Logia.

Para estar seguro de que las personas que están en el Templo son afiliados de la Orden, pregunta a otros Oficiales de la Logia, así como incluso, hasta para saber cual es el lugar que ocupan él y otros así como los motivos para ello, tiene que preguntar a otros para confirmar tal hecho, tampoco puede ocupar cualquier lugar en la Logia.

Para saber cuál es el horario designado para el trabajo en Logia y el espacio temporal en que se produce, tiene que consultar a otros Oficiales de la Logia, no basta con mirar su reloj.

Para conocer la identificación y la asiduidad de los obreros efectivos de la Logia, encarga este trabajo a otro Oficial de la Logia, no siendo suficiente mirar alrededor para tener la percepción de quien se encuentra en el Templo.

También es un Oficial de la Logia quien le comunica y recuerda cuál es el Orden de los trabajos que el propio Venerable Maestro definió para esa Sesión.

Para abrir y cerrar ritualmente los trabajos de la Logia tiene que ser auxiliado por un conjunto de Oficiales, no pudiendo hacerlo él solo.

Ahora, voy a explicar de forma ligera porque prefiero decir que si es investido o instalado en una función u oficio y no en un cargo.
En primer lugar, porque un cargo se remite a la autoridad y a los fines …
En cuanto a lo que yo pienso, el problema no reside en la autoridad, porque es algo que hace falta, si en los “fines” …
Segundo, cuando alguien ejerce una función o oficio, sólo deberá dedicarse a las tareas específicas y nada más …
¡Y eso es lo que se espera que se cumpla!

Además cualquiera investido en un oficio, sabrá que tal ejercicio será una ocupación meramente temporal y dependiente de la voluntad de otros y no sólo exclusivamente de la suya. En ocasiones se puede llegar a pensar que los cargos son vitalicios y como tal se asumen …

Podría parecer sólo una mera cuestión lingüística y de semántica, pero me parece que se trata de una relevancia tal que no debería ser olvidada por nadie.

Por eso es que considero mi preferencia por que tal función de Logia sea un oficio.

Alguien es elegido para desempeñar la función, ejecutando las tareas que le son encomendadas y debe hacerlo con espíritu de misión y entrega y llevándolo a cabo sabiendo que así lo debe hacer.

Por su parte, si pensara que se encuentra ocupando un cargo,  alguien podría esperar algo diferente de lo que es el propósito de ese oficio y, por tanto, ejercerlo de tal manera que no fuera la más correcta.

Y si habitualmente los cargos se ostentan, las funciones se cumplen y los oficios se desempeñan …

Y es por todo ello que fácilmente se puede concluir que considero, e insisto, que el “Venerable Maestro no hace a la Logia”, sino a la inversa, es decir, “la Logia es la que hace a su Venerable Maestro”, pues éste es escogido y elegido por los demás y deben éstos, por eso mismo (!), auxiliarle en aquello que necesite para llevar a buen puerto la misión que, por todos, le fue confiada.

Habrá quien entienda lo contrario y por eso actúe de otra forma, estando yo obligado a respetarlo dentro de los límites que a ello  me obliguen tanto la Fraternidad como la tolerancia.

Pero volviendo al tema, ¿por qué afirmo que el Venerable Maestro es el obrero que, en el transcurso del ritual y en sesión de Logia, más desconocimiento tiene sobre lo que ocurre?
Por qué:

Para saber si, durante los trabajos en Logia, los Masones que se encuentran en el Templo se encuentran a cubierto de los profanos, tiene que interrogar a uno de los Oficiales de la Logia;

Para estar seguro de que las personas que están en el Templo son afiliados de la Orden, pregunta a otros Oficiales de la Logia, así como incluso, hasta para saber cuales el lugar que ocupan él y otros así como los motivos para ello, tiene que preguntar a otros para confirmar tal de hecho, no pudiendo ocupar cualquier lugar en la Logia.

Para saber cuál es el horario designado para el trabajo en Logia y el espacio temporal en que se encuentra, tiene que preguntar a otros Oficiales de la Tienda, no es suficiente con mirar su reloj.

Para conocer la identificación y la asiduidad de los obreros efectivos de la Logia, encarga este trabajo a otro Oficial de la Logia, no siendo suficiente mirar alrededor para tener la percepción de quien se encuentra en el Templo.

También es un Oficial de la Logia quien le comunica y recuerda cuál es el Orden de los trabajos que el propio Venerable Maestro definió para esa Sesión;.

Para abrir y cerrar ritualmente los trabajos de la Logia tiene que ser auxiliado por un conjunto de Oficiales, no pudiendo hacerlo él solo.

 Son otros oficiales de la tienda quienes se encargan de administrar (o auxiliar en ese sentido) en las cuestiones financieras, espirituales y fraternales de la Logia. En particular el Venerable Maestro todavía pregunta a  determinados Oficiales de la Logia si quien se encuentra en la asamblea se encuentra satisfecho por la forma de cómo se realizaron los trabajos. 
Por todo esto (y más que no expuse) arriba, es que considero que el Venerable Maestro es la persona que menos sabe acerca de lo que pasa en su “casa”.

Y es por eso mismo, que sus Oficiales y demás miembros de la Logia deben ayudarle en la ejecución tanto de los trabajos como de la dirección de la Logia. 

De aquí se puede concluir lo dicho anteriormente, y por estos mismos motivos (!), la “Logia no la hace el Venerable Maestro, sino que es la Logia quien hace al Venerable Maestro”, pues es la ella quien hace las “cosas” siendo el Venerable Maestro, al mismo tiempo, obrero e investido en la función que ejerce. Un equilibrio difícil a veces …
En definitiva, el Venerable Maestro no es alguien que trabaje en soledad

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